El tiempo pasa rápido y hoy por fin llegó carta de mi linda Candy que dice:
Señor William Albert Andrew
A menos que sea: (¿Mi pequeño Bert?)
En cuanto a mí, como cada día, terminé mi jornada en la clínica feliz, hace unos momentos acosté a los niños.
Mi pequeño Bert... Muy bonito, ese diminutivo de Albert, gracias por habérmelo confiado ¡Solo su hermana Rosemary!, La madre de Antony, lo llamaba así. Pero usted me autorizó a llamarlo de esa manera...
Sin embargo, hoy quiero dirigirme a usted de una forma más cortes, menos familiar.
Sus apariciones improvisadas son decididamente muy malas para el corazón, pero no es sino cuestión de entrenamiento. Con la costumbre, mi corazón tal vez se reforzará.
El tiempo que pasa es cruel. Cruel y bueno.
¿Cómo evolucionará el mundo? No lo sé. Pero yo creo, tengo la certitud de que los buenos recuerdos se mantienen presentes en nuestro corazón.
Y es gracias a ellos que podemos sobrellevar todos los malos momentos.
Yo agradezco infinitamente a mis padres el haberme abandonado delante de la mansión Pony, pues fue gracias a eso que yo lo encontré señor Albert.
Soy yo la que nunca podré agradecerle lo suficiente, usted sabe.
¿Mi felicidad? Mi felicidad es ahora.
Esta noche tampoco podré dormir.
¡Pero tú, mi pequeño Bert, ten dulces sueños!
Con amor y gratitud
Candy
Después de leer la carta me metí a la cama con una gran sonrisa por que mi princesa me decía pequeño a pesar de que yo ya soy grande y porque me gusta mucho que me llame Bert.
Hoy como todas las tardes, ya entrada la noche camino descalzo a orillas del mar. El paisaje es magnífico pero no puedo evitar sentirme melancólico, hay tanta paz en el ambiente más sin embargo siento el corazón oprimido, me siento ansioso como si estuviera a punto de pasar una desgracia. De pronto a lo lejos veo la silueta de una mujer bella haciendo que olvide mi malestar, al acercarme más a ella sonrío ampliamente sintiendo como la felicidad se adueña de mi ser haciendo que mi pecho lata con mayor intensidad. Se ve tan hermosa cuando el viento revuelve sus cabellos dorados, los primeros rayos de la luna la hacen ver cómo un ser celestial. Mi amada me sonríe y empieza a correr hacia mi extendiendo sus brazos para poder alcanzarme y yo hago lo mismo. El último tramo para estar con ella es el más difícil, los centímetros se vuelven un largo camino y los segundos se convierten en una eternidad, ella me grita "te amo" pero yo escucho su voz lejana casi imperceptible, mis piernas me fallan, no me funcionan como de costumbre, el aire me falta pero no me rindo y sigo avanzando, extiendo mi mano para alcanzarla, cuando estoy a punto de sucumbir ante mi sueño anhelado puedo sentir las puntas de sus dedos con los míos. Al estar juntos la abrazo por la cintura pegandola a mi cuerpo, después deposito mis manos en sus suaves mejillas sin que pueda apartar mi vista de sus ojos brujos, sonrío como bobo mientras que ella atrapa mis labios para besarme despacio provocando que yo pierda la noción del tiempo y del espacio. El beso tierno se intensificó convirtiéndose en uno hambriento y lleno de pasión, mis manos se vuelven curiosas y sin poderlo evitar buscan los pechos de mi linda pecosa, al encontrarlos me estremezco al poder sentir lo perfecto que son al mismo tiempo que escucho los suspiros de mi bella dama. Ella me desabrocha la camisa para luego quitármela y dejarla caer en la arena al descuido, me obligó a tranquilizarme para después decirle — mi amor no sigas que no podré controlarme
Candy sonríe mordiéndose en labio inferior provocando en mí unas inmensas ganas de arrancarle la ropa con los dientes y dice descaradamente —no quiero que te controles
—pero estamos en la playa... Alguien podría vernos... ¿Además qué haces aquí?
—vine a buscar lo que me pertenece... William Albert Andrew eres mi sueño hecho realidad, eres lo único que necesito para ser feliz. Se cometen locuras por amor, ¡cierto! — luego pego su cuerpo junto al mío, me vió directo a los ojos mientras que su mano se paseaba en mi entre pierna para estimularme y lo consiguió al mismo tiempo que me decía —la playa está sola... Esta noche gocemos de nuestro amor, seamos libres juntos, amándonos
Efectivamente era ya de noche, la playa estaba desierta, solo estaba la suave arena, la inmensidad del mar, la luna y las estrellas en el firmamento, y dos almas que se amaban. Sin pensarlo demasiado la tumbe en el suelo y empecé a adorar su cuerpo mientras que las olas nos cubrían hasta la cintura, me tomé mi tiempo para quitarle ese ligero vestido blanco, ella hizo lo mismo conmigo, no había necesidad de apresurar las cosas por que teníamos toda una vida para estar juntos. Al entrar en ella encontré el cielo que me hace tocar la gloria en vida, beso su boca ahogando nuestros gemidos, acaricio con ímpetu sus piernas haciendo estremecerla en mis brazos. Cuando estaba a punto de terminar ella interrumpió nuestra entrega para posicionarse arriba de mí. Se ve espectacular cabalgandome como toda una amazona mientras que yo le masajeo los pechos, podía ver su rostro sudado y de fondo el cielo estrellado, al estar junto a ella todo era maravilloso, sin poder aguantar más termine dentro de ella, cerré los ojos un instante, antes de abrirlos pude percibir que el aroma cambio levemente de rosas frescas a manzana y canela, mis manos sentían una piel suave, fría y desconocida, al percatarme de que no se trataba de la piel de mi amada me detuve, cuando por fin abrí los ojos pude ver una cabellera dorada y risada, cualquier persona lo confundiría con la melena de Candy pero yo no, estos risos les falta brillo, al darme cuenta de que esto estaba mal sentí un fuerte golpe en el pecho, el paisaje mágico del cielo estrellado y la playa fue sustituida por una habitación con cortinas rojas de encaje haciéndome sentir que estaba en un burdel, no quería mirarla a la cara pues sabía quien era la que estaba arriba de mí, pero era inevitable ocultar lo sucedido, nada más verla sentí náuseas, y exclamé con irá —¡¿pero qué carajos es esto?!
Mi repudio era tan grande que deseaba pararme y quitármela de encima pero no pude, mi cuerpo no reaccionaba, después me percaté de que tenía el cuerpo encadenado. Me odié a mi mismo por sucumbir al deseo, quería gritar el nombre de Candy para que me salvará, quería su perdón , quería redimirme, pero me abstenia por que era indignó de pronunciar siquiera su noble nombre, después de esta vil traición no tenía derecho ni siquiera a su recuerdo, como pude perderlo todo por tan poca cosa. Estaba lamentándome mientras veía a Charlotte con rencor y desprecio, pero a ella no le importaba en lo más mínimo mi sentir, ella gozaba con mi sufrimiento, sonreía con suficiencia burlándose de mí, se sabía vencedora, había conseguido lo que quería, satisfacer sus más bajos instintos, utilizandome como si yo fuera un objeto. En vez de escuchar la dulce voz de la mujer que amo escuché la voz cantarina de la francesa que decía como si fuera una maldición — William depositaste tu semilla en mí... Eso significa que llevo al futuro heredero Andrew en mi vientre...
Continuará...
Disculpen la tardanza 😬😬😬
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Y si, te digo que si
RomanceLa historia empieza cuando Albert intenta dejar sóla a Candy en el departamento Magnolia. En la historia original Albert se va sin despedirse de ella para cumplir con sus obligaciones , pero en este fic Candy no se va a quedar dormida y se va a afer...