Capítulo 18

56 8 34
                                    

Misión: No ser tan curiosa

MARISA

Mi día comienza super luminoso, soy la primera en levantarme, algo nuevo, trato de hacer el menos ruido que puedo y bajo al primer piso, me pongo mi ropa. Ya tan pronto acabó la semana, eso significa que ya toca lavar la ropa. Se nota la ausencia de Fonfe, creo que ha pasado más de una semana desde que lo hemos visto por última vez, si me da de pesar que a lo mejor no la esté pasando bien, o que le haya pasado algún accidente, no quiero ni pensar en las posibilidades de que esté muerto.

Hemos intentado buscarlo por varios días y no hay rastro de él, ni de algún indicio de dónde pudo haber estado. Las cosas aquí con el refugio siguen casi igual, Bedelía se ha acercado un poco más a mí, en cambio la rubia, no tolera que esté cerca.

Volviendo a lo de Fonfe, si me sabe mal no saber qué ha pasado con él, bajo del refugio y me quedo mirando a la selva, ¿Estaré mal si voy a buscarlo? Cuando vea que este bien me regresaré, entiendo que seguramente soy la última persona que él quisiera ver.

-Él está bien – me dice una voz detrás de mí, es una voz masculina y por el acento sé quién es.

-¿Crees que siga vivo? – le pregunto, lo odio, pero no lo quiero muerto.

-Claro que sí, Fonfe es testarudo y engreído, pero sabe cuidarse – aquello logra sacarme una sonrisa débil.

-¿Volverá?

-Lo hará, dale tiempo – el tono que usa no me gusta, pero prefiero no decir nada. – Ven ayúdame.

Nos toca lavar la ropa de todos, así que empacamos lo que podemos en las maletas y las llevamos e incluso lavaremos la ropa de Fonfe, por si vuelve para que mínimo no huela tan mal su ropa, ya sé que se comportó de lo peor y quizás no sea la persona más agradable, pero no lo queremos muerto y espero que recapacite para que vuelva antes de que pase alguna tragedia.

Llegamos al río, me subo lo máximo posible de mi ropa para no mojarla y meto algunas prendas en la orilla, a falta de jabón, básicamente la enjuagamos, solo para poder disminuir el olor, porque la verdad nos hemos acostumbrado a nuestros olores, pero de vez en cuando es bueno tener la ropa algo "limpia".

Las cosas con Adrián están algo tensas, desde que la pelea con los chicos, hemos estado algo paranoicos, además de los aullidos que se escuchan de vez en cuando ha provocado que invente trampas a nuestro alrededor para evitar los animales salvajes. Eso nos deja un poco tranquilos, pero fuera de nuestra área es donde peligramos, técnicamente el río es el lugar donde vamos y es peligroso estar por mucho tiempo, por lo que apuramos la tarea y hablamos de vez en cuando.

-¿El gato aún no te ha contactado? – me pregunta al cabo de un rato.

-No, es extraño, últimamente la brújula está rara – la saco para que la vea, esto tiene que verlo. La saqué de uno de mis bolsillos del suéter que dejé en la orilla del río. – De repente da un punto fijo y otras veces se desalinea.

-Ya dará señales de vida – yo sé que si, por ello no me preocupo por ahora.

Después de ello regresamos y dejamos la ropa sobre el refugio para que se seque, la curiosidad de saber si Fonfe está vivo o no, es demasiada, por ello me encamino a la selva decidida a encontrarlo y si la suerte está de mi lado, convencerlo que vuelva, pero soy interceptada por Adrián.

-¿A dónde tan peinada? – me gusta el buen humor de él, lo admito.

-Iré a la selva a buscar el estanque de mis sueños – le digo dándome la vuelta para rodearlo. – Ya sabes... para ver si en realidad existe.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora