Capítulo 7

71 12 21
                                    

Fonfe...Fonfe

MARISA

Es de noche y descanso como nunca, en medio de sueños que me piden que despierte y busque algo, sin embargo, algo peludo me pasa por el brazo dándome cosquillas con su pelaje, me dan escalofríos, pero sigo durmiendo. Esa cosa peluda me vuelve a rozar y esta vez se acurruca en mi brazo, continúa haciéndolo hasta que despierto.

Un pelaje blanco cruza delante de mis ojos, parpadeo varias veces tratando enfocar al animal que pasea elegantemente frente a mí, es un ¿Gato? ¿Hay gatos en la isla? Tal como lo había dicho su pelaje es totalmente blanco, sus orejas nunca las había visto, no parece un gato común, sus orejas terminan en un hilo fino de color negro, se termina acostando frente a mí mirándome fijamente, a pesar de la oscuridad puedo ver sus finos ojos, son de un color dorado electrizantes mantengo la mirada con él tratando de descifrar que es lo que quiere.

Terrorífico es ver como los ojos te gritan las palabras, achina los ojos antes de ponerse de pie y caminar lentamente junto a mí con una elegancia, antes de llegar a la selva se detiene y me da una ojeada, "Sígueme" es lo que interpreto antes de adentrarse en la zona tropical, me siento mirando a mis compañeros con duda, todos están dormidos... aunqueee... si el gato me despertó fue por algo, está curiosidad de verdad me mata.

Es una pésima idea, estoy consciente.

Me levanto tratando de no ejercer ningún ruido, camino en puntitas sobre la roca cuidando de no resbalarme, un golpe con la roca me reiniciará la vida, es increíble la vista que tengo de noche, me atrevería a decir que es mejor que la del día. Muevo las ramas para permitirme pasar y seguir al gato.

Mis pies siguen sin acostumbrarse a estar descalzos, por lo que tengo que parar cada dos segundos para quitar las piedras de mis pies. El gato lo encuentro más adelante sentado y lamiéndose una pata, en cuanto llego a él me dedicó una mirada satisfecha porque lo seguí y continúa caminando, trato de aguantar el dolor de las piedras para no perderle el rastro al animal. Por lo poco que llevo en la isla puedo reconocer a dónde me dirijo, pues lo recorrí cuando corríamos tras los monos.

Mis oídos captan el sonido de la cascada y sigo caminando sin entender qué es lo que pasa y principalmente ¿Por qué lo sigo? Al llegar a la orilla el gato se desvía y camina rodeando la piscina natural, en dirección a la cascada, toda mensa lo sigo y de la nada el gato se detiene.

Levanta las orejas y las mueve tal cual lo haría un antena, veo que sus ojos están en mi dirección, salvo que creo que no me mira a mí, sino lo que tengo detrás, al dar una vuelta no veo a nadie, pero él sí, como si detectará la presencia de alguien más, vuelven sus ojos a mí antes de subirse a un árbol, se acuesta sobre una rama y empieza a lamerse la pata.

Siento en mi muñeca que alguien la agarra impidiéndome que avance, volteo a verla y no hay nada que me la sujete, por lo que vuelvo a tirar y la misma fuerza me impide avanzar.

¡¿Qué rayos?!

-Si quieres continuar el viaje – ronronea una voz masculina, ya la había escuchado antes, el tipo que estaba bajo el agua luego del accidente cuando recibí la piedra, el de los ojos feos. – Debes venir sola. Continuaremos mañana y asegúrate de hacerme caso.

Dicho esto, la imagen se dispersa y vuelve a ponerse todo en negro, cierro los ojos con fuerza a la vez que mis oídos empiezan a enfocar un eco lejano llamando mi nombre. Cuando vuelvo abrir mis ojos estoy en el mismo sitio solo que ahora veo a Adrián frente a mí tomándome la cara.

-Cálmate, cálmate – me pide y noto como tengo la respiración agitada, miro a todas partes sin entender qué pasa.

-El gato... el gato... el gato – repito lentamente mientras mis ojos vuelven a cerrarse.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora