Jongho estaba sentado con la compañía de su caja de jugo mientras se lamentaba su vergonzosa situación.
—Pero qué idiota —murmuró en un lamento mientras escondía el rostro entre sus brazos y movía los pies de un lado a otro a causa de la frustración.
—¿No deberías estar en clases, cabeza de hongo?
—Qué te importa, Snorlax —masculló sin alzar la vista sabiendo muy bien que era Mingi quien estaba acomodándose enfrente suyo mientras reía.
—Qué linda relación, así vamos a llegar lejos —se mofó sin perder la diversión—. En serio, ¿por qué estás aquí cuando deberías estar en clases? Te van a regañar.
—No vino el profesor de Química —respondió mientras se acomodaba en el lugar y terminaba de beber lo poco de su jugo—. ¿Y tú? Este no es tu lado.
—La fotocopiadora de la universidad tiene más fallas que tu cerebro, así que tuve que venir a pedir prestada la de aquí.
—Deberías dejar de molestarme —espetó de mala gana.
—¿Por qué? Es divertido.
—Hieres mis sentimientos, Bumbita.
—Tú también deberías dejar de molestarme —se quejó ahora el mayor, viendo a Jongho reírse—. Bien, ahora dime por qué estabas lloriqueando cómo nena.
—Tengo problemas —dijo enseguida regresando a su fastidio anterior—, tengo el auto con todas mis cosas.
—Osea, que ya te fuiste de la casa del pelo de Barbie. Bien, ¿y cuál es el problema?
—No tengo a dónde ir —admitió sonriendo avergonzado. No tardó en ver la mirada sorprendida del mayor, así que se acomodó mejor en el lugar dispuesto a explicarle—. Supuestamente mis padres ya sabían que volvía a casa, pero no es cierto, ni siquiera los llamé.
—¿Por qué no? Tienes que llamarlos y decirles que vuelves a casa.
—Ellos vuelven en unas semanas porqué bueno, se tomaron muy en serio sus vacaciones, y yo sólo puedo volver cuando ellos lo hagan. Iba a llamarlos pero creo que mejor no, sé que van a regresar apenas les diga que ocurrió algo, y no quiero arruinar su descanso. Llamé a mi mejor amigo para preguntarle y me salió con la increíble noticia de que iba a mudarse con el novio.
Ante lo último, Mingi alzó ambas cejas con real sorpresa. De acuerdo, Hongjoong no le había mencionado eso, y Woo mucho menos.
—Y dile a tus padres que sólo quieres regresar porqué sí y ya —argumentó simplemente. Quería ayudar a Jongho porque se notaba preocupado, pero no sabía cómo.
—No van a creerme, para ellos debo seguir siendo el mismo problemático de siempre —explicó echando el mentón sobre la mesa, con la angustia plasmada en todo el rostro—, si no hubiera sido el hijo malcriado seguramente ahora ni siquiera estaría en esta situación, y la verdad, no culpo a mis padres por desconfiar de mi o creerme un inútil, yo los empujé a eso. Ahora sólo quiero hacer las cosas bien y voy a empezar por no joderlos a ellos y arreglármelas solo.
—Pues lloriqueando cómo una nena no creo que soluciones algo —soltó sin descaro.
—Gracias por tu ayuda, Bumbita, eres increíble —dijo ácido, cosa que hizo sonreír a Mingi.
—Soy increíble porqué voy a dejar que te quedes conmigo.
—¿Hablas en serio? —inquirió rápidamente el menor mientras se enderezaba y miraba con atención al de pelo blanco.
—Sí. Vivo solo, y no hay nadie que me impida ayudar a un bebé llorón cómo tú.
Jongho inmediatamente se levantó de su sitio y sin dudar se le fue encima al mayor que no esperó para nada la reacción del Choi.
—Gracias, gracias, gracias —decía encima suyo sin darse cuenta que estaban en una posición algo comprometedora—, algún día te voy a pagar este favor, Bumbita —dijo sonriendo mientras se separaba, aunque seguía sentado encima.
—Me pagarás cuando dejes de llamarme con ese estúpido apodo —dijo apoyando las manos en el banco sin atreverse a tocar al menor, aunque siendo sincero, quería hacer justamente eso—. Jongho... estás sentado encima de Bumbazo.
—¿Bumbazo? —inquirió sin entender, causando que Mingi terminara riéndose.
—Si yo soy Bumbita entonces el de abajo es Bumbazo.
Y no aguantó la carcajada cuando Jongho se puso rojo inmediatamente al captar el significado de sus palabras.
—Ridículo —fue lo único que dijo el Choi antes de alejarse a grandes zancadas mientras el mayor seguía riéndose.
—¡Nos vemos a la salida, Ho! —gritó haciendo su voz más aguda, casi cómo la de una chica.
Jongho se volteó antes de entrar al establecimiento y le mostró su dedo medio con una sonrisa ladina, luego continuó caminando hasta que se perdió de vista.
Mingi no tardó en colocarse de pie y atravesar el lugar para llegar a su lado del campus e ir a la clase que ya estaba por empezar.
Cuando dobló en el pasillo, se quedó un momento de pie al reconocer a lo lejos a Yunho, peleando con la puerta de su casillero.
Mingi sonrió divertido cuando lo vio azotar la puerta con rabia sin resultado alguno, porque ésta volvió abrirse lentamente, como si se burlara del pelinegro.—El de mantenimiento va a enojarse cuando vea que maltratas sus puertas —dijo tranquilo, aunque con toda la mofa del mundo.
Yunho inmediatamente lo miró, pero le dedicó una mirada cargada de desdén sólo para regresar a su labor de castigar al pobre casillero que no tenía culpa de su mal humor.
¿Mal humor? Era poco. Casi podía decirse que en realidad estaba enojado y con rabia, cómo muy pocas veces en la vida.
Él no era una persona que estuviera enojada siempre, o que maltrara objetos ajenos, pero en esos momentos hasta podía regalarle unas cuantas patadas a la fila de casilleros y no sentiría culpa alguna.
Todo era culpa de Jongho. Había aparecido en su vida para volverlo una bola de confusión y sentimientos enredados. Ni siquiera su pesada carrera le causaba tantas emociones.
—¿Qué tanto miras? —espetó viendo que Mingi seguía de pie sin moverse, viéndolo con una estúpida sonrisa ladina que le estaba terminando de llenar el nivel de rabia que podía permitirse, o incluso hasta más.
No conocía de nada al de pelo blanco, pero lo odiaba. Sabía que lo detestaba porqué cada vez que lo veía era como ver a un horrible pepino enfrente suyo.
—¿Quién dijo que estaba viéndote a tí? Miraba la pobre puerta que no tiene la culpa de nada —dijo simplemente antes de comenzar a alejarse con las hojas bajo el brazo—, nadie tiene la culpa de que hayas sido un bastardo —agregó antes de comenzar a subir la escalera que lo llevaría a la siguiente planta en donde se llevaría a cabo su próxima clase.
Cuando Yunho se volteó dispuesto a reclamarle, el chico ya se había perdido de vista. Sabía que había ido a la siguiente planta, pero se dijo que no tenía sentido seguirlo sólo para darle un golpe y hacerlo tragar sus palabras innecesarias.
La próxima vez mejor.
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Malcriado | 2Ho
Fiksi PenggemarChoi Jongho es un chico de diecinueve años con graves problemas de comportamiento y actitudes totalmente desubicadas. Un malcriado en todo el sentido de la palabra. Su vida perfecta se verá perjudicada cuando sus padres decidan sacarle todo y en...