Capítulo 35

69 5 0
                                    

La electricidad entre los dedos

ADRIÁN

Dejo envuelta en cobijas una vez ha amanecido, siempre Marisa es la última en levantarse, el que moquee un poco me está dando alertas rojas de que se ha resfriado, y esto es culpa del maldito Lucien, ya que llegue ajustaré cuentas. Los demás ya se han levantado y preparan la fogata, Azalea está mucho mejor, han pasado semanas de su último episodio y ha mejorado, ahora convive más con Lorcan y eso me alegra, Santino se les une de vez en cuando, son los que más escándalos hacen a la hora de irse.

Como ahora que como niños pequeños se van al mar a irse a sabe que lugar con los delfines.

-¡No lleguen tarde a comer! – les grito.

-¡No prometemos nada! – me responde el italiano, vuelvo a quedarme a solas con Bedelía, las cosas entre ella y yo han mejorado muchísimo, hace poco habló conmigo diciéndome que no le importaba mi pasado, siempre y cuando no le pidiera que la aleje, ella me seguirá sin dudar.

-Así que tú y Marisa durmieron juntos – me habla la pelirroja con una mueca de disgusto, aunque sé que es fingida. – A mi nunca me abrazas cuando dormimos juntos.

-No me digas que te vas a poner celosa – sería divertido, pero no tengo ganas de ello.

-¿Tengo por qué?

-Dormimos bien abrazaditos – me abrazo a mí mismo haciendo muecas, la pelirroja ríe poniendo más leña.

-Por favor, si no supiera lo que pasó con Fonfe hace unos días creo que si dudaría – achino los ojos.

-¿Estás dudando de mí?

-Claro que no – la pelirroja es una pésima mentirosa.

-Eres la única que sabe el precio que pagó Lucien – le vuelvo a advertir, hice que todos lo olvidaran ligeramente, solo para no causar más problemas de los que estamos metidos.

-Tranquilo soy una tumba – me guiña el ojo.

-Yo también soy una tumba – llega Marisa, tiene la nariz roja y una manta sobre los hombros, el que moquee un poco me da indicios que se ha enfermado, genial, lo que nos faltaba. – Yo también puedo ser una gran tumba, ¿De que hablaban?

Se acerca de nosotros y se sienta en los troncos poniendo sus manos al frente tratando de recibir todo el calor posible.

-De nada – hablo yo encajando carne al palo para ponerlo sobre la fogata.

-Me gusta que Adrián me lo haga encima – Marisa arruga las cejas y mira uno a otro antes de poner una mueca.

-¡Dios! ¡Me los imaginé! ¡Es terriblemente tierno y asqueroso! – se talla los ojos y yo me echo a reír, debo de enseñarle a la pelirroja que hay otro tipo de cosas que puede decir en estos casos. – Me alegro por ustedes, pero que asco – sacude la cabeza y toce un poco.

-No me gusta esa tos – le dice Bedelía.

-A mí tampoco – le digo. – Iré a buscar a ese francés y lo voy a golpear.

-Dale uno por mí – le sonrío mientras me levanto. – Cuando le pegues dile: "Este golpe va por lo de anoche.

-¿Qué pasó anoche? – le pregunto con una ceja alzada.

-Tu solo dile así, él entenderá el por qué – asiento y la pelirroja sacude la cabeza confundida.

-Alto, alto ¿Por qué quieren golpear a Fonfe? – pregunta perdida la Pelirroja.

-Ahorita te cuento – le susurra Marisa acercándose más a la fogata en busca de calor.

-Las veo al rato – me despido cuando detecto el olor a próximo francés golpeado.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora