Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️

Capítulo 51

Gata Montés

MARISA

Mis primeros cuatros días son los más agotadores para mí, después de llevarle de comer a Adrián tengo que caminar para los ensayos de las chicas, todas me aceptaron en su grupo rápidamente, a pesar que soy la más joven de las cinco. Soy la que aprendió más rápido, sobre todo en los bailes en el tubo, pues mi fuerza sobrehumana me ha ayudado bastante.

En lo que aprendía un poco seguía trabajando de mesera, seguía con mi jornada normal, al contarle a Edwin sobre mi nuevo rol le impresionó, Adrián ha descansado lo máximo que podía pues hoy es mi primer día como stripper en este club, mientras trabajaba de mesera era prácticamente imposible que no pudiera dejar ver el show de las chicas y decirme a mí misma, dentro de poco estaré ahí.

Cuando me preguntaron como me llamaría fue muy difícil escoger un nombre, estaba en los camerinos a pocos minutos de ingresar y la rubia, que por cierto la llaman la "Inalcanzable" me ayudaba a ponerme la lencería. Estaba frente al espejo mirándome completamente el cuerpo, la lencería estaba hecha a mi medida, cintos por aquí y cintos por allá, hacen que mi cuerpo se vea mucho más atractivo.

Es de un color negro de dos piezas unidos por cintos de color negro, en mis muslos están amarrados a mis bragas, junto con unos tacones descubiertos con unas cintas que se amarran a mi pierna hasta llegar un poco arriba de mis rodillas, mi cabello me lo han trenzado en dos y le han puesto algunas decoraciones. Mi maquillaje es de sombras oscuras con brillitos y un labial con tono oscuro. Tales colores hacen resaltar la claridad de mis ojos.

Es una lástima que la gente común no pueda ver mi piedra ancestral, pues le da un toque muy sostificado a mi atuendo. Cuando pensé en una forma de cómo la gente me puede conocer sin saber mi verdadero nombre, fue badtande difícil, es de verdad muy agotador. Por mi cabeza pasaban muchísimas ideas, desde llamarme calcetín de barrio hasta la deseada, no puedo decidirme por uno.

-¿Cómo llegaste a tu seudónimo? – le pregunté a la rubia que me ayuda ajustar mis tacones.

-Cuando empecé en este negocio y tener todas las miradas sobre mí me hacía sentir inalcanzable, por ello me apodé de aquella forma – me contestó con simpleza.

-¿Y cómo es tu nombre real?

-Prefiero no decirlo, es parte de mi pasado – me regaló una sonrisa sincera, no le dije nada, respeto su decisión, no todos tenemos un pasado bonito. - ¿Ya decidiste algún nombre? – me volvió a preguntar. – Ya casi salimos y tenemos que anunciarte.

Mi vista se volvió al espejo de cuerpo completo, ¿Qué seudónimo me define mejor? No puedo llamarme chispitas, ni mucho menos gritona, esos fueron los primeros apodos que llegaron a mi mente, me cuesta admitir que ese francés de mierda aún sigue presente en mi mente y lo estará por mucho tiempo, aunque mi orgullo me dé para estar enojada con él por algunos años más.

Quiero llamarme de una forma que sé que me identifica o que deseo convertirme, pero... ¿que será? Al momento de mirarme de nuevo al espejo mi piedra ancestral se encendió un segundo.

Yo estoy destinada a convertirme en un gato ¿no? Específicamente en un gato montés, cuando tenga la energía suficiente podría transformarme en un animal como mis compañeros, miro a mi nueva amiga diciéndole en voz alta y firme, mi seudónimo.

Ahora no hay vuelta atrás, estoy detrás de Inalcanzable esperando a que podamos salir, se escuchan los silbidos de la gente mostrándose impaciente a que aparezcamos.

-Lo harás bien – me da un ligero apretón de manos, por medio de las cortinas puedo ver que el único que no se desespera porque aparezcamos es Adrián, quien está en primera fila mandado mensajes en su celular, de verdad que admiro a este hombre, cómo puede estar dispuesto a cuidarme las 24 horas, literalmente. Me da gracia ver que el hombre que está sentado a su lado está muy emocionado, tanto que sacude al español mientras le grita de sabe que, Adrián lo mira mal y se suelta de su agarre.