Capítulo 41

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Encontrados

MARISA

Algo toquetea mi cachete en repentinas ocasiones, manoteo a quien esté haciéndolo para que me deje en paz, pero es tan persistente, que termino abriendo los ojos de mala gana.

-¡¿Qué?! – pregunto a la chica que tengo enfrente.

Estamos en el refugio, yo en mi humilde cama descansando lo que puedo después de tener una noche interesante y una mañana refrescante, la rubia sonríe frunciendo la nariz.

-Se te ha pegado la amargura de Fonfe, no te bastó solo su olor eh, eh – me codea molestándome, ruedo los ojos antes de volver a acostarme tapándome con una cobija. – Dely también piensa lo mismo, pero no lo dice.

-¡No es verdad! – alega la pelirroja.

-Chicas, las quiero, pero tengo sueño sería pedir mucho si...

-¡Claro que has de tener sueño! ¿Mujer tú te has visto? – me quita la cobija y veo rastros de la furia de los labios de Fonfe por todo mi cuello, clavícula y pechos, estoy desnuda por lo cual no hay manera de taparme ante los demás, así mismo, no me importa lo que digan, ya tenemos esa confianza, digo, si pueden oler a Fonfe en mí ¿Qué diferencia habría en unas marcas que delatan la buena noche que tuvimos?

-No pensé que Fonfe fuera un vampiro – se burla la pelirroja. – Por poco te succiona hasta el alma.

-Los dos son unos vampiros ¿Viste las marcas que tenía Fonfe en su piel? ¡Salvajes! – le sigue la rubia.

-Madre mía, lo que escucho – agarro mi cobija me volteo boca abajo con la cobija enrollándola sobre mi cabeza.

-¡Marisaaaaa! – me sacude una de ellas.

-¡Qué!

-¡Detalles! – exige Azalea. - ¿A dónde te llevo? Supongo que no fue gentil, pero cuenta, cuenta.

-¿De verdad quieren saber detalles? – levanto un poco la cara para mirarlas, la rubia tuerce la boca, pero es Dely quien termina hablando.

-No y sí.

-¡Oh pues! Pónganse de acuerdo – me vuelven loca, me volteo esperando a que digan algo.

-¡¡Detalles!! – gritan al unisonó.

Me siento a platicarles todo lo que ellas me piden, desde que nos fuimos hasta llegar aquí, omitiendo obviamente los detalles de mis sentimientos. Las chicas prácticamente me arrastran afuera a la cascada otra vez, últimamente la usamos para bañarnos mientras chismoseamos, las marcas en mi piel, poco a poco van desapareciendo por mi método de curación, sé que conmigo toma más tiempo del que debería, pero no tengo problema con esperar.

Las chicas y yo pasamos horas como antes, sentadas sobre la roca. Después de horas volvemos tranquilamente al refugio, todos sabemos que después de derrocar a los isleños la isla se respira paz, por lo tanto, Adrián nos permite movernos por cualquier parte de la isla sin problema y si algo pasa, tenemos formas rápidas y efectivas para comunicarnos.

Al llegar nos encontramos con los chicos preparando pescados, hoy todos amanecimos de un excelente humor, Adrián y Lorcan le dan vuelta a los pesados mientras tararean una canción, Santino y Fonfe se golpean entre ellos a modo de entrenamiento en la orilla del mar. Los siete estamos en completa calma y lo más chistoso es que estamos desnudos, pero hemos llegado a esa confianza de poder estar así sin decirnos nada.

Las chicas movemos los troncos para poder hablar cerca de los chicos, he notado un poco extraño a Fonfe y a Adrián, discutieron en la mañana y de ahí en más han evitado hablar, de lo demás hemos estado bien. Comemos cuando gritan nuestros cocineros, que los pescados están listos, nos sentamos en los troncos esperando acabarnos de comer.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora