Soy él culpable de su sufrimiento

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Después de trabajar tanto para que las empresas se renovarán y no perecieran por su administración obsoleta he decidido emprender mi marcha a la felicidad.

Llegué a Chicago a altas horas de la noche, está vez no cometeré el error de dirigirme a la residencia Andrew por más que me lo haya ordenado la reina de Francia. Viaje tanto solo para estar junto a mi princesa.

Cuando llegue a casa me di cuenta de que estaba en penumbras y en silencio, deje la maleta en el piso de la sala, me quité el saco dejándolo sobre el sofá, al subir los escalones me despoje de la corbata. Al estar frente a la puerta de la habitación de Candy estaba tentado a entrar pero desistí de la idea para no importunarla y me fui directo a mi cuarto, al abrir la puerta de mi alcoba me llegó el aroma de mi amada haciéndome sonreír ampliamente dejándome encandilado. La pude ver, ahí estaba tan bella acostada sobre mi cama, tan plácida como lo es ella, no debí pero tenía casi un año de no sentir su piel que sucumbí ante sus encantos. La despoje de la sábana que cubría su adorable cuerpo y trague en seco al darme cuenta de que solo traía puesto una camisa mía que dejaba al descubierto sus hermosas piernas, después de que le quité la ropa me desprendí de los zapatos para por fin sentir su calor, mi rubia está somnolienta pero su cuerpo reacciona a mis caricias y pronuncia mi nombre seguida de un te amo. Cuando los dos estábamos completamente desnudos me hundí en ella sintiendo como los músculos de mi cuerpo se tensan de tanto placer que me da mi princesa, no sé como pude sobrevivir sin ella tanto tiempo. Al terminar la entrega dormimos abrasados.

A la mañana siguiente desperté temprano como ya es mi costumbre, me levanté de la cama con cuidado de no despertarla, luego salí un momento al patio trasero para respirar aire fresco, fue en ese momento que me di cuenta de las flores que habían en ese lugar, corté una color rosa y fui a ponérselo a mi amada en su cabellera dorada, mi Candy es tan perfecta, soy afortunado de tenerla en mi vida. Después de admirar su belleza decidí prepararme un café.

Al siguiente día le entregué un regalo que le compré en Inglaterra, ella lo abrió y me dijo feliz —que hermoso...me lo voy a poner de inmediato

Parecía un sol deslumbrante con ese vestido amarillo, la falda era larga y estaba adornada por olanes de gasa, en la parte de arriba tenía un escote en forma de corazón con unas mangas pequeñas que colgaban de sus hombros. Cuando estábamos los dos listos le dije — nos vamos mi bella dama

Con una gran sonrisa se abalanzó sobre mí para abrazarme con efusividad y me contestó —¡si! Aunque estoy un poco preocupada por la tía Elroy... No quiero que se enojé por hacer la fiesta en la mansión Andrew

—no se va a enojar

—¿por qué estás tan seguro? Sabes que no soy de su agrado

—por que no está en la ciudad

—¡oh! Enserio... ¿y dónde se encuentra?

—fue a visitar a los padres de Archie... Me comentó que iba a quedarse con ellos una temporada

—me gustaría que nos lleváramos bien... Es tu familia y a pesar de todo ella a contribuido a que te convirtieras en el gran hombre que eres ahora

—todo a su tiempo mi bella Candy

—si mi amor... Todo a su tiempo

Tenerla entre mis brazos provocó que buscará sus labios para besarla por largo rato.

En la celebración del cumpleaños de Candy, procuraba abrazarla en todo momento como marcando mi territorio frente a esos angelitos del hogar de Pony por no decir monstruitos salvajes secuestradores de prometidas, sí que eran sutiles y letales a la hora de ejecutar su cometido de despojarme de mi musa. Los puedo ver sonriendo frente a mí amada tratando de acaparar toda su atención cuando tan solo hace unos momentos tenía a mi rubia revoloteando cuan bella mariposa que es alrededor mío, preguntándome sobre cualquier tontería, diciendo lo feliz que es, lo mucho que le gustan mis ojos incluso cuando estaba segura de que nadie nos veía me daba bocadillos en la boca. Claro soy un posesivo exagerado cuando se trata de mi amor por que la verdad es que a pesar de tener a tanta gente a su alrededor pidiendo a gritos su completa atención ella está al pendiente de mí, ella me busca con la mirada para regalarme su preciosa sonrisa.

Y si, te digo que siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora