Borracha de amor

213 25 10
                                    



Recuerdo que cuando todos los presentes empezaron a cantarme feliz cumpleaños aparecieron de la nada los mismos músicos callejeros de mi cumpleaños, después pedí mi deseo con los ojos cerrados; que Albert y yo seamos novios formales. Apagué las velas del pastel. Todos disfrutamos del delicioso postre, mientras que los músicos seguían tocando música alegre que me incitaba a bailar

Estoy tan contenta sinceramente me sorprende como mi situación cambió porque en la mañana estaba triste por la frialdad de Albert pero en estos momentos él ha vuelto a ser el mismo, es tan detallista que me ha obsequiado una flor que el mismo depósito sobre mi cabellera rubia

Bailamos pegaditos mientras acomodaba mi cabeza en su pecho, es una locura pero puedo escuchar los latidos de su corazón y son tan fuertes como los míos.

No puedo con esta sonrisa que tengo de oreja a oreja por haberle robado a Albert un beso. Paty se dio cuenta de mi situación y aprovechando que estábamos solas me comentó

— se ve que te hace feliz el señor Albert

Con la cara roja le contesté —tanto se me nota la alegría

—si

—entonces debo de tener más cuidado

—¿cuidado para qué?

—para ser más prudente

—crees que puedas

—¡no!... Jajaja Soy tan obvia, pero lo intentaré

—no lo hagas Candy, sabes yo me arrepiento de ser tan prudente

—Paty, pero qué cosas dices tú eres toda una dama

—antes de ser una dama soy un ser humano que quiere ser feliz y no puede

—ya verás que el tiempo va a curar las heridas

—Supongo que sí... sabes yo amo a Stear y si hubiera sabido que él no iba a regresar de la guerra yo habría aprovechado con mayor conciencia cada minuto, cada segundo que la vida me regalaba para disfrutarlo y estoy segura que hubiese sido más atrevida, no me malinterpretes pero me habría esforzado por pasar más tiempo con él y no dejar que mis prejuicios gobernarán demasiado mis conductas— lo último lo dijo con la voz quebrada y con lágrimas que secó de inmediato.

—pero Paty tú eres así tranquila, si fueras de manera diferente no serias tú

—cierto soy tranquila, pero después de vivir esta experiencia estoy segura que hubiera sido yo quién le habría robado unos besos a Stear

—comprendo lo que dices...pero ya pasó. Sabes te veo más delgada que antes, tienes que esforzarte por salir adelante, tienes a mucha gente a tu alrededor que se preocupa por ti

—sí tienes razón pero a veces el dolor es insoportable

—hmmm...para no pensar en tristezas podrías trabajar...¿crees qué es mala idea?

—¿trabajar?, nunca he trabajado, no sé en qué podría ocuparme... Jajaja soy una inútil Candy

—jajaja cierto, que te parece si vas a la clínica feliz y nos ayudas con los enfermos

—me parece que es muy buena idea, tú crees que el doctor me acepte

—sí, aunque él estará preocupado por pagarte y la verdad que no tiene los recursos para hacerlo

—eso es lo de menos, mi familia tiene el suficiente dinero para mantenerme y darme una vida con ciertos lujos

—se lo voy a explicar al doctor y estoy segura que te aceptará con alegría

Y si, te digo que siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora