Capítulo 13.-«Deja vu» Olivia Rodrigo.

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No le deseaba el mal a Demian, me hacía increíblemente feliz que hubiese creado un álbum tan fantástico, pero una parte de mí estaba triste de lo terriblemente ocupado que estaría por las giras, entrevistas y premiaciones

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No le deseaba el mal a Demian, me hacía increíblemente feliz que hubiese creado un álbum tan fantástico, pero una parte de mí estaba triste de lo terriblemente ocupado que estaría por las giras, entrevistas y premiaciones. En ese tiempo pensé que era porque él y Alana eran mi único escape de mi nueva y confusa vida como esposa de Owen, y en parte era verdad, pero no sólo era eso, hablar con él, aunque sea sólo unos segundos en el pasillo de la disquera, era como respirar aire fresco del ambiente tóxico y venenoso que era mi vida en ese momento. Era agua pura y fresca que resanaba mi lengua reseca, era una brisa fría en un verano especialmente caluroso. Era vida. 

Después de la fiesta, Demian desapareció un rato, no lo sabía en ese momento, pero siempre que estrenaba un álbum completo y rompía cada récord, él desaparecía, tomaba su auto y conducía a casa de su madre para pasar un fin de semana con ella, sus hermanas y sobrinos. 

Demian amaba el éxito, aunque lo negase para hacerse el humilde, y eso hacía que le tuviese pavor al fracaso; Le aterraba fracasar en su vida profesional, que todos dejasen de amarlo, que lo considerasen poco talentoso, o pasado de moda, por eso necesitaba un tiempo alejado de todo y todos los que pudiesen dañarlo a él o su ego, y volvía recargado de seguridad para afrontar la opinión del mundo sobre su corazón y sentimientos expuestos.

Claro que en ese momento yo no era una persona demasiado cercana, así que ni siquiera se molestó en decirme en dónde estaba o con quién, o explicarme por qué se había largado algunos días, yo me preocupé un poco, tampoco diré que demasiado, pero sí lo suficiente para preguntarle a Owen, mientras los dos desayunábamos:

—¿Dónde está Demian? No lo veo desde la fiesta.

—Seguramente con su familia— respondió mientras escribía algo en su celular, pero notó algo raro en mí, pues nunca mostraba interés en nadie más que en mí misma o mi álbum, así que alzó la mirada y me cuestionó:—¿Por qué lo preguntas?

—Curiosidad, no me ha estado molestando ni diciéndome que me divorcie de ti porque estás abusando de mí— me reí y él me sonrió, estaba de buen humor, lo que era raro, pues tenía un pésimo despertar, así que aproveché su buen humor y pregunté, risueña—Por cierto..., ¿Cuand...?

ESTÁBAMOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora