Capítulo 11

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Sorpresa a lo italiano

MARISA

He dejado de soñar con el gato, después de su visita (físicamente hablando) ya no lo vi en mis sueños o si es de verdad que lo vi, como sea, soy la primera en despertarme, me levanto lo más silenciosa que puedo y trato de no ejercer ningún ruido que pueda despertar a los demás, sobre todo al paranoico del español. Me desamarro la cuerda de mi muñeca antes de caminar fuera de las camas, debo de admitir que es fabuloso el refugio que armamos, literalmente estamos en las copas de los árboles y tenemos la maravillosa vista al océano.

Doy unos pocos pasos antes de volver a retroceder de nuevo, me devuelvo por la cobija, aún no sale el sol por que el frío de la madrugada es algo helado. Me la pongo alrededor de los hombros, bajo con sumo cuidado, antes de pisar el último escalón miro arriba, todos siguen igual de dormidos, no me notarán. El primer piso de nuestra humilde morada es amplio pero un poco más bajo que el de arriba, la escalera que baja a la playa está arriba para evitar que se suban animales.

En la parte de abajo están las maletas, en el suelo una tras otra, también está la cubeta de agua, la cual ya está bajando, seguramente Adrián mandará a alguien a traer más del río. El foquito se me prende cuando recuerdo que es el momento perfecto para obtener la brújula, seguramente ya no la trae encima, si no la ha dejado en su maleta. Recuerdo que la suya es la de color azul marino, hay dos, abro la primera que veo y aun no sé distinguir muy bien cuál es la ropa de cada quien, la reviso completamente y nada. Me muevo a la otra haciendo lo mismo, ¡Dios mío tiene que estar en alguna parte!

-Esculcar las cosas de los demás es de mal gusto – inquiere una voz atrás. Me quedo estática antes de voltear.

-Solo revisaba si era mi maleta – invento lo primero que se me viene a la cabeza. – Pero ya veo que no era – le sonrío de boca cerrada.

-Ya veo – no se lo ha creído, Dely camina hasta detenerse en la cubeta y juntar sus manos para agarrar agua. - ¿Por qué es tan importante esa brújula?

-Creí que podría ayudarnos de algún modo – contesto demasiado rápido.

- Ok.

Es lo último que contesta antes de volver a subir, suspiro volviendo a dejar la maleta cerrada e irme de nuevo a la cama, no me duermo ni nada, solo espero que los demás se despierten.

Más al rato de todos levantarnos comemos fruta, siempre lo hacemos, de hecho, hasta Dely se quejó de eso, y no estaría mal que intentáramos cazar algún animal, Adrián dijo que lo considera, hasta dijo que tendría un plan, pero que nos esperáramos a mañana.

-Hola ¿Qué crees? – llega a mí Santino.

-¿Qué creo? – le respondo con su misma actitud positiva.

-Te tengo una maravillosa sorpresa.

-Muy bien, ¿Qué es?

-Es un lugar, vamos – me pide que lo siga.

-Pero Adrián... - pregunto por qué últimamente no me deja ir sola a ningún lugar.

-Ya le he dicho y está de acuerdo – bueno que conste, estoy por seguirlo, pero de reojo veo como se acerca el rey de Roma.

-¿Podemos hablar un segundo? – me pregunta Adrián, lo noto un poco molesto.

-No tardes – Santino me da un beso en el cachete antes de irse a la playa, aún no sé qué es lo que planea. Veo como Santino se aleja por la playa dejándome a solas con Adrián, no diré que no me incómoda su silencio; pues estaría mintiendo, juego con mis pies enterrándolos en la arena y luego sacarlos, siento la mirada penetrante del español y me siento pequeña ante él.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora