Eres mío ¿ok?

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Maldito mocoso que lo hace temblar, maldito, maldito, maldito.

Jin apenas pudo esperar a su horario de salida, sin ser capaz de recobrar la serenidad, obligándose a ser profesional y continuar con el trabajo, aún cuando su cuerpo pedía a gritos otro orgasmo y que esas manos gruesas y morenas le tocaran otra vez. Conteniéndose a no echar llave a la oficina y darse placer a si mismo pues, prefiere esperar a volver a ver Namjoon, ya que además, se siente afortunado con la oportunidad de dejarse someter por él.

Precioso y rudo chico que le vuelve loco, verdad de Dios.

Lo espera atento, habiendo ordenado que les preparen la mejor cena, y abriendo una botella de vino Château Lafite Rothschild simplemente porque la ocasión lo amerita y gastaría toda su fortuna por darle lo mejor para recompensar que le satisface tanto a tan solo poco tiempo de conocerse.

Namjoon incluso se está esforzando en no renegar de todas esas atenciones, dejándose mimar como un rey, y tomando tres copas de vino antes de llevarlo a la habitación y terminar lo que en la oficina tanto les encendió. Siempre tan dominante, y orgulloso, tomándole duro del cabello, y susurrando cosas sucias a su oído mientras le humilla de la manera más placentera, teniéndolo temblando como un puto adolecente que ha perdido el rumbo de sus pensamientos.

El mayor incluso olvida las leyes y fragmentos de cordura cuando lo tiene cerca, guardando bien a fondo en su memoria las preocupaciones y todo lo que le agobia pues Namjoon moviéndose con dureza contra él es la sensación más exquisita que ha sentido nunca, y le importa una mierda los años que se llevan o las diferencias entre ambos si es el único que le trata como desea, y además parece poner un esfuerzo en complacerlo.

—Ponte de rodillas, hyung..—le tiemblan las piernas, sin embargo obedece, no pesando ni un momento en que se está entregando a un mocoso tres años menor que él, porque le fascina como se siente.

Lo ve caminar, aún en pantalones jeans por la habitación mientras lo observa desnudo, con las rodillas sobre el piso, aguardando una reacción, la cual no tarda en llegar porque Namjoon pronto se saca el cinturón de cuerillo, haciendo que su corazón se apriete pues quizá siente lo que hará con él. Y no se equivoca porque lo ve acecharlo, con los ojos fijos en su cuerpo, analizando su respingón trasero como si fuese lo más espectacular del universo, mientras también él mismo se encuentra tenso, en espera de lo próximo que pueda pasar. Sin embargo no avanza hasta saber que tiene su consentimiento, sabiendo como y cuando actuar para no arruinar lo que entre ambos se empieza a dar.

—Quiero que me digas si me estoy pasando, o si ya no quieres continuar, ¿De acuerdo, Jin?.

El mayor se derrite con esa gruesa voz y no duda en asentir, con la respiración acelerada y las emociones a mil ya que se siente tan sometido, y tan a su merced que son estos momentos en donde la confianza entre ambos hace fuerte ahínco en su relación pues de no existir no pudieran avanzar como lo hacen.

Y su sumisión hace sonreír al menor quien simplemente continúa dando vueltas por la habitación, antes de, cuando menos se lo espera, dejar caer el cinturón sobre sus grandes nalgas, haciendo que se sobresalte ante el dolor, sin embargo disfrute las sensaciones que este le provoca, sintiendo el cosquilleo subiendo por su abdomen hasta parar en sus pezones, e intercalar bajo, a su entrepierna.

—¿Todo bien, amor?—lo escucha llamarlo, y es que se siente tan exquisito que ha cerrado los ojos, no obstante se obliga a abrirlos, llevándose el placer de verlo frente a él, desnudo de la cintura para arriba, aún con el cinturón en la mano y el cabello despeinado.

Siendo la imagen demasiado peligrosa como para un tonto mortal que estudió leyes en vez de ser un sirviente para él. Logra asentir, aún en silencio, deseando acercarse a besar su pecho, sin embargo se conforma con que Namjoon le acaricie el cabello, recompensando las reacciones hacia su juego, uno que sinceramente no había esperado, pero por el que no se ha quejado ya que no le ha hecho daño. Y tiene que contenerse a no gritar de placer todavía cuando siente las caricias ahora en su pecho, jugando con sus duros pezones que se alzan erectos hacia su contacto.

—Ahora escúchame hyung—abre los ojitos de nuevo para él, dándole su atención, para que continúe.—Quiero que te toques cuando vuelva a hacerlo, pero que no te levantes, ¿si mi amor?.

Si se lo pide así, como va negarse.

Asiente atontado y apenas puede hablar.—Lo ha-ré, Nam..—en un susurro bajito, lleno de placer y ansias de lo que promete, siendo una vez más recompensado con una caricia en su cabello por parte del menor quien, sonríe para él antes de apartarse y dar vueltas alrededor de su cuerpo.

Llenado el aura en esa habitación; de una misteriosa sensación de delicioso ahogo dónde esperar el siguiente golpe es prioridad. Además ahora que tiene permiso su mano tiembla, ansioso por tocarse, por lo que, cuando de nuevo el cinturón cae sobre su piel; se siente libre de acariciar su erección, disfrutando los choques del dolor, y el ardor que envía escalofríos a su cuerpo, junto a chispitas de electricidad que: le provocan convulsiones extraordinarias mientras su mano se mueve de arriba a abajo en su hombría que ya gotea derramando poco a poco un jugo pre seminal digno de tal situación.

El momento es tan increíble que, Namjoon se queda idiotizado ante la imagen pues no solo sabe que ha provocado sensaciones exquisitas en el mayor, sino también porque se ve precioso de rodillas, con su culo redondo hacia él, y su espalda ligeramente encorvada haciendo que su figura resalte como un maldito Dios.

Entonces deja caer con fuerza otro golpe en su nalga derecha, aprovechando que Jin no lo espera, haciéndolo gemir una vez más, y se deleita de ver cómo aumenta el  ritmo de su mano sobre la gruesa erección de la que es preso, y como ha echado la cabeza hacia adelante, jadeando en voz alta. Porque maldita sea, es increíble, y el color rojizo en sus dotadas nalgas ahora maltratadas de tanto golpe solo hacen que se vea más irreal, con su traslúcida piel mostrándose escandalosa, casi escarlata.

No soporta más y camina hacia él hasta tenerlo de frente, poniéndose a su altura para levantar con delicadeza su mentón y notar agradecido como sus bonitos ojos están cristalizados por lágrimas de placer que, pronto resbalan por sus mejillas de porcelana, y sus labios están rojizos a causa de que los ha mordido en su desesperación.

Es lo más perfecto que sus putos ojos han visto.

—Eres tan bonito, hyung—le dice encantado, totalmente embrutecido por tenerlo así, observándolo sonreír, mientras aún se da placer, sin importarle una mierda que le pueda hacer pues parece confiar demasiado en él, y al contrario, espera más, así que se lo piensa dar.—Inclina tu precioso culo, amor.

Rápidamente se pone en pie, tomando una almohada de la cama para ponerla bajo su cuerpo, haciendo que quede inclinado, aún en el piso y de rodillas para él, todo sin dejarse de tocar, sosteniendo sus codos a la almohada mientras Namjoon se esconde trae él y prueba su precioso culo con la lengua, admirando el color rojizo de sus nalgas a causa de los azotes, y dando obscenos masajes a su piel para que el placer perdure y nada le duela porque esa no es la intención.

Seokjin simplemente recibe placer esa noche mientras la lengua y los dedos del más chico hacen maravillas en su agujero, sumándole caricias a sus adoloridas nalgas que le hacen gemir por la sensibilidad que le provoca, hasta acabar por fin casi veinte minutos después, siendo tomado del cabello antes, y penetrado con fuerza cuando Namjoon se ha puesto el condón y se lo folla un par de minutos ambos de rodillas en ese piso que ve nacer su noche de pasión

Los golpes dentro de su culo siendo violentos, enviando olas de placer en su interior que junto a la mano que ahora lo masturba hacen que el mayor se vea perdido, y grite fuerte cuando las tiras de semen abandonan su miembro que late caliente ante tal liberación, sin embargo lo que más disfruta es como Namjoon le sostiene desde atrás mientras penetra su cavidad, y como lo ha tomado del cabello tirando fuerte mientras da los últimos empujones en su interior, corriéndose dentro del condón mientras aún aferra su cuerpo recobrando la cordura, lo cual los deja satisfechos cuando ha terminado el momento.

—Eres solo mío ¿ok?. No se te olvide. No te atrevas a mirar a nadie mas—lo escucha susurrar, apenas con el suficiente aliento como para hablar, lo cual le hace sonreír ya que, está idiota si piensa que pondría sus ojos en otro hombre si solo él le hace sentir bien.

Se ríe bajito, echando la cabeza hacia atrás, recostándose sobre su hombro antes de hablar.

—Lo has hecho tan bien que no podría, pequeño Nam..

No lo puede dudar.

***

¡NO OLVIDES VOTAR!.

Johanna, viste que si te hice maratón.

Stream My Universe, hermanas.

Inefable.© [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora