Mihail
24 horas antes...
Las personas llegan a nuestras vidas con un objetivo en específico donde no sé si es el destino, la casualidad o ese ser supremo llamado Dios que las pone en nuestro camino permitiéndonos compartir momentos únicos, inolvidables e irrepetibles con ellas porque con cada encuentro nuestros sentimientos hacia esas personas aumentan más al punto de volvernos irracional cuando de ellas se tratan superando los momentos vividos anteriormente con momentos mejores.
Siempre fue irracional cuando se trataba de Ivette, mi gloriosa y magnifica hermana. Aprendí tantas cosas junto a ella por solo tener un año de diferencia creciendo, compartiendo y aprendiendo del mundo que nacimos juntos convirtiéndonos en seres inseparables, al punto de desarrollar un sentimiento de posesión donde sus ojos nunca se apartaban de los míos cuando estábamos en la distancia y los míos tampoco se alejaban de los suyos por el sentido de pertenencia que teníamos uno hacia el otro.
Nunca sentí la necesidad de fijar mis ojos en alguien más porque mi corazón latía calmadamente al verla a ella con sus ojos como diamantes brillando sobre los míos, por ver su cabello negro en bucles reposar sobre su espalda y por verla sumergida en todo lo que hacia donde dejaba toda su atención permitiéndome aprender a tener ese magnetismo, concentración y atracción hacia todo lo que me hacía sentir vivo que en mi caso era ella.
Aunque uno no sabe en qué momento nuestra realidad cambia bruscamente porque sin andarlo buscando la vida me puso de frente a alguien que sin pedir permiso entró a mi vida tal catástrofe natural arrancándome de mis cimientos para poner toda mi atención sobre ella logrando por primera vez que mi vida cambiara de blanco y negro a un mundo lleno de colores.
Me llenó del azul de esos ojos que me miraron con fiereza al ponerlos sobre mí, por el arcoíris que creó al defenderse sin tenerle miedo al arma que llevaba en la mano mostrándose valiente y por ese atuendo rojo que llenó mis pupilas de fervientes llamaradas de fuego cuando saltó sobre mi sujetándose a mi cuello mientras giraba con ella para quitármela de encima comprobando que estaba saliendo de mi burbuja tétrica dándole la bienvenida a un poderoso alba en forma de una niña de ocho años.
La rabia me consume porque no puedo creer que todo lo que hemos vivido desde su regreso no sirva de nada para saber que nacimos para estar juntos, que el mundo siempre será oscuro y que quienes debemos alumbrarlo somos nosotros.
Ignoro a los hombres con sus quejas por no ir de fiesta como tenían planeado, miro por la ventanilla durante todo el trayecto y pienso en la manera en cómo nos hemos poseído estos últimos días.
Acaricio mis labios por tener las heridas más dolorosas por la manera en que nos besamos; que si estuviéramos juntos ahora mismo no me molestaría tanto, pero como le encanta darle honor a los astros que la rigen se empecina en llevarle la contraria a lo que debe hacer.
Llegamos a la propiedad, me encierro en mi habitación y permanezco con los ojos puestos en el techo sin creer que en unas horas estaré frente a un estúpido altar viendo caminar a una mujer que la quiero bien lejos de mí y que por mi maldita manera de proceder de luchar hasta al final hasta conseguir lo que quiero debo permanecer firme a mi decisión.
Pienso en mi sobrino cuando su imagen pasa fugaz por mi cabeza, pero mantengo todos mis pensamientos en orden porque con una endemoniada rodeada de príncipes que no son más que plebeyos comparados conmigo me confirman sus palabras de que definitivamente estoy perdiéndola.
Puedo pasar por alto al vampiro coreano, puedo incluso hacerme de la vista gorda del príncipe inglés, pero nunca podría ser condescendiente a que tenga un jeque árabe llenándola de flores en jarrones llenos de oro demostrando el gran interés que tiene en ella y ofreciéndole el mundo a sus pies si llega a pedírselo.
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EUFORIA
AcciónLibro 2. Sensaciones que hieren. Dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero para Eleora y Mihail este dicho no se aplica, ya que en ellos sigue estando viva la llama que durante meses los quemó. El regreso de esa mujer que pone a temblar a tod...