Capítulo 30

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En problemas

MARISA

Bedelía pasa por nuestro lado volando a toda velocidad y se adelanta alzando el vuelo por encima de los árboles, tiene la fortuna de ser un fénix, llegará primero al refugio, mientras a nosotros nos toca irnos a pata. Lorcan corre mientras se guía de Adrián, al parecer es el único que conoce la isla como la palma de su mano, pues sabe bien en qué punto estamos y cómo podemos llegar más rápido.

-«Verán un roble con troncos torcidos y algo inclinado» - efectivamente, más adelante ahí está. -«Sigan y...»

Se corta la comunicación cuando algo nos avienta por los aires. Lorcan y yo nos separamos y cada uno vota en donde la gravedad nos avienta. Afortunadamente me caí sobre la tierra y no contra un tronco o piedra.

-«¡Marisa! ¿Dónde estás? ¿Te encuentras bien?» - siento el ardor en una parte de mi pierna, pero de ahí en más estoy bien.

-Si, si, ¿Qué pasó? – mi pregunta se contesta sola cuando el sonido de un isleño nos sorprende a los dos, pegó un grito alzando de forma amenazadora su palo de madera. – Mierda, ¿Justo ahora?

-«¡Adrián! ¡Isleños!» - avisa Lorcan, el isleño se viene en nuestra contra, Lorcan salta y le muerde con fuerza, Adrián me grita que corra mientras el tigre los entretiene, mandó a Lucien a ayudar, solo que tardará en llegar ya que el refugio aún está retirado.

Solo que no puedo moverme cuando veo que son muchísimos los que van en contra del tigre (como cuatro), lo oigo gritar de dolor cuando lo lastiman y Fonfe tardará, aún con todo el miedo del mundo tomé una rama de gran tamaño y no me detengo a pensar en lo que podría pasarme si no tuviera la piedra como ayuda. Lo alzo y le doy con ella a un isleño. Después del pequeño incidente no volveré a cometer los mismos errores y, sobre todo, no me volveré a acobardar.

Lo lanzó por los aires y se estrella con un árbol delgado, el tronco se rompe y cae con un golpe seco, daños colaterales amigos. Lorcan usa su propia magia para quitarse de encima a algunos y yo les pego con el palo que tengo, el tigre muerde a uno y le arranca la cabeza con sus dientes, me subo en una raíz alta y salto con la rama en los brazos, se la encajo en la espalda a uno y llega Lorcan a rematarlo.

-«Estoy impresionado» - me habla el tigre.

-Te debía una – le recuerdo.

En ese momento otro isleño, con el palo que tiene en las manos lo alza con claras intenciones de aplastarnos con ellas, solo que no llega a nosotros por un escudo que tanto conocemos, la misma atrapa al isleño, lo levanta al aire y lo lanza a kilómetros, volteamos cuando un movimiento a nuestro lado se presenta, se trata del lobo y justo la piedra que tiene en medio de los ojos se apaga cuando deja de usar su poder.

-«Vaya, yo creyendo que dejarás de ponerte en peligro, ¿Por qué no me sorprende gritona?»

-Ya se me hacía raro que no dijeras nada – le digo. - Bien que te gusta verme empoderada - le guiño un ojo al estúpido para que se moleste, logré mi cometido cuando rueda los ojos.

Un rugido a nuestra espalda nos hace voltear.

-«¡Vámonos!» - dice Lorcan, me subo a su espalda tomando del suelo la ropa de Dely que solté, Fonfe arranca detrás de nosotros, pero los isleños se van acercando a nosotros de los costados saliendo entre los árboles.

Algunos se nos abalanzan, solo que Fonfe pone escudos impidiéndoles acercarse, veo la playa al fondo, al pisar fuera del área de los árboles una capa de viento se forma impidiendo que los isleños ingresen, como si fuera una barrera de Lucien, pero creada de viento.

Los 7 Ancestrales. Náufragos I. Completo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora