QUINCE

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La cena transcurría tranquila y algo silenciosa, como siempre.

No solían hablar mucho mientras comían, pero esa vez Jongho estaba más callado de lo normal mientras comía apenas.

—¿Está feo? —preguntó Heyeon viendo que el menor de la mesa no estaba comiendo.

—No tengo mucha hambre —respondió haciendo una mueca, sin embargo, se llevó un poco de la comida a la boca y la degustó—, está rico, pero no tengo mucha hambre.

—Entonces Yunho debería darte de comer —propuso con diversión el hombre, viendo a ambos chicos.

Jongho enseguida se atragantó y no evitó apenarse, mientras Yunho a su lado agarró su vaso de agua y bebió mirando de reojo al pelirrojo.

—A ver, yo te ayudo, Ho —dijo girándose para quedar de frente. Acercó las cosas del menor y llevó un poco de la comida hasta su boca bajo la estupefacta mirada del pelirrojo que estaba sintiendo todo su rostro caliente—, el avioncito, Ho...

—Hyung... no hagas eso —murmuró avergonzado, y al instante escuchó la risa de Yunho.

—Entonces come, luego tendrás hambre.

Jongho suspiró y miró a los mayores.

—Provecho —dijo con desánimo. Se levantó de la mesa y se alejó yendo a la escalera.

La familia se miró entre ellos con algo de preocupación, quizá el menor de los Choi estaba enfermo o a punto de contraer algún virus y ellos no sabían.

—Cielo, creo que deberías ir a verlo —opinó la mujer viendo al pelinegro comer tranquilo—, tú sabes de eso. No quiero que Ho se enferme o algo, mejor ve y asegurate que no le pasa nada.

—Ya voy, ya voy —murmuró antes de beberse lo ultimo del vaso y limpiarse la boca.

Yunho subió la escalera con cansancio, estaba seguro que Jongho no estaba enfermo ni nada de eso, quizá sólo estaba extrañando su casa, pero le daría el gusto a su madre de ir a verlo porque sino no se quedaría tranquila.

—Jongho —llamó dando unos golpecitos a la puerta y abriéndola apenas para asomarse.

—¿Qué ocurre?

—¿Estás bien? Mamá cree que estás por enfermarte así que me envió a verte —explicó cerrando la puerta detrás suyo, viendo al pelirrojo sentado en la cama.

—Estoy bien, es sólo que hoy comí muchas cosas dulces con Woo.

—Tu amigo es interesante —dijo de golpe mientras pasaba la vista por el cuarto, viendo que Jongho tenía acomodada su ropa, todo estaba ordenado. Extrañamente ordenado.

Recordó que los primeros días tenia incluso envoltorios de porquerías en el suelo, la cama toda desarmada y la ropa todavía metida en sus maletas.

—Sí, supongo —murmuró acostándose de nuevo en la misma posición de antes.

No pensó que realmente le afectaría lo que le había dicho Wooyoung, no creyó que de alguna forma se sentiría jodidamente mal.
Yunho había dejado de prestarle atención por completo, y ahora resulta que su mejor amigo se estaba acercando al mayor, y por lo que había entendido, a éste no le disgustaba aquello. Sin embargo, lo estúpido y real, era que a él sí le estaba molestando.

Era egoísta, siempre iba a serlo, y Yunho era su hyung... suyo. Más allá de que el mayor no le diera atención como antes, ni lo regañara y apenas le hablara de algo, era su hyung, al menos ahora que todavía vivían en la misma casa.

—Oye, se supone que tú no comes azúcar, ¿por qué comiste cosas dulces hoy? —preguntó el pelinegro sentándose al borde de la cama.

—Ahora sí como azúcar, gracias a tu mamá que me prepara sus cosas dulces —aclaró sonriendo.

Malcriado | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora