Capítulo 13

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¿Lorcan en términos generales?

MARISA

Algo pasa por mi mano dándome cosquillas, algo peludito, ya conocí está sensación anteriormente, por lo que sé quién es, abro los ojos y ni siquiera me sorprender al estúpido gato frente a mí, ¿Por qué tanta insistencia que hable con su jefe? Estoy acostada boca abajo con una mano colgando fuera, agradezco tener los pechos pequeños, así no me duele tanto estar en esta posición.

Veo rayos de luces entrando por algunos hoyos de la pared, no hay nadie al mi alrededor como siempre que aparece este gato, lo veo frente a mí sentado mirándome fijamente, su pelaje blanco resalta entre la madera, sus ojos caóticos me miran fijamente, son tan oscuros que apenas se diferencia su color.

-¿Qué quieres? – pregunto directamente. – No puedo seguirte ahora – le dejo claro.

-Ya lo sé – rueda los ojos moviéndose, brinca y se acuesta en la cama que tengo enfrente (la de Adrián que ahora ocupa Santino). – Hubo cambio de planes, necesito que durante el día vengas a un lugar. La brújula te guiará.

-Encontraré un momento – ya ni siquiera le llevo la contraria.

-Esta vez irás sola. Sin Adrián ¿Quedó claro?

-Si – el gato no espero a más y se desvaneció, como si hubiera sido humo.

Giró sobre mi cuerpo para quedar boca arriba, ahora toca irme sola por la selva durante el día, no niego que es mejor para mí, pero el gato tendrá que esperar, tengo una cosa en mente que hacer.

Me pongo de pie y voy al piso de abajo, busco mi maleta y agarro un par de prendas, la verdad ya ni me molesto en que los colores o algo me convine, simplemente me pongo lo primero que toca mi mano, bajo del refugio y a pocos metros veo sólo a Adrián y Azalea.

- Buenos días – saludo acercándome a ellos, han hecho una fogata y arman una estructura con palos de ramas para ponerla encima de la fogata, imagino que para poder cocinar algo.

- Buenos días – es Azalea la que me contesta con una radiante sonrisa, me fijo en su mano izquierda que le tiembla demasiado, ella borra su sonrisa cuando ve a donde se dirigieron mis ojos, con su otra mano se la cubre y se aleja de nosotros.

- ¿Está bien? – le susurro a Adrián, nunca había visto a Azalea tan seria y ¿Ansiosa?

- Descuida, ¿Cómo fue tu sueño? – me mira de una manera significante, a lo cual no le halló mucho sentido, con sus ojos me señala detrás de mí y volteo discretamente, eso logra que mi cerebro conecte circuitos. Nos observa la rubia - ¿Sigues soñando con Lorcan?

- Claro que sí, de hecho, me gustaría visitar su tumba, quiero cambiarle las flores ¿Me acompañas? – le digo, amarra un par de cosas antes de levantarse sacudiéndose con sus manos la arena.

- Más al rato – me aprieta un hombro, asiento antes de ser arrastrada por Azalea a la selva.

- ¿A dónde vamos? – pregunto divertida dejándome llevar.

- Tenemos que hablar tú, Bedelía y yo – me sigue empujando por los hombros, por el camino que tomamos creo saber a dónde nos dirigimos: la cascada. – Primero tenemos que conocernos mejor, y segundo debes contarnos cómo fue lo de Santino y qué pasó ¡Detalles Marisa!

La verdad es buena idea, sería bueno tener a ambas como amigas, ya que los demás son hombres. Me alegra no ser la única que tiene que parar a cada nada, para quitarse las piedras de las plantas de los pies. El día es precioso, son de esos días que el son está en su máximo esplendor, creo que lo que más me gusta es como ilumina el entorno, la mayoría de las hojas brillan y son un gran espectáculo visual.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora