CAPÍTULO DOCE- BAJOS INSTINTOS

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Mihail

Siempre he dicho que matar es uno de los actos más satisfactorios que existe, pero cuando es uno el que se encuentra en el papel de víctima y no de victimario todo lo que uno creía que era placentero no es más que una quimera para justificar los actos delictivos que van desde la tortura inicial donde se disfruta sentir en cada célula de nuestro cuerpo como la sangre de la víctima clama clemencia entre cada uno de los golpes propinados y por último la muerte que el asesino ejecuta en cada una de sus formas porque con cada víctima la forma de quitar vida se vuelve más creativa.

Cuando alguien me preguntaba si le tenía miedo a la muerte siempre respondía que no porque es ilógico temerle a lo inevitable porque al final la muerte es lo que le da sentido a la vida y aunque en mis manos muchas personas han dejado su último aliento de vida puedo asegurar que esta vez sí temo por mi vida.

El destino siempre se encarga de ponerme en situaciones donde me hace recapacitar en cada una de las cosas que hecho y aunque después del cáncer he intentado frenar mis instintos de asesino al final es lo que soy por crianza, por decisión y por qué naturalmente nací siendo uno.

Porque el asesino no se convierte en uno solo cuando mata sino también cuando la idea de robar la vida de alguien ronda en la cabeza dándole las mejores ideas de depredación que existen y desde que era un niño vengo con esas ideas como cuando golpeé fuertemente la cabeza de Grigory cuando aún no sabía caminar por romperme un telescopio que era un regalo de Lev o cuando intenté ahogar en la piscina a Gavrel por encontrarlo cerca del cuerpo sin vida de Nova.

Aunque en aquellas ocasiones fue con el fin de cobrar venganza de lo que me hicieron la mayoría de las muertes que he ejecutado han sido cargadas de placer, diversión y excitación llevándome a desear volver a ejecutarlas porque siempre la costumbre reinará sobre la razón y aunque intente dejar detrás las ganas de ser un asesino al final la costumbre de serlo en todas sus versiones me motiva a matar a los infelices que me tienen donde estoy.

Al llegar a Dubái recibí mi nuevo auto de manos de los Vory que me esperaban en la pista con la intención de llevarme a Eleora junto a Bellatrix a darles un paseo y quizás comer algo en uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad porque como ahora andamos como críos de secundaria en abstinencia sexual para desarrollar otros lazos estoy pensando en sacarla a pasear de vez en cuando para que vea que soy el indicado para ella no solo por el buen sexo que le doy sino porque soy quien controla todas sus emociones y cada célula de su cuerpo incluso cuando no estoy cerca de ella y eso junto a su miedo a que le ocurra algo a su hija me hace querer mostrarle que puedo protegerlas a ambas e intentar no aprovecharme de su inestabilidad emocional para bajar mis ganas, pero lastimosamente no sucedió así.

El plan se me arruinó cuando al parecer leyó mi mente y escapó como siempre hace de mi lado subiendo con su hermanito al auto y dejando a Alessandro conmigo.

Es bastante molesto tener que soportar al italiano cuando está en plan chistoso diciéndome que tiene el mejor plan para ponerme a "hablar" con Eleora ya que nuestra irritabilidad les provoca a ellos molestia también, recibir un golpe contundente del lado del copiloto lo hizo mandarlo al frente recibiendo un golpe en su cabeza, pero gracias a los cinturones de seguridad permanecimos firmes sin salir volando por el parabrisas.

Tuve que cortar los cinturones cuando se atascaron por los golpes que recibimos con una navaja que gracias a Eleora acostumbro llevarla encima siempre entre mi calzado porque cuando las balas se acaban y cuando pasan este tipo de eventos es necesario llevar un objeto cortopunzante arriba para defenderse.

Alessandro fue el primero en lograr salir del auto por la ventanilla de mi lado, pero el muy estúpido golpeó mi hermoso rostro con sus pies provocando que perdiera la navaja de mi mano dificultando mi salida.

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