Mihail
La vida sexual en un hombre siempre será la parte más vulnerable de él, será esa parte débil y frágil por la que siempre lo dominarán por ser un individuo puramente creado, moldeado, adiestrado y educado para satisfacer sus necesidades siempre por encima de las necesidades de alguien más.
Es esa vida la que permite al hombre vivir en libertad de querer, desear y hacer lo que le place sin importarle lo que se tenga que llevar por delante para cumplir sus necesidades y deseos sexuales sin preocuparse si su pareja sexual consigue satisfacer esas mismas necesidades y deseos sexuales durante el acto sexual.
Fui instruido por seres egoístas, recios, egocéntricos y machistas que alardeaban ser más hombres que otros de acuerdo a la cantidad de mujeres que se llevaban a la cama y por las necesidades que cubrían en ellos convirtiéndose en señores ejemplares, respetados e íntegros que eran admirados por todos siendo ellos a los que todos querían para sus hijas sin saber la manera en que pensaban acerca de la mujer viéndolas como una incubadora para que trajeran al mundo sus hijos, máquinas sexuales que siempre debían esperar de piernas abiertas a sus maridos porque de no ser así le estaban faltando el respeto y amas de casas que solo debían cuidar a los hijos y encargarse de los quehaceres de la casa.
Fue difícil para mí fingir, ser hipócrita e imitar sus actos llevándome a burdeles para demostrar mi hombría acostándome con cuántas mujeres se me pusieran al frente dónde las miraban como objetos sexuales sin sueños, metas o sin vidas donde solo me preocupaba por conseguir eyacular, hacer cuantas posiciones sexuales existieran sin dar caricias, besos y sin dejar que ellas consiguieran satisfacerse brindándole más que un orgasmo fugaz con el solo hecho de penetrarlas con el pene que llevo entre mis piernas.
Por mucho tiempo me moví en esas aguas que arrastran, consumen y se adhieren al cuerpo convirtiendo a ángeles a demonios, a dioses en monstruos y a príncipes en bestias dónde la palabra sutileza no está en su vocabulario aunque debo admitir que siempre tuve clara mi identidad, mi posición en el mundo sexual y las cosas que debía hacer para satisfacer a una mujer con solo mirarla porque hasta una mirada cargada de deseo hace que una mujer se sienta satisfecha, ya que se siente admirada, interesante y admirada logrando que se rinda a los pies sin poner restricciones por sentirse segura de la persona con la que está provocándola a entregar cada parte de su cuerpo sin temor a lo que el hombre pueda hacerle.
Es cierto que he hecho uso de muchas mujeres para saciar mis ganas, echándolas de mis aposentos en cuanto termina el acto sexual y olvidándome de sus nombres y sus rostros, pero a pesar de eso no las veo como objetos sexuales, ya que ellas ofrecen un servicio y yo pago por ese servicio, pero si en algo estoy de acuerdo con los hombres de mi familia es que debe ser primordial en un hombre mantenerse saciado y no porque solo piense solo en sexo sino porque de no tenerlo se convierte en un ser más irracional, irritable y fastidioso que lo hace perder la cordura hiriendo a quien sea que quiera tener contacto con él así sea la mujer con la que lleva años de casado.
Estar con Mía en casa teniendo ese contacto tan exquisito de mi piel contra su piel y dejando que nuestro calor corporal nos bañe a los dos me ha hecho cuestionar porque siendo un ser que debe regirse por lo sexual llenando mis necesidades, alimentando mis deseos y viviendo una vida sexual activa con ella actúo de esa manera que yo mismo desconocía de mí.
Succionar sus pezones por toda una noche, sentir sus caricias en mi piel, escuchar su silbido acompañado de las burbujas de mocos que se creaban en su nariz y dormir entre sus brazos me hizo sentir más satisfecho que cualquier acto sexual con las mujeres más candentes que había tenido en los diecinueve años que tengo de memoria porque siendo ella tan diferente al resto por ser atenta, educada, delicada y con esa amabilidad tan afable me satisface necesidades que pensé que nunca se cubrirían.
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EUFORIA
ActionLibro 2. Sensaciones que hieren. Dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero para Eleora y Mihail este dicho no se aplica, ya que en ellos sigue estando viva la llama que durante meses los quemó. El regreso de esa mujer que pone a temblar a tod...