Capítulo 44.

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Estúpido francés de pacotilla

MARISA

¿Y esa tipa qué? ¿Por qué abrazaba con tanto amor a mi Fon... es decir... a Lucien?

Nunca entenderé el descaro que tiene ese imbécil, no solo estaba comprometido y se acostó conmigo ¡Sino que también tiene a una castaña detrás de él! ¡No hay nadie que no se le resista! ¡Estúpido, estúpido! Regresé a la habitación indignada, ¿Cómo se atreve a ser tan cínico y traer a una chica a su casa? Bueno es su casa y puede hacer lo que quiera, ¡Pero es un cínico! De verdad que lo odio, lo odio, odio, y lo amo, a veces.

Eso me tiene un poco más frustrada de lo normal, aceptar que mis sentimientos crecen cada día por ese estúpido que me duele, no puede ser que de todos los chicos que pude enamorarme fue de él, ¡Ahora por su culpa me quedaré sin desayunar!

Mi orgullo es más grande y no puedo bajar, ya le robaré comida más al rato, cuento los minutos y segundos para que pueda ver a mis padres ¿Por qué tardarán tanto en venir? Necesito verlos. El sonido de la puerta de alguien tocando me desconcierta.

-¿Quién es? – pregunto, no es Fonfe, de ser él hubiera entrado como Juan por su casa. Después de todo es su habitación y no le puse seguro.

-Lo siento Madmsuelle, el sr. Vasseur mandó su desayuno, ¿Me permite ingresar? – Estúpido francés de pacotilla, lo amo-odio.

-Pase – al cabo de un segundo, juro que si lo hizo él no lo probaré, aunque tenga mucha hambre. Se acerca velozmente y deposita la bandeja en la cama, el aroma es deleitante, tanto que escucho sus susurros: "Cómeme, cómeme" – Disculpe, ¿Quién lo preparó?

-La señora Elle – no puedo ocultar tener cierta tristeza al saber que no lo hizo él, pero aprecio su gesto de no dejarme sin comer y respetar mi decisión de no verlo, sobre todo, por estar abrazando a "amiguitas" íntimas.

-Dile al señor de la casa que no comeré, pero no te lo lleves, por favor – le pido, frunce el ceño ante mi extraña petición, pero no dice nada y se va de la habitación, al momento que se cierra la puerta me abalanzo contra la comida, madre mía, tengo muchísima hambre.

Devoro todo lo que puedo y la señora Elle tiene buena mano para la comida, todo en un perfecto balance de sabor y textura, el jugo de naranja está en su punto, ni muy dulce, ni muy amargo, sin querer se me salen migajas de pan de la boca e indirectamente me acuerdo de aquella ocasión similar.

-Generalmente la gente come sin tirar la comida, ¿O necesitas un babero?

-Generalmente me vale mierda lo que dice la gente.

-¿Cómo se nota que no sabes a quién les estás hablando?

-Si, sí lo sé, le estoy hablando a un imbécil que nadie pidió su opinión.

Dejo de masticar el pan y dejo caer mi mano ¿En qué momento todo cambió? ¿Hice algo malo para merecer esto? Miro el pan y recuerdo todos los besos, las caricias y ... termino aventando el pan en alguna parte de la habitación mientras las lágrimas caen de mis ojos, ni siquiera quiero comer más, no sé qué me pasa, he tenido un delicado humor que no puedo estar tranquila y experimento al menos más de 100 cambios de humor al día.

-Odio amarte francés de mierda – me hago ovillo en la cama y dejo que las lágrimas se apoderen de mis mejillas, ¿Cómo dejé que ese arrogante tomará mi corazón y que hiciera con él lo que se le dio la puta gana? Siempre fui fiel a mi modo de pensar, tenía claro que nunca me enamoraría de un tipo así, y aquí estoy con el cuchillo atravesando mi corazón.

¿Cómo se saca a un arrogante del corazón? ¿Cuál es la fórmula?

Veo que tengo enfrente una lámpara y la miro fijamente, de la nada veo como se enciende, no dura mucho el efecto pues me agota, y termina por apagarse después de luchar por encenderse.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora