Mi travieso rubio

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Sus ojos azul cielo hacen que me pierda en sensaciones inexplicables y al mismo tiempo excitantes cuando realizan un gran escrutinio sobre mi persona, me ve detenidamente el rostro, después su mirada baja a mis pechos. Disfruto cada instante que estoy con mi hombre, se que terminaremos desnudos haciendo el amor, pero me gusta deleitarme con todas las formas de prodigarnos nuestros sentimientos, sus dedos tocan mis manos de manera casi imperceptible provocando que una energía eléctrica recorra mi cuello, bajando por mi espina dorsal, para después percibir como el calor del deseo crece en mi intimidad, para finalizar por mis extremidades inferiores provocando cierto temblor en mis piernas, no puedo apartar los ojos de su hermosa sonrisa, tenerlo tan cerca me abruma, solo sé que le sonrió tontamente, sin poder resistirme mis manos toman vida propia para soltarse de su suave agarré y, tomarlo de la cabellera acercándolo a mi boca y poder saciarme de su dulce sabor, sus manos se pasean por mi cuerpo haciéndome suspirar, me siento desfallecer cuando acerca más su cuerpo al mío y puedo sentir sus ganas con su miembro endurecido buscando la entrada a su felicidad. Las manos de Albert me estimulan acariciando mis piernas, para luego masajear mis nalgas, después de liberar mis pechos su boca se ocupó en darle placer a mis pezones mientras que la mía pronunciaba su nombre como si no existiera otra palabra seguida de un ¡te amo!. Le quité la camisa para sentir su piel juntó a mis senos, es una vista erótica su piel bronceada junto a mi piel pálida, luego de semejante imagen candente opte por conocer mejor su anatomía, por eso decidí husmear por debajo de sus pantalones para encontrarme con su falo duro, grande, suave y tibio, estoy complacida de escucharlo gruñir, me siento una mujer sexi, hermosa y decidida al ver su mandíbula tensada mientras intenta recuperar el aliento, cuando logra calmarse un poco me quitó la ropa, sus manos se pasean por mis costillas llegando hasta mi entrada, sus dedos juguetean con mis labios íntimos haciendo que mi vagina palpite ansiosa, lista para recibir su complementó, rodeé instintivamente su cintura, al tener su pene en mi vulva no pude evitar gritar de placer, Albert me vuelve loca, se introduce despacio en mi interior provocando que las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se alteren y que con unas cuantas embestidas empiece a convulsionar, mi corazón se quiere salir del pecho, pero mi príncipe es incansable, no se como le hace pero la segunda vez que me llevo al cielo fue más placentero, pensé que ya era todo dejándome desplomar sobre su cuerpo pero estaba equivocada, él seguía entusiasta, con energía haciendo su faena y vino el tercer cielo seguido del cuarto que me supo a gloria, estoy tan satisfecha que creo que está cara de felicidad lo dice todo. Terminamos tendidos y rendidos en la alfombra de la sala, descansando al mismo tiempo que tomábamos una pequeña siesta reparadora con nuestros cuerpos enredados.

Después de un rato me desperté, sonreí admirando el rostro bello de mi príncipe, parece un ángel. Sin ganas me separé de él, me puse su camisa para tener su olor cerca de mí, le puse una manta para que no tuviera frío y me puse a ser la cena. Justo cuando iba a buscar a mi rubio él hizo su aparición en la cocina con solo los pantalones de su pijama mostrándome su perfecto cuerpo, intento apaciguar mi deseo por él obligándome a mirar hacia otro lado mientras le digo —ya está la cena...

Su mirada la siento sobre mi provocándome cierto rubor en mis mejillas mientras que el sonríe y dice —que bien tengo mucha hambre

Con las manos temblorosas tomo un plato y sirvo una pieza de pollo a la plancha con ensalada de manzana para depositarlo en el comedor, pero al dirigirme a la mesa fui interceptada por Albert que me cerró el paso con su cuerpo alto y fornido, con mi respiración entrecortada le dije — aquí está la...

No me dejó terminar la frase para quitarme el plato y depositarlo en la pequeña mesa de la cocina, se acomodó en una silla y dijo —¿podemos comer aquí?

—si... Donde tú gustes — fui por un vaso, al tomarlo del estante tuve que pararme de puntitas provocando que la camisa de Albert se me subiera mostrando el inicio de mis nalgas, al voltear para tomar la jarra y servirle la limonada me di cuenta de que el me estaba viendo, quiso disimular pero yo alcé las cejas y dije —acaso me estabas viendo...

El contestó con una sonrisa traviesa —¡nooo¡

Me acerque a él lo miré directo a los ojos y mencioné —seguro

Un poco pensativo, me tomó de la cintura, después me acomodo a horcajadas en sus piernas, sus ojos estaban puestos en mis pechos y dijo —solo un poquito... Es que eres irresistible

Sintiendo que me invade el deseo y su entrepierna que no ayudaba mucho para que yo esté tranquila si no todo lo contrario, su falo duro en mi entrada solo me recuerda lo excelente amante que es mi rubio y dije —come o se enfriara la comida

Él puso su rostro en mis pechos aspirando mi olor mientras que sus manos me sostenían el trasero, después contesto —tengo las manos ocupadas

—por supuesto... Ya me di cuenta — tome un copo de ensalada con mis manos y se lo ofrecí, de forma alegre Albert aceptó la comida. Tardamos mucho tiempo comiendo de esta forma, en ocasiones yo le daba de comer, a veces era él quien me daba la comida en la boca, cuando me caía alguna migaja en los pechos mi amor me limpiaba con su lengua provocando jadeos en mí. Cabe mencionar que no terminamos de comer lo que preparé, por que mi travieso rubio me despojó de su camisa dejándome expuesta ante su mirada que me ve con deseó, sus ojos me recorren descaradamente por mi cuerpo desnudo, yo lo besó con desesperó para después buscar su mástil, lo acarició con vehemencia escuchando los gruñidos de mi hombre y sin más lo ayudo a encontrar el camino hacia la felicidad, cuando por fin lo tengo dentro de mí siento como se contraen mis músculos, con gran entusiasmo lo empiezo a cabalgar, en está posición siento más dominio sobre mi cuerpo y sobre Albert, llega a zonas que no sabía que existían, siento el placer en diferentes puntos de mi ser, empiezo a ver fuegos artificiales, al terminar está primer oleada de satisfacción descanso unos minutos para continuar con mi cabalgata, los movimientos los hago cada vez más fuertes y rápidos llegando por segunda vez al bendito orgasmo, puedo ver como mi príncipe disfruta de mi entrega total, donde fundimos alma y cuerpo en un mismo acto. Albert despeja la mesa para después cargarme y depositarme en el mueble mientras que él está entre mis piernas , delicadamente me toma los pies, para después besarme los tobillos y finalmente depositar mis piernas en sus hombros y empezar con las embestidas, siento como entra y sale mientras es abrazado por mi vagina húmeda, me siento morir de tanto gozo al ver como Albert se concentra en darme placer, es tan varonil con sus ojos oscurecidos por el deseo, su cabello despeinado le da una apariencia de chico malo y se que es por mí que tiene la piel húmeda de sudor, llegamos los dos juntos al clímax. Después como todo caballero me tomo en sus brazos para llevarme a nuestro lecho y dormir los dos muy juntitos.

 Después como todo caballero me tomo en sus brazos para llevarme a nuestro lecho y dormir los dos muy juntitos

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Continuará...

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