Malcriado | 2Ho

CUARENTA Y TRES

Yunho resopló frustrado mientras escribía, no podía evitar sentir todo el estudio más pesado que antes, o quizá era él que no lograba concentrarse.

—¿Estás bien? —preguntó Yeosang mientras lo veía, siendo notorio el mal humor que Yunho tenía.

Últimamente estaba siempre con esa mala cara, incluso comenzaba a atrasarse en algunos trabajos. Le sorprendía, Yunho siempre había sido puntual y responsable con todo, pero ahora era como si le diera igual.

—Esto es un fastidio —respondió el pelinegro con desdén mientras seguía escribiendo, pero entonces soltó un bufido y dejó caer el bolígrafo sobre la hoja.

El rubio lo miró desde el suelo cuando Yunho se levantó y fue hasta el sofá para caer pesadamente.
Estaban en la casa de Jeong en completa soledad puesto que sus padres estaban ocupados con la cafetería, así que habían aprovechado la tranquilidad para terminar un trabajo que debían entregar el lunes.

El Kang se mantuvo pensativo unos segundos, antes de levantarse con calma e ir con el menor y, sin decir nada, se sentó encima suyo.  El pelinegro ni se inmutó, no era la primera vez que tenían un contacto tan íntimo, pero ahora simplemente no le causaba nada.
Antes, le encantaba tener a Yeosang para él, a pesar de no tener nada serio ambos disfrutaban del otro, pero ahora mismo el tener al rubio sentado encima suyo no le estaba causando nada.

—Deberías dejar de pensar en ese niñato —comentó Yeosang mientras le acariciaba el cuello con suavidad, ganándose la mirada de Yunho—, sé que estás así por él.

—Sí, y es estúpido, porqué lo rechacé por tí —respondió apacible mientras sus manos descansaban sobre las piernas del contrario. Les dio un suave apretón que hizo sonreír al mayor—, y ahora...

—Te arrepientes porque te diste cuenta que tú y yo no saldríamos de esto. Nunca tendríamos algo serio —dijo casi divertido mientras se inclinaba hacia delante y hundía el rostro en el cuello del pelinegro.

Yunho se quedó quieto mientras sentía al otro atender su cuello con devoción, hasta que subió y terminó estampando sus labios mientras lo sostenía del rostro. Le correspondió el beso con ansias mientras metía ambas manos debajo de la ropa del mayor y lo tocaba, haciéndolo gemir suavemente en su boca.

Yeosang al instante se separó para levantarse y agarrar la mano de Yunho para obligarlo a hacer lo mismo, y así comenzar a subir la escalera en completo silencio.
Cuando llegaron al cuarto del Jeong, cerraron la puerta con seguro y el rubio no tardó en empujarlo a la cama para subirse encima al instante, sacándose la parte de arriba sin vueltas.
Yunho lo acarició mientras se besaban con fuerza. No era suave con su compañero, porque de hecho él tampoco lo era ni mucho menos esperaba que le hiciera el amor. Lo suyo era sólo sexo, y ambos estaban bien con eso.

Yeosang gimió sonoramente cuando sintió el par de manos apretar su trasero con ganas, así que no dudó en bajar las propias hasta la camisa ajena y comenzar a desabrocharla con torpeza a la vez que su propio pantalón corría mismo destino por las manos de Yunho.
El pelinegro lo agarró y los hizo voltear, quedando él arriba entre las piernas del mayor que rápidamente le quitó la prenda, acariciando su torso un momento antes de obligarlo a bajar para besarlo con demanda, moviendo sus caderas debajo de las otras para crear fricción.

—Tómame ahora —jadeó sobre los labios del pelinegro antes de agarrar el inferior entre sus dientes para morderlo y regalarle una succión hambrienta.

Yunho se separó para quitarle el pantalón ya sin querer demorarse, y cuando tuvo desnudo al mayor debajo suyo no dudó en abrirle más las piernas y acomodarse mientras se encargaba de su propia prenda.
Sólo debía hacerlo, entrar en Yeosang y verlo gemir debajo suyo, cómo anteriores veces... pero al verlo un momento, simplemente no pudo.