CAPÍTULO VEINTITRÉS- SUBREPTICIO

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Eleora

En más de una ocasión he confesado que mi gran anhelo es tener una familia por no crecer en una, por no poder formar una con el padre de mi hija y por no vivir en un ambiente en el que pueda convivir como una familia normal con las personas que me rodean porque desde hace tiempo tengo entendido que la familia no siempre se forma por los lazos sanguíneos que nos unen sino también que se forma con las personas que nos son leales, fieles y que nos estiman tanto que nos hacen formar un vínculo intimo confiando en ellos con ojos cerrados a la hora de darle participación directa en todo lo que nos ocurre.

Regresar a Moscú con las intenciones claras de ir por una semana para cumplir con el pedido del miembro de mi familia más especial; Angelo, me hizo sentir entre nerviosa y ansiosa por volver a ver a personas que se comportaron conmigo como si fueran mi familia en los momentos más desastrosos de mi vida, tener que traer a mi hija al campo de batalla junto a su padre también me llenó de cierto nerviosismo junto a felicidad por cumplir con el sueño de tenerlos a los dos juntos aunque ambos desconocieran su parentesco, pero una vez más el destino me jugó en contra dejando que mi hija descubriera quien era su padre y luego ver cómo cada Mikhailov al saber que era su familia empezaron a cuidar de ella como si fuera el ser más especial entre ellos me hicieron sentir tranquila por saber que si un día yo llego a faltarle tendrá a su alrededor personas que se ocupen de ella dándole lo mejor.

Aunque con el último evento mi inestabilidad emocional se ha adueñado de todos mis sentidos, pero no es por no poder soportar lo que vi, no es por ser débil a las situaciones de estrés y no es porque soy muy vulnerable para no entender lo que sucedió, ya que si estoy inestable es por saber que la meta que estaba a punto de atravesar con mi hija en brazos se ha alejado más del camino por estar en otra encrucijada que pone al límite mi domino propio porque ahora mismo todos mis obstáculos están directamente relacionadas con las personas que amo; Mihail y Mikaela, y sin darle explicación a todo lo que está pasando no puedo tomar mi pasaje a la felicidad dejando a todos los que quiero envueltos en mentiras, secretos y muertes.

Tener un enfrentamiento con Mihail me sirvió para sacar de mi interior toda la furia que me estaba hiriendo por no poder irme al hotel a pasar la noche lejos de todos esos lobos con cara de ovejas y por no poder retornar a Dubái por mis propios medios, ya que Angelo se empecinó en que no debía quedarme sola y que si tenía sospechas de algunos de los que estaban en casa debía permanecer junto a ellos para que estudiara de cerca a todos para esclarecer mi mente.

Debo admitir que esa pelea no solo me sirvió para sacar mi furia sino que también me ayudó a drenar mis deseos de destrucción hacia Viktoria por saber que pasó la noche con Mihail llevándome a darle un escarmiento al ruso dejándome llevar de la ira que aún tengo contra todos, porque no es solo hacia Laurente; quien es la persona que tengo en la vista por lo sucedido con
Claus, sino también hacia cada una de las personas que están a mi alrededor porque se convirtieron en sospechosos de cada una de las situaciones a las que debo darle explicación.

Sin embargo, a pesar de que él es quien tiene poder sobre mí para volverme débil e irracional, que le haya entregado un anillo a Viktoria, que se haya acostado con ella inundando toda la mansión Mikhailov con sus gritos de placer sin pudor «Como le gusta ponerme a gritar a mi» y que se haya atrevido a tirar del gatillo mirándome a los ojos me llevó a descargar sobre él todo mi enojo porque desearía que las cosas fueran diferentes entre los dos y por eso le dije que era la reina oscura para que él mismo atara los cabos sueltos entre lo que se le ha contado y lo que ha logrado recordar confirmando quien realmente soy porque no creo aguantar con una mentira más entre los dos rodeados de todo este mal que amenaza con herirnos hasta destruirnos totalmente.

Es temprano en la mañana, Mihail me mira con su rostro inexpresivo, pero con su mirada cargada con ese extraño brillo que tiene cuando quiere destruirme de las dos formas en que siempre lo hace y que nuestra hija le haya dicho mi nombre es razón suficiente para saber que ahora empezará con su trato especial hacia mí no porque me quiere sino por ser su obsesión de cuando era un adolescente porque siempre he estado clara que lo que él siente por mí no es amor porque los seres como él no quieren, no cuidan y mucho menos aman, ya que ellos nacieron para quemar, herir y matar.

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