Miles de sensaciones

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Tomé la flor del asiento del copiloto, después salí del coche con amargura para depositarla en la puerta de la casa, quiero que está flor sea lo primero que mi bella Candy vea el día de mañana.

Me alejé con el corazón roto, se que es la última vez que voy a pasar la noche cerca de mi rubia.

Al siguiente día subo al tren con una melancolía palpable, me cuesta subir los peldaños, como también atravesar el umbral de la puerta del vagón, intento tener calma pero esta separación me intoxica el alma, debí decirle que me voy pero no quiero su lástima. El tren comienza su marcha mientras que yo tengo un sabor salado en el paladar y tengo un nudo en la boca del estómago, estar encerrado me produce claustrofobia, intento mitigar mi malestar viendo el paisaje por la ventana, pero no lo consigo por lo que decido pararme del asiento y decirle a George con una sonrisa fingida —voy a tomar un poco de aire

—te acompañó

—no es necesario... No voy a escapar de mis obligaciones aventándome del vagón... Jajaja jajaja

Lo que dije fue solo una broma pero a George no le pareció gracioso, lo se por la cara sería que puso y por su mueca fingida con la que intentaba realizar una sonrisa. Salí al exterior, tome con mis manos el barandal de metal, mientras sentía el golpeteo del viento en mi rostro ocasionando que mis cabellos se movieran en un vaivén armonioso, mi vista se dirigió hacia la estación buscando a una rubia que se que no se encuentra junto al tumulto de gente, no tiene por que estar ahí, ella no sabe que me voy, seguro fue un error no despedirme de ella pero ya estaba hecho, no se puede regresar el tiempo para cambiar las cosas del pasado, de pronto escuché la voz de George que me sacó de mis pensamientos haciendo que mi vista se posicionará hacia otra dirección —¡William! ¡William! Pero que pensativo estás

—viví muchas cosas en Chicago... Solo recordaba

—en Chicago, Inglaterra, África, Escocia... ¿Habrá algún lugar dónde no hayas vivido? Por que vivir es tu especialidad

Con una sonrisa triste le contesté —cierto, solo que en Chicago tengo recuerdos entrañables...

En medio de mi melancolía escuche una voz casi imperceptible que me erizo la piel, aprieto el barandal metálico mientras mi corazón late apresuradamente al sentir la presencia de su dueña, volteó lentamente en busca de mi amada con el miedo de no encontrarla, pero mi miedo rápido se convirtió en felicidad al verla correr detrás del tren, ella tiene el efecto de sorprenderme, después volteó a ver a George y me dijo con cara preocupado —es la señorita Candy...

Me quedé inmóvil del impacto, pero ella estaba ahí, fue a verme, gritaba mi nombre seguida de un !te amo!, Preste atención a sus palabras para no confundirme por el ruido ocasionado por la locomotora, estoy seguro que George no pudo descifrar el mensaje de Candy. Después de salir de mi aturdimiento empecé a revisar que traía conmigo y para mí buena suerte tenia mis documentos con una considerable cantidad de dinero a la mano, mientras que George estaba con el rostro frustrado, negando con la cabeza dijo con cierta irritación en la voz —¡William! ¡no vayas a ser una locura! Acuérdate que tienes responsabilidades que atender

Le contesté con determinación — George en verdad es importante para mí dejar resuelto el problema que tengo con Candy... Te prometo que es la última vez que tengo un comportamiento inapropiado, y te doy mi palabra de alcanzarte en cuatro días en Nueva York

Con resignación contesto —en cuatro días nos vemos en Nueva York... Estoy confiando en ti William, no me defraudes

Busqué un buen lugar para aventarme del tren antes de que George cambiará de opinión, ya en el suelo me levanté para sacudirme el exceso de tierra en mi ropa, al levantar la mirada la vi a lo lejos, estaba parada, inmóvil, sin pensarlo por más tiempo corrí hacía mi alegría, hacia mi libertad quitándome estás cadenas que me atan a una tristeza que fácilmente se convierte en un infierno tormentoso. Después puedo ver como mi amada también se esfuerza por que estemos juntos, se acerca a mi velozmente como el torbellino que es, al estar cerca ella se arroja a mis brazos mientras que yo la acepto gustoso, no puede ser de otra manera ya que ella representa mi inspiración para ser feliz, la tomó de su pequeña cintura para elevarla por los aires y darle vueltas como si fuera una chiquilla, yo sonrió ampliamente porque me siento dichoso dé tenerla en mis brazos. Al depositarla con cuidado al césped la vi llorar, rápidamente le seque sus mejillas con mis manos, podía utilizar el pañuelo que tenía en mi bolsillo interior de la chaqueta pero no lo hice teniendo el pretexto idóneo para acariciar su bello rostro lleno de pecas, al mismo tiempo que ella decía algo como "perdóname, estoy arrepentida, tú has sido tan bueno", la verdad que no le estaba prestando mucha atención a sus palabras por estar absorto observando a detalle sus ojos brujos para después ver esa boquita que me invitaba a besarla, por lo que decidí acercarme a sus labios y le dije —hablas mucho preciosa. _Después me apodere de su boca con un beso anhelado y apasionado, este beso me hace tener miles de sensaciones en mi ser provocando que dejara mi vida entera en el acto.

 _Después me apodere de su boca con un beso anhelado y apasionado, este beso me hace tener miles de sensaciones en mi ser provocando que dejara mi vida entera en el acto

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Continuará...

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