Mi cumpleaños

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En está noche tranquila, la luz plateada de la luna traspasa la gran ventana de la habitación de Albert. Mi respiración es tranquila mientras estoy acostada en la cama lista para dormir, mis párpados cada vez pesan más.

Estoy a punto de sucumbir al sueño, pero escuchó como la puerta se abre lentamente, al instante la alcoba se impregna del aroma de mi hombre, escuchó como se aproxima hacia mí, se que me observa en la penumbra de la habitación, siento como me despoja de la sábana para quedar a su entera disposición mientras que mi corazón empieza a latir con mayor frecuencia. Sus dedos recorren con dulzura mis tobillos hasta llegar a mis hombros, lo escuchó suspirar. Él me quitó la ropa con mucho cuidado después se posicionó arriba de mí para decirme en un susurro mientras respiraba sobre mi cuello:

—me gusta que utilices mis camisas de pijama... hacen lucir tus preciosas piernas

Al abrir los ojos tenía frente a mí su hermoso rostro, podía ver su mirada dulce y al mismo tiempo penetrante, lo abracé con todas mis fuerzas mientras le decía —es para hacer soportable el dolor que me da no tenerte junto a mí

Su mirada se volvió melancólica, para después acariciar mis mejillas y darme un beso con el que me entregaba su vida entera. Le empecé a quitar la camisa para tener acceso a su piel suave, sus manos me acariciaban el alma haciendo vibrar cada átomo de mi cuerpo, en nuestra entrega apasionada no existe nada más que dos almas gemelas predestinados a estar juntos a pesar de todos los obstáculos.

Al amanecer me encontraba sola en la habitación con los ojos llorosos por que Albert no esta conmigo, en el intento por acomodar mi cabello alborotado encontré una flor silvestre de color rosa entre mi pelo enredado, al tener la flor en la palma de mi mano estaba realmente confundida, después me fijé por debajo de las sábanas ¡estaba desnuda! Y pensaba "no puede ser, acaso Albert está aquí". Segundos después me llegó el aroma a café, fue en ese instante en el que se me disiparon las dudas y me levanté de la cama con rapidez, me puse la camisa como pude y me dispuse a correr por el pasillo con los pies descalzos sintiendo el frío del piso de madera con cada paso que daba, el camino lo sentía tan largo a pesar de solo pasar unos segundos, bajé las escaleras a trompicones con los nervios de punta y el corazón desbocado, cuando por fin estaba en la cocina lo pude ver, mis lágrimas corrían de felicidad por tener al amor de mi vida conmigo, se ve tan guapo sin camisa, solo trae el pantalón, a pesar de estar más delgado Albert es muy guapo, cuando gira su rostro hacia mí él me regala una bella sonrisa, se que me está esperando y corro para estar entre sus brazos, nos apretujamos con fuerza y le digo con emoción:

—Albert... Mi amor, por fin estás aquí

—Candy linda, estoy donde pertenezco

—¿pero qué haces?... Tú debes estar cansado por el viaje. Déjame prepararte el desayuno

—no es necesario, solo puse café...

—claro... pero yo quiero consentirte

—no es necesario... Ya está listo

Esa mañana Albert y yo tomamos café con pan dulce

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Esa mañana Albert y yo tomamos café con pan dulce. Todo el día nos la pasamos encerrados en la casa, mi rubio se la paso durmiendo la mayor parte del día, yo intentaba no molestarlo pero no podía, quería estar todo el tiempo con él, fue por eso que mientras Albert intentaba dormir yo le acariciaba su pelo rubio, le llenaba de besos la cara y le hacía muchas preguntas para poder escuchar su melodiosa voz. Suspiro y me preguntó ¿ cómo le hace mi rubio para tener tanta paciencia conmigo? Por que en verdad que yo puedo ser un poco estresante cuando me lo propongo, aunque en esta ocasión no lo hago a propósito solo que no puedo evitar estar cerca de él y lo hostigo cuando le hago miles de preguntas. Yo le estaba hablando al mismo tiempo que lo veía retorcerse sobre la cama, después me busca con sus manos para tumbarme a su lado y me beso por largo rato, creo que es una buena estrategia para mantenerme callada, luego de mucho tiempo Albert se quedó profundamente dormido y ya no lo pude despertar por más que le hablaba.

A medio día prepare la comida, macarrones con queso, ensalada de verduras con jamón, milanesa de pollo a la plancha, de tomar limonada y de postre pay de manzana, Albert elogió todo lo que le había preparado y comió doble porción. Me siento tan orgullosa de mi misma por haber mejorado en la cocina y estoy feliz de ver que el hombre que amo se está alimentando bien, mientras esté conmigo voy a cuidar su salud para tenerlo fuerte.

Al día siguiente fuimos a la residencia Andrew, cuando llegamos todavía no estaba la señorita Pony ni los niños. La decoración era sencilla pero bonita y lujosa, la comida era vasta y apetitosa, y el pastel era enorme capaz de saciar a los niños tragones del orfanato. El que si estaba era Archie, me dio tanto gusto verlo en mi cumpleaños y lo saludé con efusividad, lo quiero tanto, es mi gran amigo más que eso, Archie es como mi hermano, él es familia.

A media mañana llegaron los habitantes de la casa Pony, los niños estaban fascinados por la enorme casa y por los patios extensos, en su inocencia se pusieron a comer las golosinas y a jugar mientras que las señoritas maestras descansaban de tanto trabajo. Me sentía dichosa por estar con la gente que apreció.

Más tarde llegó Annie, Paty y hasta el doctor Martín, más gente más diversión.

Todo marchaba excelente hasta que vi a Albert acercarse a mí con rostro preocupado.

Continuará...

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