—No pienso usar esa cosa —espetó cruzado de brazos.
Yunho enfrente suyo dejó caer sus hombros con fastidio al oírlo; había vuelto el caprichoso.
Jongho iba bien con su actitud, en serio que sí, pero en el momento que le mencionó lo de trabajar en la cafetería éste hizo a un lado todo su avance para regresar al inicio en un segundo.
—Ahora tienes que trabajar conmigo —dijo el pelinegro como toda explicación mientras agarraba el delantal que debía usar el menor, pero que obviamente éste se estaba negando.
—No quiero —volvió a negar—, no necesito trabajar, es más, yo te ofrezco trabajo a tí. Algo decente —dijo de forma altanera mientras sonreía de lado, disfrutando de ver la expresión de Yunho.
—Dios, tú sí que sabes retroceder en segundos —se quejó mientras tiraba la prenda sobre la encimera de la cocina del local—. Bien, dame trabajo entonces —animó.
Jongho descompuso su sonrisa por un momento. No se esperaba que le dijera eso, estaba seguro que Yunho se enojaría y se iría, dejaría de insistir y trabajaría solo.
No esperaba que realmente le siguiera la corriente en sus palabras.
Que persistente.
—Hmm... pero no ahora, cuando regrese a casa y tenga todo de nuevo —aclaró inmediatamente.
—¿Te digo algo? —soltó luego de unos segundos, ganándose la atención del menor que no desistía de su postura arrogante mientras lo miraba—, yo fui el que le dio la idea a tu mamá, si ahora no tienes nada es por cosa mía —admitió, ahora burlándose él.
—Tú... —masculló Jongho, aguantando las ganas de soltar un repertorio de insultos hacia el chico.
—Así que, hagamos algo —volvió a decir colocándose serio nuevamente, nada de burlas—. Esfuerzo por compensación.
—¿De qué hablas?
—Si haces algo bien, te daré compensación, además del sueldo que ganarás luego de cierto tiempo.
—¡Pff! —bufó lleno de gracia—, ¿tú? ¿Y qué vas a darme? Sólo trabajo y más trabajo, bobo.
Yunho sonrió de lado y sólo metió su mano en el bolsillo delantero de su pantalón, sacando algo que Jongho reconoció muy bien.
—Mis tarjetas... ¡tú, hijo de...
—Cállate —siseó serio, mostrando las tarjetas del menor, sonando firme y tosco incluso.
Jongho apretó los dientes con rabia, pero obedeció y se quedó callado con la mirada fija en los plásticos.
—¿Por qué las tienes tú? —inquirió tratando de mantener la calma, estaba soportando las ganas de tirarse encima suyo y sacarle a sus bebés.
—Tu mamá me las dio, al igual que las llaves de tu coche —informó divertido mientras sacaba la llave y la movía frente a los ojos del menor, burlándose sin descaro alguno.
—¡¿Qué?! Pero... pero... mi auto está en casa y tengo prohibido usarlo —dijo enseguida al borde de la histeria.
Él era sumamente egoísta y odiaba que tocaran sus cosas, así que el ver al pelinegro con sus pertenencias lo estaba poniendo al borde del colapso.
—A menos que yo diga lo contrario —sonrió conciliador—, tengo poder absoluto. ¿Me vas a seguir faltando el respeto, Ho? —preguntó con mofa, moviendo los objetos.
—Vete a la mierda, de todas formas no importa, saldré de aquí y tendré todo de nuevo, tonto —dijo burlón, cruzándose de brazos y sonriendo soberbio, sintiéndose triunfante.

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Malcriado | 2Ho
FanfictionChoi Jongho es un chico de diecinueve años con graves problemas de comportamiento y actitudes totalmente desubicadas. Un malcriado en todo el sentido de la palabra. Su vida perfecta se verá perjudicada cuando sus padres decidan sacarle todo y en...