Capítulo 25

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Marisa y el precio

ADRIÁN

-«¡¡LA TENGO!!» - el grito de Lucien me devuelve a la vida, veo que la ha atrapado en un campo de fuerza y la baja lentamente fuera de los árboles, inmediatamente corro a ellos.

Al acercarme veo a Fonfe en aspecto humano gritándole que abra los ojos, está aún lado de ella de rodillas con ambas manos en sus mejillas, el tono que usa es de desesperación y de tristeza, freno en seco y me vuelvo humano, me apuro hasta llegar a ellos. Mis alarmas se encienden cuando la piel de su rostro comienza a perder color, sus labios se empiezan a secar, su piedra se ilumina y se apaga lentamente, como si aquello fuera un indicador de los latidos de su corazón.

Sus manos están manchadas de sangre, reviso su ropa y veo el origen, levanto la camisa y su piel del abdomen está abierta, si no me equivoco el lado donde se cortó hay un órgano importante, el hilito rojo que sale de su boca me confirma que algún órgano está dañado.

-¿Qué le pasó? ¿La lastimó una criatura? – indaga Fonfe, es la primera vez que su voz no hay ningún tinte de arrogancia, es de preocupación verdadera. Quien lo viera, se enculó de ella tan rápido, bueno no tanto, ya tenemos bastante tiempo aquí.

-No – examino el corte, esas criaturas golpean con su cuerpo o con algún arma de madera, si hubiera sido ellos habría un hematoma, no un corte, este es tan delgado que llego a la conclusión que puede ser... - Algún cuchillo, es demasiado fino, pero profundo.

-«Chicos los isleños se dirigen a ustedes» - nos informa Lorcan, los rugidos de las criaturas me hacen levantar la cabeza, a través de la oscuridad veo sus figuras y nos han rodeado.

Fonfe pone un campo de fuerza alrededor de nosotros cuando se avalancha para atacarnos, se escuchan sus golpes contra el escudo turquesa, y mi mente comienza a maquinar rápidamente una solución, pero es la primera vez que no se me ocurre nada, estamos rodeados, Fonfe no soportará durante mucho tiempo mantener el campo y la vida de Marisa se está yendo de mis manos.

En caso de que Fonfe quité el campo de fuerza no podemos proteger a Marisa mientras combatimos con ellos, Lorcan no puede acercarse sin que no lo lastimen primero, y si lográramos acabar con ellos tal vez sería tarde para ella.

-¡Adrián! ¡Salvala! – me grita Fonfe, tiene las manos alzadas como si cargara todo el peso, mantiene los ojos cerrados y le tiemblan los brazos. No aguantará por más tiempo.

Arrogándome a una cosa que no quería llegar.

-Uslar te pido ayuda – una vez el gato se me apareció en los sueños la primera vez que llegamos a esta parte de la selva y me dijo que solo una vez él podría intervenir si las cosas se salieran de control, pero el precio será bastante caro.

Sé que me dije que no llegaría a tal cosa, por ello estuve como paranoico ingeniando trampas a las cuales creí que funcionarían a la perfección, tenía planeado todas las posibilidades que existieran, pero la vida siempre tiene un as bajo la manga. Creo que aquí el detalle fue el incendio, una parte de las trampas no funcionaron porque se habían quemado las sogas.

Solo estoy seguro que ningún precio vale más que la vida de Marisa.

De repente, todo se para, las criaturas se detiene sus golpes, Fonfe se sorprende como aquellas criaturas se estancan e incluso las gotas de lluvia se paran en el aire. Mis sentidos de olfato detectan a alguien más detrás de mí.

-Uslar – saludo no muy contento.

-Soy todo oídos, ¿Qué ha pasado? – pregunta cínicamente.

-Como si no lo supieras – se adelanta Fonfe mirando detrás de mí.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora