—Levántate —exigió el pelinegro de pie a un lado de la cama, viendo el bulto durmiendo plácidamente.
Sólo podía ver los mechones rojos del menor sobresalir por el borde del cobertor.
—Estoy de vacaciones. Desaparece y no molestes —gruñó sin moverse ni un poco.
Yunho no se sintió ofendido ni afectado, sólo le quitó el cobertor de encima y sin dudar le vertió el agua fría desde la cabeza hasta la mitad de su espalda, haciendo chillar al menor que de un salto quedó sentado.
—¡¿Qué putas haces?! —gritó furioso, viendo al pelinegro con el vaso vacío en una mano.
—Te dije que te levantes —repitió.
Jongho enseguida miró la hora en su móvil, abriendo los ojos enormemente al ver la hora.
—¡Son las siete! ¡Estás loco! —chilló tapándose de nuevo.
—Iré a buscar más agua —anunció yendo hacia la puerta, y no reprimió su sonrisa al oír las quejas del chico mientras se sentaba de mala gana—. Apúrate porqué el desayuno ya casi está.
—Mejor tráelo —demandó estirándose y dejando a la vista los tatuajes de su torso.
Yunho alzó una ceja y abrió la puerta.
—Si no bajas en un rato, volveré a subir, y no precisamente con el desayuno, Ho —advirtió sonriendo.
Jongho frunció el ceño y apretó los dientes viendo al mayor salir del cuarto.
—Ugh, sabe ganarse el odio de la gente, estúpido Yonho —murmuró mientras agarraba una toalla de sus cosas y se secaba la espalda y el cabello.
Salió de su cuarto sin cambiarse realmente, fue al baño para lavarse y luego bajó como si nada.
La familia lo miró fijamente cuando se sentó en el puesto vacío y sin descaro alguno, clavó el tenedor en el centro del hotcake y le dio un mordisco en el aire.
La mujer carraspeó y Jongho finalmente alzó la mirada con una mejilla hinchada, pasando la vista por los integrantes de la familia que seguían mirándolo con desaprobación.
—¿Qué? ¡Ah sí! Está delicioso, aunque no soy de las cosas dulces, pero puedo aceptar esto —dijo sonriente.
El hombre continuó con su café, intentando ignorar que Jongho estaba semi desnudo devorando el desayuno, ni siquiera había saludado. Ahora entendía que realmente era maleducado, pero era algo severo.
Yunho respiró hondo y se levantó de la silla con algo de brusquedad.
—Ven —llamó más demandante de lo que realmente pretendía.
El menor lo estaba haciendo enojar bastante, y eso que no llevaban ni dos días conviviendo.
—Realmente estoy disfrutando el desayuno, así que déjame comer tranquilo, Yonho.
Los mayores se miraron entre sí y sonrieron con diversión al oír cómo había llamado al pelinegro.
—Que vengas —demandó ya hastiado. Lo agarró del brazo y lo hizo levantarse.
Volvieron a subir y entraron al cuarto del menor.
—¿Y ahora qué? —preguntó con fastidio, viendo al mayor dirigirse a sus cosas. En el momento que vio a Yunho meter mano en su maleta, no dudó en acercarse y darle un empujón—. Oye, quita tus mugres manos de mis cosas.
—No vayas semi desnudo a la mesa, come decentemente y no cómo un animal, y por favor, saluda. ¿Eres un cavernícola o qué? —aseveró sin moverse ni un poco de su posición. Estaba realmente molesto.

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Malcriado | 2Ho
Fiksi PenggemarChoi Jongho es un chico de diecinueve años con graves problemas de comportamiento y actitudes totalmente desubicadas. Un malcriado en todo el sentido de la palabra. Su vida perfecta se verá perjudicada cuando sus padres decidan sacarle todo y en...