Capítulo 12.-«Voulez-Vous» ABBA.

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No sé cómo no lo supe de manera inmediata en ese mismo momento, era más que obvio, pero Demian me atraía

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No sé cómo no lo supe de manera inmediata en ese mismo momento, era más que obvio, pero Demian me atraía. No me refiero a algo meramente inocente y platónico, como de amistad, o una atracción anhelante, no, él de verdad me gustaba, más allá de un deseo efímero. 

Me arrastró con diversión a la pista, para bailar y huir de Owen y sus regaños, y pensé que estaría molesto conmigo por entrometerme en su vida, pero me sonrió e hizo un gesto con su dedo índice para hacer énfasis en la música que sonaba en ese momento, «Voulez-Vous» de ABBA.

—Amo esa canción— confesó, dándome una vuelta y casi haciéndome tropezar, pero me agarró con firmeza de los hombros, para que no me cayera y... yo sentí un ligero escalofrío en esa zona, entonces me soltó y las luces rojas caían como agua sobre su cabeza y se derramaban por su cara y traje mientras bailaba de una forma terrible y cantaba con diversión, y yo me reí un poco por lo mal que bailaba para ser un cantante profesional—No sé bailar si no tengo una coreografía que seguir—se defendió y yo me carcajeé, sin saber qué decir—Me encanta tu vestido, y tu halo— señaló mi cabeza y yo asentí. 

Estaba sin palabras, no sabía qué decir, mi boca estaba seca por las luces y el baile y su traje, y su cara, además, estaba algo borracha.

—Amo tu álbum—solté de pronto, de la nada, por encima de la música y los gritos de la gente—Perdón por no decirlo antes, no hallaba una forma mejor de decírtelo, es... es una obra de arte. Te trascenderá— afirmé—Es revolucionario, en serio, es...

—Gracias— me sonrió y yo asentí—Sé que te cuesta decirme halagos, eres muy violenta conmigo—se burló y yo bufé.

—Eres muy metiche a veces y...— tragué saliva—No es sólo contigo, en general me cuesta decir halagos a quien sea, me siento tonta, como si molestara en vez de aportar, además, seguramente ya lo sabes... lo del álbum, lo grandioso que es—aclaro nerviosa—De lo contrario no lo habrías publicado.

—Lo sé, sí— asintió, dándome una vuelta—Pero aún así es gratificante escucharlo, siempre lo es. Y más de una colega como tú, Ángel, tienes buen oído y eres muy talentosa.

ESTÁBAMOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora