Bajó la lluvia

217 19 9
                                    

Después de amarnos en la sala para continuar en la cama desperté al otro día abrazada al cuerpo de mi amado rubio. Me gusta mucho su color de cabello, ahora que lo pienso se veía muy varonil con su pelo castaño y largo, barba abundante, lentes de sol y con su ropa desaliñada, así lo conocí, mi vagabundo aventurero, pero me gusta más así rubio, con el pelo corto, sin lentes para poder apreciar mejor el color de sus ojos, sin la barba para poderle ver sus facciones finas del rostro, estoy verdaderamente enamorada de mi Albert, lo veo con ojos de ensoñación y suspiro con tan solo verlo dormir con la respiración acompasada, tengo la impresión de que será muy fácil vivir para siempre con él.

Pasados unos minutos me pongo mi maltratado camisón interior para preparar un delicioso desayuno, siempre es Albert el que hace la comida este día quiero consentirlo yo, al dirigirme a la cocina me topé con el espejo de cuerpo entero que está en el cuarto de mi amor y pude notar a una Candy feliz, a pesar de recién levantarme me veo hermosa con mi pelo alborotado y con la marcas de los besos en mi cuerpo como si fueran tatuajes en mi alma, me sorprendo al notar como quedo mi ropa, hecha un estropajo y río con las mejillas rojas con solo recordar lo salvaje y apasionado que puede llegar a ser mi hombre.

Preparó el desayuno con gran entusiasmo de saber para quien lo hago, estoy tan contenta que sin darme cuenta empiezo a bailar y a tararear una canción alegré, después escuchó sus pasos apresurados para por fin tener sus brazos rodeando mi cintura al mismo tiempo que yo estaba colocando las servilletas en la mesa, después lo besé para darle los buenos días.

Al comer Albert me dijo —linda... Me gusta compartir el día contigo pero hoy no es tu día libre

Contesté con el rostro serio transmitiendo emoción a mis palabras —no lo es... Albert hace meses que trabajas sin descanso, llegas tarde a casa, tú no sabes que en ocasiones te extraño horrores... ver que tienes unos días libres mientras que yo tengo que trabajar me hace sentir que nuestras vidas tienen un amargo desencuentro por eso le pedí al doctor Martín un día libre para pasarla contigo aprovechando que Paty puede ayudar en la clínica

Albert al ver cierta tristeza en mi persona acercó su silla hacia mi poniéndola de lado para poder tomar mis manos con facilidad y poder mirar mis ojos para decir con empatía —Candy yo no sabía que tuvieras esos sentimientos hacia mi

—no tenías por que saberlo, nunca te lo había dicho

—pero de todos modos, no me gusta ser el causante de tus tristezas

Albert sí que puede derretir el corazón más frío con sus palabras poéticas, me paré al lado de el y le dije — lo se... Solo que a veces soy extremadamente dramática

Me tomó por la cintura con su manos fuertes y habló —así me gustas teatrera

Mi rodilla la empecé a pasear por sus piernas y con el rostro compungido le contesté —destrozaste mi camisón favorito... Hasta lo rompiste

Sin darme tiempo para reaccionar él me jaló con fuerza hacia su cuerpo mientras que yo caía a horcajadas sobre él y mencionó divertido —me gusta más así— acariciándome lentamente las piernas y viendo la abertura de la falda que él mismo provoco siguió hablando —hace resaltar tu belleza

Al escuchar estás palabras no me pude resistir y me arrojé hacia él buscando ansiosa su boca para besarlo con frenesí al mismo tiempo que sentía como el incrementaba su pasión hacia mi. Mientras tenía por más tiempo sus labios en mi cuerpo aumentaban más mis ansias de tenerlo dentro de mí, por eso decidí introducir su miembro endurecido en mi zona más sensible, pero al percatarme de su tamaño mi valentía y audacia término provocando en mí quejidos de dolor, él al escuchar mis lamentos vio mi rostro, pudo ver mis ojos humedecidos y me abrazó para decirme:

—no hay prisa... Tenemos mucho tiempo para disfrutar de nuestra compañía

Después de mi fallida entrega con mi amor él me invitó a dar un paseo al aire libre, cuando ya estaba más tranquila fui a mi cuarto para asearme, luego de bañarme me puse un vestido entallado para provocarlo de nuevo, unos zapatos coquetos poco prácticos y me hice un moño para ponerme un sombrero y protegerme del sol. Al bajar las escaleras encontré a mí rubio parado esperándome con una sonrisa amplia, me cargó entre sus brazos haciéndome girar al pie de las escaleras para decirme con ternura:

—estas hecha una hermosura, pareces toda una princesa... Pero necesitas algo más cómodo

—¿hmmm que me pongo entonces?... Unos pantalones

—no tenemos por que llegar a tal extremo

Me depósito con cuidado en el piso, subió las escaleras mientras yo lo seguía, se metió a mi habitación con toda la confianza del mundo para husmear en mi guardarropa mientras que yo lo veía embelesada por su actitud hacia mí, está intimidad, la confianza que hay entre los dos me hace sentir cercana a él. Después de unos minutos me entregó un vestido holgado, color lila y unos zapatos de piso muy cómodos. Me miró a detalle y dijo —este vestido está bien para la ocasión y tu pelo se te ve bien enmarcando tus adorables ojos

Me quedé suspirando con sus palabras amables para luego proceder a cambiarme de ropa. Salimos de casa, caminamos por veinte minutos platicando y riendo, en la vereda hecha por la misma naturaleza estaba repleta de sinnúmero de flores silvestres de una gran variedad de colores, había amarillas, morados, blancos, azules, naranjas, rosas y demás variantes, después encontramos un río que nos llevó a un paraíso, era una cascada rodeada de árboles de gran tamaño. En esté lugar nos divertimos jugando y nadando.

De regreso a casa ya en el patio trasero el clima cambió abruptamente, el día soleado se volvió tormentoso, la calidez del sol se convirtió en frío a causa de un fuerte vendaval, empezamos a caminar apresuradamente hasta llegar a la mitad del patio, nos dimos cuenta que ya estábamos empapados y él dijo divertido —es hora de que corras

—no tiene casó ya estoy totalmente mojada

—para que tropieces y caigas al césped

—jajaja ¿por que haría tal cosa?

—para que yo pueda salir a tu rescaté, por que eso es lo que hacen los héroes, salvar a las damiselas frágiles que están en peligro

—jajaja no lo voy a ser, no soy tan torpe como para caerme en plena lluvia

Me abrazó y mencionó — entonces tendré que tomar medidas drásticas— al decir esto él mismo me tumbo al césped, yo no pude hacer nada para parar su actuar solo sentí que me tumbaba con su pie duró como el acero pero al mismo tiempo sus brazos me pr...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me abrazó y mencionó — entonces tendré que tomar medidas drásticas— al decir esto él mismo me tumbo al césped, yo no pude hacer nada para parar su actuar solo sentí que me tumbaba con su pie duró como el acero pero al mismo tiempo sus brazos me protegían para no sentir el impacto contra el suelo, después Albert se posicionó encima de mí haciendo espació para caber entré mis piernas, me vio a los ojos con una mirada anhelante para empezar a besarme dulcemente bajó la lluvia, él me amaba mientras que los dos nos estremecíamos de tanta pasión, me acariciaba con las yemas de sus dedos alrededor de mis piernas subiendo por mi cintura aprovechando que el vestido era holgado y de que no traía ropa interior, mientras que yo me saciaba de mi rubio, sentía tanto placer como también sentía las gotas frías de la lluvia caer sobre mí piel como si fueran miles de agujas que atravesaban mi cuerpo provocándome un agudo dolor.

Continuará...

Y si, te digo que siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora