Capítulo 54

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De regreso a casa

ADRIÁN

-¡Salió negativooo! – celebra Marisa alzando las manos. – No sé si llorar de alivio o de extrema felicidad.

-¿Por qué llorarías de "extrema felicidad"? – hago comillas con los dedos, tomo las pruebas y las echo a la bolsa de basura.

-¡Por qué no tendría estrías! – alega.

-Madre mía – alzo las cejas mientras me muevo al balcón, cuando despejo las cortinas veo alguien recargado en el capo de una camioneta negra, me mira directamente, aquella figura viste igual de relajado que siempre y sus ojos están escondidos detrás de unos lentes oscuros, ¡¿Por qué nadie me hace caso?! Un día de estos me voy a pegar un tiro y me da más coraje pensar que no podré morirme. – Iré a tirar la basura, no tardo.

Asiente alegando que irá haciendo el desayuno, tomo las bolsas de basura y salgo, obviamente es una excusa para ver que rayos quiere el francés, haber ¿Qué le cuesta entender que no era necesario que viniera? ¿Acaso quiere que su plan se vaya a la mierda?

Si lo he de confesar, estoy aquí porque él me lo pidió. No sabía mucho el contexto de su pelea hasta que Marisa me lo dijo, pero me pidió que regresará a Francia y cuidara de ella, ¡Pero los problemas buscan a Marisa!

No tengo ni puta idea de que limpia le tengo que hacer a esta mujer para que los problemas no vengan, no tengo un año conociéndola y ya ha estado al borde de la muerte como cuatrocientas veces.

Bajo las escaleras apresuradamente, me encuentro con la administradora del edificio en su puesto de siempre, la saludo pero me habla impidiendo que continúe con mi camino.

-Joven Adrián, ¿Cómo amanece? - ¡Cómo odio a las señoras entrometidas! Supongo que me va a preguntar por traer en esas condiciones a noche a Marisa, es de ese tipo de señoras que no sabes cómo rayos obtiene información.

-Bien ¿Y usted?

-Preocupada, ¿Cómo está la señorita Marisa? Escuché que anoche llegó en malas condiciones – en serio que alguien me diga como las señoras lo saben todo.

-Está bien, solo se bebió un par de copas más – invento lo primero que se me ocurre.

-¿Seguro? - ¡Ahg! Cállese señora. - ¿No estará en malos pasos?

-Nunca lo permitiría – es en serio, sé lo que es estar en la mierda y si puedo evitar que alguien más entre, claro que lo impediré.

-¿Qué tienes ahí? – señala las bolsas de basura, miro en esa dirección y escondo las pruebas de embarazo ¡Genial lo que faltaba! - ¡Oh por Dios! ¡La señorita Marisa está embarazada! ¡Muchas felicidades! Supongo que usted será el padre...

-No, no, no, no se haga ideas – le detengo su tren. – Si ella estuviera embarazada estoy muy seguro que sería la última persona que....

-¡Oh por Dios! Joven Adrián...

La dejo con la palabra en la boca y salgo del edificio, deposité las bolsas primero en el basurero antes de caminar al francés, no quiero que vea las pruebas y crea cosas que no son, suficiente tengo con la señora entrometida. Cuando me voy acercando Lucien se quita los lentes.

-Te dije que no vinieras, está todo en orden – hablo entre dientes una vez que estoy frente a él.

-¿Marisa está bien?

-Que si pesado – ruedo los ojos. – Mejor vete antes de que te vea y todo tu plan se vaya a la mierda.

-¿Está dormida? ¿Puedo verla?

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora