Bellísima Candy

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Después de llegar a Europa, no tardé mucho tiempo en recibir noticias de Candy, me dio mucho gusto saber que todos los de la residencia Pony asistirán gustosos al cumpleaños de mi princesa.

Se que debo de contestar la pequeña carta que Candy me escribió, pero no he tenido tiempo por el trabajo, y ya me llegó otra vez correspondencia de ella. Veamos que dice, con que sorpresa me saldrá ahora:

Querido señor Albert

¡señor Albert! ¡señor Albert! ¡señor Albert!

Perdón ¡ah! Bueno. ¿será suficiente? ¡no vale la pena gritarle más en las orejas!

Lo siento, lo que pasa es que estoy muy contenta y no puedo evitar repetir mil veces su nombre...

¡Usted se a superado con César y Cleopatra!

Cuando los vi parados en el césped, ¡no podía creer lo que estaban viendo mis ojos! César y Cleopatra, ¡los conocí en casa de los Legrand! A mí me tocaba cuidarlos cuando vivía con ellos en la caballeriza.

Incluso después de que usted me adoptó, yo continúe visitándolos a escondidas, de vez en cuando. Y que impotencia cuando me di cuenta de que ellos habían sido separados. Bastaba con mirarlos para comprender que esos dos se amaban. Que falta de respeto por parte de los Legrand, Neil y sobré todo de Eliza, de haberlos separado. Ellos solo se ocuparon de los caballos por un tiempo, y cuando se cansaron, los desecharon. Exactamente lo mismo que cuando a Neil se le metió en la cabeza casarse conmigo. ¡oh! Hice muy bien en alejarme de sus garras.

César y Cleopatra han envejecido, por supuesto, pero el aire de buenos caballos no los a abandonado. Lo más emocionante fue que ellos me reconocieron. Fue delante de ellos que mis lágrimas corrieron más rápido.

Y que delicadeza de su parte ¡haber organizado su traslado hasta la mansión de Lakewood¡ ¡yo no paraba de llorar por su culpa!

En momentos recuerdo nuestra vida en la residencia de las magnolias, en ese tiempo nos hacía falta el dinero, pero nos divertimos mucho.

"Compartiremos todo"... Fue usted quién lo propuso, y no lo olvidaré jamás. Yo rezaba por que usted recuperará la memoria, pero al mismo tiempo, no encontraba desagradable vivir así... Como hermano y hermana.

Ahora, yo sé que no era así... Más bien como padre e hija adoptiva.

En definitiva, ¿en qué momento usted recuperó la memoria?, Sin duda tendrá que contarme muchas cosas ¿pero, cuándo?

Su bellísima hija adoptiva

—¡pero que rayos es esto!— grité enojado, al terminar de leer la carta que Candy me escribió.

En estos momentos no tengo mucha paciencia para lidiar con las bromas de Candy, estoy tan indignado que tome la primer hoja que encontré y me dispuse a escribir sin meditar demasiado:

Candy

No tengo tiempo para escribirte una verdadera carta, solo te puedo mandar una nota corta, para hacerte un reproche.

Tú me habías prometido no abusar más de mi paciencia.

Entonces ¡¿ qué es eso de "padre" y ese "su bellísima hija adoptiva"?

Bueno "bellísima" quizás (¡oh! ¿molesta?). Hmmm "hija adoptiva"... Efectivamente tú eres mi hija adoptiva. Casi lo había olvidado, ¡ imagínate tú! Hay algo un poco insólito en el hecho de que un hombre joven y soltero tenga un hija adoptiva, ¿no te parece? Pero es sobre todo que esas palabras resuenan demasiado desagradable para mi. Yo no tengo quizás el aire , como eso, pero soy muy sensible a esa clase de cosas. (No te rías, que te puedo escuchar...)

Le dirás a la señorita Pony que yo no he hecho sino lo que es natural en un padre adoptivo.

¡ah, diablos!, Dije "padre adoptivo" ... Tampoco me gustan esas palabras, sin embargo... Grrrr

Pórtate bien ¡dale mis saludos a los del hogar de Pony!.

Albert

Días después ya más calmado y con las ideas más claras decidí escribirte a mi rubia.

Querida y "un poco" bella Candy

Me da mucho gusto saber que todos los habitantes de la mansión Pony aceptaron asistir a tu aniversario. Para esa ocasión tengo ciertas sorpresas para ti, obsequios obtenidos a base de mi esfuerzo y del sudor de mi frente.

Espero que César y Cleopatra vivan de ahora en adelante de un bien merecido reposó. Ellos dos forman realmente una pareja perfecta. Me abría encantado que hubieses estado presente cuando los recuperamos. El placer de reencontrarse fue muy conmovedor y emotivo. Humanos y animales son parecidos. O puede que no. Los animales son más puros, más sinceros que los humanos. Por que ellos no se traicionan jamás.

Dejé a Poupée en Lakewood. La separación no fue fácil, ella se convirtió en la consentida de los empleados de ahí, pensé que eso era lo mejor. En éstos días tuve noticias de ella. Poupée murió, tuvo una bella muerte, a una bella edad para una mofeta... Tú rezaras también por el reposo de su alma.

Pienso que hice bien en dejar a Poupée en Lakewood, que por lo menos no había hecho un viaje tan largo y cansado al traerla conmigo. Pero cuando veo a César y Cleopatra, me digo que a lo mejor a ella le habría gustado viajar conmigo a pesar de los inconvenientes del trayecto. Son esos pensamientos que me lastiman el corazón en ocasiones.

No fui yo quien recuperó a César y a Cleopatra. Fue George. Las molestias que el se tomó merecen respeto. Y el sobrenombre de "caballero blanco" que tú le has dado le va como anillo al dedo.

¿ quieres saber en qué momento recuperé la memoria? Fue a causa de un accidente que tuve al cruzar la calle, cuando me llevaron de urgencia a la clínica del doctor Martín, me parece . Antes de eso, ciertas imágenes me llegaban a veces, como flashes, pero al fin, un día, tuve un violento dolor de cabeza y me desmayé en la cocina de ese restaurant donde trabajaba de lavaplatos. Cuando recuperé en conocimiento, era de nuevo yo mismo: Albert... Quiero decir, William Albert Andrew.

Claro, he debido decírtelo inmediatamente, pero no pude

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Claro, he debido decírtelo inmediatamente, pero no pude. Lo lamento mucho.

Pero debo decirte que yo tampoco quería ponerle fin a nuestra vida en la residencia Magnolia, llena de calor de hogar contigo a mi lado. Por que estaba claro que sí yo regresaba con la familia Andrew, ellos no me abrían permitido disfrutar de tanta libertad, debido a mi posición.

Te recuerdo en todo momento, pero pronto nos veremos, en tu cumpleaños bellísima Candy.

Albert

Continuará...

Y si, te digo que siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora