TREINTA

1.3K 164 65
                                    

Cerró la puerta del baño detrás suyo y no demoró en comenzar a desvestirse con algo de rabia mientras pensaba en la situación en la que estaba con Jongho.

Habían cenado hace un rato, incluso en la mesa con los mayores presentes la incomodidad entre ellos era palpable, además, el pelirrojo comía sin decir palabra alguna o dedicarle una mirada siquiera, como si no estuviera a su lado.
Comenzaba a frustrarse, realmente no pensó que fuera a afectarle tanto la indiferencia del menor, o quizá, su pensamiento de que nada iba a cambiar lo había hecho creer algo que estaba lejos de ser real, porque Ho no era tan tonto como para seguir cerca suyo a pesar del rechazo.

Lo subestimó bastante, y ahora estaba viendo la consecuencia de ello.

Se acercó a la ducha y abrió el agua, no tardó en ambientarse así que entró enseguida y sin más comenzó a bañarse. Nunca demoraba, por lo tanto salió luego de unos minutos. Se lavó los dientes y salió del baño con una toalla alrededor de la cintura con la intención de ponerse el pantalón pijama y acostarse a dormir, pero cuando abrió la puerta de su cuarto no evitó sorprenderse al ver a Jongho sentado en la cama, dándole la espalda mientras miraba atentamente el porta retrato que siempre estaba sobre su mesita de noche.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó mientras cerraba la puerta, sólo en ese momento el menor notó su presencia, así que devolvió el adorno a su lugar y volteó a mirarlo.

Jongho no pudo evitar ponerse nervioso apenas lo vio, ni siquiera estaba seguro del porqué estaba ahí. Sólo fue en un arrebato de idiotez porque en realidad había estado todo el día pasando de él, y ahora estaba ahí, enfrente del mayor semidesnudo... bueno, en realidad estaba desnudo pero agradecía a la toalla que se notaba firme alrededor del cuerpo de Yunho.

¿Y ahora qué se supone que iba a decirle?

Estaba siendo un idiota, luego de lo sucedido ya no quería estar cerca de Yunho... y en realidad ya no lo estaría porque en unos días se iría y se prometió que después de salir de esa casa no volvería a buscarlo ni mucho menos a pensar en él, pero ahora mientras lo miraba, se estaba diciendo que aún no se iba, y que a pesar de estarse sintiendo un idiota masoquista la verdad no importaba.

Quizá luego se arrepentiría y se diría que había sido un imbécil nuevamente, pero en ese instante, mientras se acercaba al mayor y agarraba el borde de la toalla, nada se estaba sintiendo incorrecto.

—Jongho... —pronunció Yunho con precaución, sin bajar la vista y sólo sintiendo que la única prenda que cubría su cuerpo estaba siendo arrebatada por el menor.

No le molestaba aquello, porque de hecho se estaba controlando mucho para no agarrarlo y tirarlo a la cama. Lo que en realidad lo estaba haciendo dudar era el sentir de Jongho luego.

—Tranquilo hyung, ya me quedó todo claro, pero estoy necesitando esto —dijo suavemente, sin burla ni diversión, tan serio que no necesitó de más para convencer a Yunho.

El pelinegro estiró la mano y lo atrajo para besarlo con ferviente necesidad, cosa que hizo sonreír a Jongho entre el beso; su mayor lo había rechazado, pero se notaba que lo deseaba, y eso era suficiente en esos momentos.
Aprovechó de estirar la mano por el costado del pelinegro y tantear el seguro de la puerta para asegurarla, una vez hecho fue bruscamente empujado hasta la cama, en donde cayó y recibió al pelinegro encima acomodándose entre sus piernas.

—Hazlo rápido —murmuró con suplica mientras mantenía los ojos cerrados, sintiendo los labios y la lengua ajena acariciar su cuello con ansiedad.

Sus manos estaban en la espalda de Yunho, acariciándolo y clavando sus dedos cada vez que el contrario mordía una porción de piel.

El mayor se separó de un brusco movimiento, y sin esperar comenzó a desabrochar el pantalón ajeno mientras Jongho se sentaba y quitaba su camiseta. Recibió los labios rojos y húmedos de Yunho sobre los suyos, y un gemido se le escapó cuando su miembro fue tomado por la cálida mano que lo movía lenta pero constantemente.

El Jeong le tomó la palabra porque volvió a empujarlo luego de quitarle la ropa, acomodándose entre las largas piernas del menor que estaba ya suplicándole con la lujuria en la mirada que lo tomara de una vez.
Escupió en su mano y humedeció su polla que ya estaba dura y palpitante, lista para invadir el hermoso cuerpo debajo suyo.

Jongho boqueó al aire soltando un pequeño gemido que no logró retener cuando sintió que se introducía en él. Clavó sus dedos en la espalda de Yunho sin cuidado alguno y enseguida éste se acercó un poco más para estampar sus labios con la respiración ya errática.
Las caderas contra las suyas comenzaron a moverse lentamente y fue ahí que tuvo que morderse el labio para no soltar ningún sonido obsceno que los pusiera en evidencia puesto que los mayores seguían en la casa.

Yunho se estaba controlando bastante. Sus movimientos lentos estaban siendo jodidamente tortuosos para él, porqué en realidad quería follarlo duro y verlo retorcerse debajo suyo, y al parecer Jongho se dio cuenta porque sonrió y lo agarró del rostro para besarlo con fuerza, mordiendo su labio inferior y bajando una mano por su espalda hasta agarrar un glúteo y apretarlo con fuerza, sacándole un siseo al mayor.

—No te controles —murmuró mientras sentía perfectamente los centímetros deslizarse lentamente dentro suyo—, te quiero fuerte dentro de mi.

Y Yunho gruñó mientras escondía el rostro en el cuello del pelirrojo, comenzando a moverse más rápido y fuerte, llegando más profundo en el cuerpo del menor que se estaba retorciendo debajo suyo. Jongho gemía en su oído y clavaba sus dedos sin darse cuenta que estaba dejando la espalda ajena con dolorosas líneas rojas, cosa que al mayor no le estaba importando realmente, más bien lo impulsaba a clavarse más fuerte.

—¡Hmm! ¡A-ah! —chilló sin contenerse—, más... p-papi —suplicó arqueándose con la boca abierta. Su pecho subiendo y bajando con rapidez y su garganta vibrando por los gemidos.

Yunho chupó su manzana antes de arrodillarse y sostener las caderas de Jongho con fuerza y algo de brusquedad, empujándose rápidamente hasta hacerlo rogar por más entre fuertes gemidos, cosa que hizo al menor morder su propia mano mientras era follado. Estaba siendo jodidamente demasiado y él no podía evitar ser ruidoso.
Su mano libre bajó hasta su propia polla ya húmeda y comenzó a moverse rápidamente, necesitado del orgasmo que ya amenazaba con liberarse gracias a las rápidas y profundas estocadas del mayor.

Su punto estaba siendo tocado una y otra vez, causando que su cuerpo incluso temblara de placer.

Cuando sintió el cosquilleo recorrerlo y el placer doloroso en su bajo vientre sólo pudo continuar moviendo su miembro, hasta que éste liberó su orgasmo manchando su propia mano bajo la atenta mirada de Yunho que seguía moviéndose en su interior.
Lo continuó follando hasta que se sintió cerca, así que enseguida se salió de su cuerpo y terminó corriéndose encima del menor que entre jadeos sonrió sintiendo el liquido caliente derramarse sobre su abdomen.

El pelinegro pasó saliva mientras intentaba calmar su pesada respiración. Acarició el tatuaje del costado ajeno y se inclinó para besarlo, siendo correspondido por Jongho que se quedó acostado un momento en lo que se calmaba mientras el pelinegro se dejaba caer a su lado.

—Ho... —tanteó Yunho con algo de duda, pero el Choi se sentó al borde y agarró su camiseta para limpiarse.

—Ya lo sé, hyung —fue lo único que dijo mientras se colocaba el pantalón, pero en ese momento Yunho lo agarró del brazo para detenerlo cuando vio sus intenciones de irse.

—Quiero que te quedes a dormir conmigo —aclaró viéndolo, pero el menor se deslizó del agarre con suavidad y le sonrió quedo.

—Mejor no, hyung. Duerme bien —deseó antes  de alejarse y salir de la habitación sin más, dejando a un confundido Yunho que suspiró pesadamente.

Malcriado | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora