Capítulo 51

104 7 12
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Because I could not stop for Death—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Because I could not stop for Death—

He Kindly stopped for me—

The Carriage held but just Ourselves—

And Immortality."

-Emily Dickinson.

Desperté tres horas después, confundida, sedada, y con la pierna vendada. Noah a los pies de mi cama, con las manos sobre la cara, flores por toda la habitación. La televisión apagada.

No sé cómo explicar lo que significó despertar y saber que lo que había pasado no había sido un sueño. 

Miré a mi alrededor, rezando porque estuviese soñando, toqué mi cara, mis manos, mi vientre, noté que tenía un catéter, me dolía la cabeza y la pierna, y el calor y extrañeza de la cama de hospital me mareó, el olor, todo era desconocido y nuevo, no parecía ser real.

No fue real, ¿Verdad?

No lo fue, porque Demian no puede estar muerto, seguramente está recuperándose en otra habitación, porque lo revivieron y lo salvaron en cuanto se lo llevaron a aquel quirófano, y tengo que estar bien por él, tengo que pensar en lo que pasará después, en lo que el mundo dirá de nosotros, en cómo nos afectará esto a él y a mí, en cómo quizá yo no vuelva a caminar correctamente, o él no pueda reír sin sentir dolor o pierda su magia después de aquella tragedia, no lo sé. No lo sé. No lo sé.

Inhalé profundo, pensando, ansiosa, ¿Dónde estaba él?, ¿Cómo estaba? Tengo que verlo, tengo que decirle que por favor no vuelva a asustarme de esa forma, porque dolió. Y muchas madres me juzgarían, pero no pregunté por mi bebé, sólo pregunté por Demian.

—Demian, ¿Cómo está?—mi voz sonaba rasposa de tanto gritar.

Noah se sorprendió un poco de que estuviese despierta, no supo que decir, tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Parecía triste.

—Demian..., bueno, no pudo lograrlo, Gigi, le dispararon en el pecho, dos veces. Hicieron todo lo posible, pero...

Un corazón roto nunca podrá compararse a esa devastación que ocurrió dentro de mí ante aquella noticia, porque no sólo se rompió mi corazón, sino mi alma y mi vida.

ESTÁBAMOS CONDENADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora