Jongho quería seguir durmiendo. Era sábado y quería aprovechar de dormir hasta tarde, pero en el momento que sintió un peso encima suyo supo que su idea ya no tenía sentido.
—Bebito —murmuró Mingi cerca de su rostro.
Él ya estaba vestido porque de hecho se había levantado hace un par de horas, pero no lo había querido despertar, aunque ya eran las once.
—Quiero dormir un rato más, Snorlax frentón.
—Ya son las once —informó el mayor mientras sonreía. Se alejó cuando Jongho se volteó somnoliento, sin poder evitar la diversión al verlo casi perdido y todo despeinado—. Vamos, levántate que estoy haciendo el desayuno.
—Está bien —murmuró con los ojos cerrados. Se quitó el cobertor de encima y se fue al baño mientras el mayor se dirigía a la cocina.
Mingi se metió a la cocina nuevamente y continuó con lo suyo mientras masticaba una tostada. En minutos tuvo a Jongho sentado detrás suyo con gesto somnoliento, ni siquiera se había quitado el pijama y el mayor soltó una risa baja cuando lo vio con el gorro puesto de la sudadera.
—Lindo pijama, ¿lo sacaste de la tienda para bebés? —se burló.
—Bumbita, cállate y dame de comer, tengo hambre —murmuró con el puño hundido en la mejilla, los ojos casi cerrados y la cabeza ladeada.
—¿Quieres qué te dé de comer? —preguntó divertido acercándose al menor que sólo asintió con una leve sonrisa.
—Eso estaría bien.
—Pues no, Honguito, come solo —terminó diciendo mientras se alejaba, y Jongho rápidamente soltó un gimoteo mientras lo agarraba de la camisa para atraerlo y susurrarle insistentemente que le diera de comer—, que no.
—Qué malo eres.
Mingi terminó y enseguida llevó las cosas a la isla y el menor no demoró en agarrar su vaso de jugo.
—Que vivas solo tiene su ventaja porque sabes cocinar y no quemas nada.
—Lo tomaré cómo un halago —dijo mientras sonreía detrás de su vaso—. ¿Tienes qué hacer algo ahora?
Jongho negó con la cabeza mientras masticaba su comida, tragó y enseguida respondió:
—Tengo tarea, pero la puedo hacer más tarde, ¿por qué?
—Para que vayamos al supermercado, ya debo hacer la compra del mes. No hay nada para hacer el almuerzo.
—Te acompaño —aceptó sin dudar. No le molestaba salir con Mingi, y más si era para ayudarlo con algo.
Si era sincero consigo mismo, todavía no creía el hecho de que su relación con Mingi pasó de simples amigos apenas conociéndose a ser novios. No era que le incomodaba, sino que sentía que había sido muy rápido, pero a pesar de eso no lograba sentirse incorrecto todo aquello.
El mayor era atento, lo cuidaba, se preocupaba de todo y hasta ya podía decir que se quería casar con su sonrisa, últimamente la veía seguido y sólo le hacía sentir calma y seguridad. Ese chico con apariencia de rudo y mirada fría en realidad era lo más adorable y cálido que había conocido alguna vez, y era todo suyo.Mingi era suyo ahora, y pensar en eso le hizo temblar el corazón de ansiedad, e incluso emoción. Se sentía jodidamente bien, tanto que no había espacio para nada más en su mente.
—Me iré a bañar, luego nos vamos —avisó repentinamente el mayor mientras se levantaba y dejaba sus cosas sucias en el lavabo—. Déjalo ahí, después lo lavo —dijo antes de besarlo castamente.
Jongho asintió y lo siguió con la mirada cuando Mingi salió y se perdió por el pasillo.
Sí, definitivamente nada se estaba sintiendo mal o incorrecto.
Terminó de comer y llevó todo, pero en lugar de hacer caso a las palabras del mayor, terminó subiendo sus mangas y se puso a lavar. Lo menos que podía hacer era lavar todo, así que se mantuvo ocupado dejándolo todo limpio. Cuando terminó, fue al cuarto y se mantuvo ocupado dejándolo todo limpio. Cuando terminó, fue al cuarto y se cambió tranquilo, pero mientras se colocaba las zapatillas Mingi entró en ese momento, y Jongho pudo jurar que casi se atraganta con su saliva al verlo.
Era la primera vez que lo veía desnudo, porque prácticamente sólo estaba cubierto por la toalla, y para peor, o mejor, seguía con rastros de agua que eran visibles.
Rápidamente bajó la mirada fingiendo estar concentrado en su calzado, si seguía mirándolo iba a terminar jodido.—¿Pasa algo, Pinocho? —preguntó el mayor de espaldas, buscando en su cajón de ropa interior.
Mingi tampoco la tenía tan fácil, porque de hecho, Jongho sólo tenía el pantalón puesto y la camiseta a un lado, así que estaba semidesnudo y para él eso estaba siendo una jodida tentación.
Si la primera vez que vio a Jongho, ese día que tuvo el accidente en educación física y lo atrapó justo viéndose el abdomen, le había parecido atractivo y no evitó para nada sentirse atraído físicamente, entonces ahora no podía evitar sonreír satisfecho al admitir abiertamente que estaba en todo su derecho de querer hacer un desastre con él.Ahora era su novio, suyo, y podía tocarlo tanto como quisiera, a menos que el menor se negara pero notando su mirada de hace un momento, algo le decía que no iba a negarse, ni siquiera lo pensaría.
—N-nada —respondió sin alzar la mirada, sonrojándose irremediablemente.
Mingi sonrió y al final dejó de lado su cometido y se acercó a él, logrando que el menor alzara la mirada para verlo con curiosidad.
—Mejor nos apuramos así compramos todo para el almuerzo —dijo enseguida mientras agarraba la camiseta, pero ésta terminó en manos del mayor que se la arrebató con una sonrisa ladina—, Mingi.
—Jongho, ¿está mal que ahora quiera aprovecharme de nuestra relación? —preguntó serio mientras dejaba caer la prenda de ropa al suelo y lo terminaba empujando a la cama sin previo aviso.
El Choi negó lentamente mientras se apoyaba en sus codos y enseguida recibía al mayor encima suyo. La toalla se aflojó un poco y esto no pasó desapercibido por el menor que rápidamente subió la vista hasta los ojos ajenos, encontrándolos brillosos, hermosamente cubiertos por la evidente lujuria.
Mingi lo estaba deseando en esos instantes, y él se sintió complacido en ese momento; el mayor le gustaba, y que él lo estuviera deseando tanto en esos momentos lo hizo sentirse lleno de emoción.
—Te estoy necesitando ahora mismo —admitió el mayor mientras sujetaba su rostro con cariño.
Y Jongho no dijo nada, sólo se impulsó hacia delante y pegó sus labios a los ajenos, siendo correspondido al instante. Los dientes contrarios apretaron su labio con algo de fuerza y no evitó gruñir sintiendo que las manos en su rostro lo sujetaban con necesidad, no queriendo que se separara.
El beso no era suave ni calmado cómo otros que le daba el mayor, ahora mismo lo besaba con intensidad, queriendo transmitirle su deseo y necesidad a través de ese gesto.—Hazlo —susurró entre jadeos sobre los labios rojos y húmedos de Mingi.
—No voy a detenerme, Ho —advirtió seriamente, y el menor lo único que hizo fue llevar una mano hasta su espalda húmeda y clavar sus dedos, deslizándolos lentamente hacia abajo y sacándole siseos de puro gusto al mayor que rápidamente lo empujó y ambos quedaron acostados, besándose con fuerza y necesidad, sin controlarse ni un poco.
Ninguno de los dos iba a controlarse.
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Malcriado | 2Ho
FanfictionChoi Jongho es un chico de diecinueve años con graves problemas de comportamiento y actitudes totalmente desubicadas. Un malcriado en todo el sentido de la palabra. Su vida perfecta se verá perjudicada cuando sus padres decidan sacarle todo y en...