CAPÍTULO SEIS- INMOLACIÓN

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Mihail

Cuando uno es niño vive sumerjo en un mundo de fantasía creado por uno mismo o por quienes tenemos a nuestro alrededor, un mundo donde existen seres fantásticos que solo llenan nuestra vida de imaginación intentado ignorar la realidad que nos rodea. Luego cuando vamos creciendo nos damos cuenta que todo lo que pensamos que era real solo era parte de nuestra imaginación y nos avergonzamos por llegar a creer en todo lo que existía en el mundo de fantasía que vivimos por años.

Llegar a la etapa adulta dónde cada cosa que se hace o se dice debe ser bien pensado es más complicado que cualquier otra cosa en el mundo donde las responsabilidades, las normas sociales, los impuestos y las leyes que hay que respetar nos llevan a desear volver a ser un niño dónde todo era diversión sin preocupación de lo que ocurría a nuestro alrededor.

Los adultos de mi mundo actual se la pasan diciendo estupideces llevando a desear volver a mi niñez donde solo existíamos el abuelo, Nova y yo disfrutando de las acampadas en medio del bosque o de nuestras salidas nocturnas para enseñarme de su profesión principal llevándome a amar la astronomía igual que él cuando me regaló uno de sus libros favoritos en aquella ocasión. Añoro con locura esos años donde mi única preocupación era cual planeta me mostraría el abuelo al día siguiente.

Pero ahora mismo con los últimos comentarios que he estado escuchando solo me hace observar a los dos individuos que están pasmados como si lo que dice Lev le causa algún estrago o incomodidad porque no sé cuál de los dos se muestra más tenso si Eleora con su vista sobre mí o Adolphe con la vista en la niña que solo ignora lo que ocurre a su alrededor inmersa en un rompecabezas.

Ya he notado la mirada de Luka sobre Bellatrix como si ella fuera especial para él provocándome más enojo aun cuando Viktoria me comentó el acercamiento de Luka con Eleora cuando se iban para Corea alimentando la duda que se sembró en mi interior cuando regresé a la habitación el día que ella se fue creando en mi cabeza un mundo irreal.

Todo hasta el día de hoy permanece igual. Nadie ha entrado, tocado, limpiado o incluso acercado a la puerta por qué ordené claramente que ese pasillo está prohibido por que mi cerebro registró todo como ella lo dejó y aunque se llevó todas sus pertenencias al parecer actuó tan rápido que se olvidó de eliminar las pruebas que delatan la cosa que hizo o mejor dicho lo que no hizo, pero ahora mismo estoy lo bastante sumido en mi maldito cerebro para tener que remover cosas que sé que solo traerá problemas por qué de ser cierto lo debe tener bien escondido en alguna parte del mundo y ahora mismo debe estar apropiándose de la vida de alguien.

Dejo a todos con la parlanchina suegra de Andrei cuando Alessandro me hace la seña que esperaba desde hace días para que me informe sobre mi situación actual. Es el único que está enterado de lo que me ocurre ya que fue quien me llevó sedado hace tres años exactamente el día de mi cumpleaños treinta tres a ingresarme cuando pensó que moriría.

Salimos al jardín donde nadie nos puede escuchar porque no quiero arrastrar a nadie a lo que estoy viviendo y menos ahora cuando a pesar de tenerla a ella colaborando debo demostrar que soy capaz de liderar mi clan.

—Detalles— le pido.

Me mira como si el resultado de los exámenes es alarmante porque es la misma mirada de aquella vez.

— Ha regresado — trago áspero—. Debes volver a ingresarte para eliminarlo por completo— explica.

— ¿Maligno o benigno? — cuestiono.

—Benigno — afirma tranquilizándome.

—Puedo esperar a que todo esto acabe para extirparlo porque con toda esta gente aquí...

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