Eleora
En la vida conocemos a muchas personas a las que les damos un papel en nuestras vidas de acuerdo al tipo de relación que se desarrolla con el pasar del tiempo, cada una de esas personas ocupan un rol importante en nuestra identidad, ya que en ocasiones acostumbramos adquirir sus manías, hábitos y costumbres por la intimidad tan estrecha que se logra desarrollar, consiguiendo de esta manera la creación de un lazo inquebrantable porque aunque pasen los años, la distancia nos divida y la convivencia ya no sea la misma, al final la semilla que sembramos en nuestras vidas nos hacen acordarnos de los momentos que pasamos juntos cuando menos lo esperamos.
Las madres serán siempre esas personas especiales que, aunque no actúen como queremos en algunas situaciones al final del día todo nuestro ser las reconocen porque venimos de ellas y porque de una manera u otra estamos unidos a ese ser que nos hace un caos la cabeza con sus reprimendas absurdas, pero que también son las que con una simple mirada, palabra y abrazo nos hacen sentir completos por los minutos que pasamos entre sus brazos olvidándonos de los problemas que nos agobian.
La persona que mi ser reconoce como madre es esa mujer que me llamaba una vez a la semana, que me enviaba obsequios a los lugares donde residía y que me decía que donde quiera que estuviera mi madre estaba muy orgullosa de mí. Para aquel entonces no entendía esa última acción, ya que solo cumplía con mis responsabilidades como cualquier niño, adolescente y joven debía cumplirla, pero luego de enterarme de la realidad de mi vida lo que ella me decía tomó sentido, entendiendo mejor por qué actuaba como lo hacía manteniéndome lejos de Italia porque mi bienestar iba estar siempre asegurado lejos de las manos que maniobraban el mal.
Escuchar su voz ahora mismo me tiene con todo el cuerpo padeciendo un descontrol emocional por ser la gota que derramara el vaso de cordura en mi vida, miro a Mihail que sostiene la pintura con su ceño fruncido y camina hasta el baño encendiendo la luz para observarla mejor.
— ¿Cómo estás mi niña? — cuestiona— Discúlpame por no comunicarme contigo antes, todo se salió de control y no era capaz de dar el paso de hacer las conexiones para llegar a ti — explica rápidamente.
—Estoy bien— afirmo por inercia sin creer que estoy hablando con ella—. ¿Cómo sabías que iría a Australia? — voy al grano.
Quisiera tener una conversación con ella más agradable para saber dónde estuvo todo este tiempo, como permaneció oculta sin dar señales de vida y sin hacer el esfuerzo de contactarse conmigo hasta ahora, pero con el solo hecho de saber que estoy hablando con ella gracias a un celular que vino pegado a una pintura, que se me fue entregada en una exposición de arte en Australia y de las manos de Ivan Martinelli me hace ir directamente al punto que nos interesa a ambas porque tengo la cabeza llenas de dudas.
—Eleora necesitamos vernos, esto se nos escapó de las manos y gracias a Dios que Dante pensó...
— ¿Qué es esto y porque incluyes a Dante en esta conversación? — la pregunta sale de mi boca con autoridad, pero aún me siento débil por las emociones que violentan mi cuerpo queriendo derrumbarme porque al final del día ella es la mujer que llamé mamá por veintiséis años.
—Debemos hablar todo personal, es muy arriesgado hablar por llamada y tenemos que actuar rápido porque todos estamos en peligro— miro a Mihail que me observa con su ceño fruncido—. Te explicaré todo, pero tienes que prometerme que me escucharás y que mantendrás nuestro encuentro en secreto porque no quisiera que Damon me descubriera cuando piensa que estoy en una clínica mental— dice como si quisiera que la llamada terminara rápido.
Respiro profundo porque mi único problema debería ser la enfermedad de mi hija, en cambio estoy involucrándome en situaciones que no me competen, pero como siempre soy muy consecuente con lo que hago y con lo que digo debo hacerle frente a esta nueva problemática que se me presenta.
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EUFORIA
AcciónLibro 2. Sensaciones que hieren. Dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero para Eleora y Mihail este dicho no se aplica, ya que en ellos sigue estando viva la llama que durante meses los quemó. El regreso de esa mujer que pone a temblar a tod...