CATORCE

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Cuando Jongho bajó, se encontró a su amigo sentado en el sofá mientras veía algo en su móvil.

—Qué raro que hayas hecho caso —dijo sorprendido tomando asiento a su lado.

—Claro que sí, soy muy obediente cuando quiero —respondió sonriendo ladino, gesto que fue suficiente para que Jongho cerrara los ojos con recelo.

En ese momento, Yunho pasó por detrás del sofá y se encaminó a la escalera mientras bebía de su vaso, ignorándolos por completo.
Wooyoung lo quedó mirando cómo idiota y el pelirrojo no pasó por alto esto.

—¿Hiciste algo, verdad? —inquirió ya seguro. No le extrañaba.

—Lo besé —aseguró tranquilo, echándose tranquilamente en el sofá y entrelazando las manos sobre su estómago—, y prácticamente le dije que quería acostarme con él.

—¡Wooyoung! —chilló Jongho impresionado, pero también bastante molesto—, es mi hyung, por Dios. Me meterás en problemas.

—Estoy seguro de que le gustó, así que me parece que va agradecerte el haberme invitado —dijo sonriente.

—¿L-Le gustó? ¿Cómo qué le gustó?

—Estoy diciendo que tu caliente hyung le va a los hombres, no sé si de un solo lado, pero al menos no le molestó que lo haya besado. Y adivina... le gustan los pelirrojos y los castaños —agregó insinuante, sin evitar esconder su sonrisa juguetona.

—No me gusta cuando tienes esa mirada —admitió haciéndose hacia atrás, casi temeroso de su mejor amigo.

Wooyoung siempre tenía ideas locas, y ahora estaba teniendo una y él no quería lidiar con eso.

—Oh, espera... —dijo de repente, como si estuviera impresionado de algo. Acercó su mano al cabello de Jongho y agarró un mechón—, es... es cabello rojo, muy rojo —informó fingiendo impresión.

—Wooyoung... —advirtió con cansancio.

—¡Oh! Mira esto... —volvió a decir mientras agarraba un mechón de sus hebras, ignorando por completo a su amigo—, es castaño... cabello castaño, Jongho.

—Déjate de idioteces —espetó dándole un manotazo que hizo reír fuertemente a su amigo.

—Agh, qué aburrido eres, sólo bromeaba contigo —bufó cruzándose de brazos—, aunque podría dejar de ser una broma si vamos los dos arriba y...

—¡Woo!

—¡Ay, bueno! —exclamó entre risas—. Perrito mío, quiero ir a la cafetería a comer algo, tengo antojos —declaró mientras se colocaba de pie—, además quiero conocer a mis futuros suegros... quiero decir, a los padres de hyung porque seguro son un encanto igual que él.

Jongho resopló por lo bajo, pero aceptó y ambos salieron de la casa derecho a la cafetería que estaba ahí nomás.
Wooyoung llamaba la atención cuando caminaba porque su vestimenta era llamativa, pero se le veía tan bien que incluso algunos chicos se le quedaban mirando. Siempre estaba a la moda, y Jongho admitía que era un experto en ropa porque era el castaño quien lo ayudaba a elegir a veces.

A pesar de eso, también admitía que su mejor amigo no era cómo él. Woo era humilde, y se llevaba muy bien con su madre, incluso había emprendido algo propio que estaba creciendo bastante rápido. Tenía diecinueve igual que él, pero debía admitir que era mucho más maduro, y que habían muchas cosas que debía aprenderle... ir bien en el estudio y no ser un malcriado de mierda, por ejemplo.

—¿Aquí trabajas? —preguntó el castaño cuando entraron al lugar. Se ganaron la mirada de varias personas, incluso algunas saludaron a Jongho puesto que ya lo reconocían como el "chico rápido de los pedidos".

Malcriado | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora