Capitulo 53

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Instintos

ADRIÁN

-Hey ¿Cómo estás? – me saluda Edwin cuando ingreso al bar, voy hasta la barra buscando a Marisa por todo el lugar, sin mis cuentas no me fallan es hora de su show.

Estaba en la estación del tren cuando de repente, me llego la sensación de que algo malo pasaría y por ello volví solo para asegurarme que Marisa este bien, puede que haya perdido la oportunidad de acabar con quienes mataron a mis padres, pero puedo volver a buscarlos y armar otro plan, no pienso arriesgar la vida de Marisa, por algo que puedo volver a planear. Además, si algo le pasara no solo me sentiría mal, la furia de Lucien caería sobre en mí y sinceramente me gusta conservar mi cabeza pegada a mi cuello.

-Hey – le regreso el saludo. - ¿Has visto a Marisa? – me recargo en la barra mientras lo veo secar un vaso con un trapo.

-Si, se fue a los vestidores, aunque... - eso ya no me gustó. – Debía de haber salido a su show, desde hace rato...

-Iré a los camerinos – le aviso, asiente y voy caminando apresuradamente, esa sensación de que algo malo ha pasado crece y temo por ella.

Al llegar a los camerinos ingreso y veo algunas de sus compañeras, ignoro la desnudez de algunas y continúo buscando.

-Adrián qué gusto verte – llega a mí la buchona oxigenada. - ¿En qué podemos servirte? - ¿No entiende que no me la quiero tirar? Como caen gordas.

-Marisa. ¿Dónde está? – voy directo al grano.

-¿No está en su show? Se supone que a eso salió – me lleva la santa mierda, salgo apresurado del lugar regresando a la barra y le digo a Edwin que no está, extrañado deja la barra encargado a un compañero suyo y buscamos por todo el lugar, ¡Nada!

-Tu jefe. ¿Dónde está su oficina?

-Sígueme – me lleva por un pasillo y ambos nos encontramos desesperados por no encontrarla, nos acercamos a una puerta y puedo escuchar los jadeos del otro lado.

Si es Marisa juro que no me importará mancharme de sangre, Edwin intenta tocar, pero lo hago a un lado y pateo la puerta. Mi fuerza sobre humana hace que la puerta vuele, entro a la habitación hecho una furia, las dos personas que tengo en frente se giran a mí, un alivio me recorre al ver que la chica que está arriba del gordo no es Marisa.

- ¡¿Dónde está Marisa?! – pregunto directamente sacando un arma, es una larga historia el como llegó ese artefacto a mí.

-¡Tranquilos! – espeta el gordo levantando los brazos, la mujer se para e intenta cubrir su desnudez, se va a una orilla donde hay una bata y se apresura a ponérsela.

-¡No volveré a repetirlo! – ignoro los asquerosos olores de su oficina y llego hasta él jalandolo del cuello de su camisa, empieza a balbucear no sé de qué, pero no me sirve, por lo que debo de recurrir a otra maniobra, dejo la pistola dentro de mi pantalón y preparo mi mente. - ¿Dónde está? – pregunto lentamente haciendo que mis poderes hagan de la suya, el pequeño destello de color naranja en sus ojos me indica que funciona.

-En un show privado – suelta como si fuera un robot, lo suelto y le pido a Edwin que me acompañe, ¡Le dije! ¡Le dije que no lo hiciera! Lucien me va a matar cuando se entere.

Sigo al chico y el guardia que custodia fuera de las puertas lo agarro del cuello y lo estrello contra la pared.

-Marisa ¡¿Dónde está?! – le bramo, temeroso señala una puerta y le pido a Edwin que la abra, me giro al guardia y entro a sus pensamientos para ver si ha pasado algo, lo que veo es que entra un hombre enmascarado y luego ella, de ahí en más ninguno de los dos vuelve a salir.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora