Capítulo 50

51 6 1
                                    

Los preferidos de la vida

MARISA

-¡Por fin te dignas en dejarte ver! – la alegría no me cabe en mi pequeño cuerpo, de verdad que estoy más que feliz de volverlo a ver.

-Lamento haberme comportado como un fantasma. Pregunta tonta, pero necesaria para mí – dejo de abrazarlo para escucharlo. - ¿Por qué prendí mi celular y tengo más de dos mil llamadas perdidas tuyas?

-Se me hacen pocas – voy a la puerta a recoger mis cosas.

-¿Entonces se quedará a vivir aquí? – le pregunta mi casera al chico. – Porque el precio aumentará – la sonrisa se me borra al recordar su precio.

-Ya veremos – habla Adrián tomando mis hombros y me saca de la recepción, lo guío hasta mi humilde departamento, camina con los brazos metidos en las bolsas mientras yo engancho uno de mis brazos con el suyo. Me ayuda con una bolsa mientras le platico de mi nuevo trabajo.

-Bienvenido a mi humilde morada – abro la puerta dejándolo entrar. – Sé que no es lo mejor, pero...

-Al menos no duermes debajo de un puente – habla burlesco mientras deja la bolsa en la barra y se adentra examinando el lugar. - ¿De qué me perdí? La última vez que te vi estabas con Lucien y ahora... ¿Qué ha pasado? ¿Terminaron?

-No me hables de ese imbécil – pido.

-Entonces habéis terminado, interesante – saca una caja de cigarros y me señala el balcón.

Caminamos y abre la puerta, es lo suficiente espacioso para que quedemos los dos sentados frente a frente con los pies doblados, así lo hacemos mientras enciende un cigarro.

-No creí que fumaras – le confieso.

-Y no lo hacía, pero ya que somos inmortales puedo darle el lujo de matar mi cuerpo sin morir – me ofrece uno y lo rechazo, indirectamente eso me recuerda a cosas que están enterradas en mi pasado. – Entiendo un poco a las personas que tienen una adicción a esto, sirve muy bien para pensar. ¿Qué pasó con Lucien?

Le explico absolutamente todo, desde que se fue él y hasta la basura que recibo a diario (las cajas de cartón) aunque nunca he obtenido respuesta sobre cómo me llegan.

-¡¿Pero qué le pasa a ese maldito cabrón?! – alza la voz con una mirada incrédula. - ¿Entonces no puedes salir del país sin su permiso?

-Así es.

-Que malnacido, ¿Qué harás?

-Tengo un amigo que quizás pueda conseguir una forma de salir e ingresar a mi país ilegalmente, pero cuesta demasiado, entonces para eso trabajo – tuerzo la boca.

-¿Qué tanto?

-Todos mis órganos juntos y aun así quedaré en deuda – entiende con solo decirle eso, deja salir humo por el lado de la calle para evitar que me llegue a mi cara. – Además embargue el anillo de compromiso – desvío la mirada por pena a dentro de mi casa.

-Bueno, eso da igual. Voy a ayudarte – tal cosa me hace voltear otra vez a él.

-¿Qué dices?

-Si, mi promesa de apoyarlos en todo en la isla no la dejaré suelta, no tengo problema en mudarme a Francia y trabajar aquí, ya verás conseguiremos el dinero y podrás volver a casa – estallo de felicidad y lo abrazo.

-Gracias, gracias ¡Eres el mejor! – me envuelve en un abrazo.

-¿Quieres ir a su casa y aventarle huevos? – me pregunta.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora