Capítulo 2: La noche se acerca

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Era enigmático, ¿no? Primero el chico desaparece y ahora

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Era enigmático, ¿no? Primero el chico desaparece y ahora... ¿sería sacrificado? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Y por quién? La verdad es que nada de esto tenía sentido razonable. Era lo más misterioso y anormal que cualquier persona podría presenciar. A pesar de que, por un instante, pensó que era una broma de mal gusto, un grito sordo escapó de su boca de repente.

—¡Ahhhhh! —fue lo que oyeron Sophie y Valerie, que acababan de llegar de clases y se encontraban en el primer piso.

Intercambiaron miradas de sorpresa y corrieron hacia el lugar del estruendo. Al darse cuenta de que el grito provenía de la recámara de Charlotte, abrieron la puerta a toda prisa. Allí encontraron a Charlotte, recién salida de la ducha y más pálida que una porcelana. Ni siquiera sus mejillas tenían el color habitual.

—¡¿Qué sucede?! —preguntó Sophie, completamente alterada.

Charlotte le entregó la pequeña nota a Sophie con las manos temblorosas, casi como una telaraña al viento.

«Bradley será sacrificado el 31 de octubre en Tolland State Forest, antes de las doce de la noche. Por favor, busca ayuda», leyó Sophie en voz alta.

Valerie también la ojeó.

—¡Esto no puede ser! —exclamó Valerie, aún con los ojos abiertos de asombro, cubriendo sus labios con las manos—. ¡Llamemos ya a la policía!

Charlotte se llevó la mano a la cabeza.

—No me siento bien. Creo que me voy a desmayar —dijo, sintiendo su cuerpo extrañamente liviano.

Todo a su alrededor giraba de forma vertiginosa y brusca.

—Siéntate, siéntate —le sugirió Sophie, tomándola del brazo y guiándola hacia la cama—. Solo respira. Él va a estar bien. Tal vez aún esté vivo. La policía resolverá esto, ¿de acuerdo? A lo mejor alguien con buena intención envió ese mensaje.

Charlotte, aún envuelta en la toalla y con gotas de agua resbalando por su piel, solo podía respirar por la boca, como una mujer en parto. Trataba de calmarse, aunque era casi imposible; su falta de aire era indescriptible. Por un momento pensó que terminaría en el hospital.

—Sí, pensemos que se resolverá. Él tiene que aparecer. Él tiene que aparecer —repetía Valerie, ansiosa, dando vueltas por la recámara—. La policía lo encontrará, y estará bien. Solo pensemos eso.

Después de media hora de silencio, Charlotte, un poco más calmada pero aún débil, habló en un tono bajo.

—No lo sé —dijo, mientras lágrimas caían por sus mejillas—. Pero tal vez tengan razón. Es mejor llamar a la policía y que ellos vayan a Tolland State. No se me ocurre otra cosa. —Soltó otra tanda de lágrimas—. Es que lo amo, lo amo mucho y no quiero que le pase nada malo. Y, mucho menos... —hizo una pausa, entre sollozos—. Mucho menos que muera.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora