Capítulo 36

54 7 0
                                    

6 de 7

ADRIÁN

Ha pasado una semana desde que Marisa murió, es lo que suponemos, todos vimos como salto del acantilado y la partió un rayo, nadie sobrevive a eso, ni siquiera la mitad de su piedra la pudo salvar, hemos estado buscando su cuerpo en el océano, pero nunca la encontramos, me gustaría pensar que aquella sea una mini posibilidad de que este viva, solo debemos de buscar más a profundidad.

Santino les ha pedido a los animales ayudarnos, solo que ha sido difícil para ellos, pues las corrientes en esas zonas soy muy peligrosas, tanto que ni los animales acuáticos más experimentados se atreven acercarse al acantilado. Karlam y Uslar no han dado señales de vida desde entonces.

Su ausencia ha pesado demasiado en el grupo, ya no somos los mismos que antes, el que le afecto más de los seis, sin duda fue a Fonfe, quien no lo hemos vuelto a ver desde que pasó el accidente. La manera que tiene para desaparecer es increíble, no he podido localizarlo en toda la isla y seguro que la conversación que tuvimos antes le debió de afectar, segunda vez que reconoce que está enamorado de ella en circunstancias poco bonitas.

Dato curioso: por mas que se le borre la memoria, él seguirá enamorándose una y otra vez de ella.

Las que también les afecto mucho fue a las chicas, no dejan de llorar durante tres días seguidos, de hecho, ninguno quería comer, todos sentíamos que nos hacía falta ella. Esa loca era quien nos unía.

Bedelía y Azalea dejaron de llorar como Magdalenas al cuarto día, sin embargo, seguían moqueando y una que otra lagrima se les escapaba, sobre todo, si se les mencionaba algo relacionado con ella, era suficiente para que su llanto regresará, también su manera de andar cambio, de parecer chivas locas ahora parecen que se mueven como Zombies, nosotros tres también fuimos afectados por su partida, solo que nos enfocamos en seguir adelante sin uno de nosotros.

Está vez no hay truco como en la última vez, con Lorcan fue diferente, aunque sufrimos en un inicio, yo sabía que seguía vivo, pero esta vez, nadie nos ha dicho nada. Las plantas han de caído por el estado de Azalea, pues al estar conectada con la naturaleza, sus emociones se reflejan en la flora.

El clima parece estar de nuestro lado, ya que no ha dejado de soltar truenos, algunos impactan contra la isla, a veces llueve, pero nunca dejan salir al sol.

Hablando de Lucien...

-Regresaste – me asombro al verlo llegar desnudo con la mirada perdida, debido a los cambios constantes entre animal y humanos ya nos hemos acostumbrado a vernos así.

Como Dios nos trajo al mundo.

Aunque, ninguno de los siete tenemos ya ropa, sin querer el ataque alguien tumbó las maletas sobre unos árboles que se estaban quemando y se evaporaron por completo, así que los seis nos hemos quedado sin ropa, por la situación actual nadie dijo nada, simplemente aceptamos que no hay con que taparse y toca estar desnudos, seguramente estaremos así por el resto de la vida.

-Hay que salir de esta isla de mierda – dice dejando un par de cosas sobre la arena, no estará pensando en armar una barca con palos ¿O si? No duraremos en el mar con esto.

-No podemos, los aprendices nos prohibieron irnos – dice Bedelía moqueando, ah es verdad, según esto hay una barrera a los alrededores de la isla impidiendo que salgamos.

-Allá ustedes, yo no pienso quedarme en este lugar – dice Fonfe cabreadísimo, está claro que la única que lo controlaba era Marisa, a veces ni siquiera ella podía.

De la nada, el viento se empezó a cambiar de forma drástica, llevándose a su paso toda aquella cosa ligera, Santino y Lorcan empiezan ir tras ellas, los truenos no dejan de sonar, cada vez se escuchan cerca de nosotros.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora