Capítulo 3: No entres en el bosque

423 191 364
                                    

El reloj avanzaba cada vez más rápido, en sintonía con la vertiginosa velocidad del auto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El reloj avanzaba cada vez más rápido, en sintonía con la vertiginosa velocidad del auto. Las nueve y cuarenta minutos marcaba el teléfono de Sophie, justo cuando pasaban por Auburn, saliendo de Boston. La oscuridad de la carretera, flanqueada por arbustos, se hacía más densa e inevitable a través de las ventanas.

El paisaje se volvía cada vez más inquietante, especialmente debido a la falta de luz, salvo por los escasos autos que pasaban, dejando un veloz destello de luminosidad. En ese instante, por alguna razón, la profunda tristeza que embargaba a Charlotte pareció disiparse un poco, aunque ahora el miedo la acechaba. Aún tenía un sinfín de gotas de sudor resbalando por su frente, su espalda estaba completamente empapada y su respiración entrecortada resultaba molesta. Tal vez fue porque ya estaban en camino y la angustiosa espera de los días anteriores había terminado. Solo faltaba una hora de viaje para, probablemente, resolver el caso.

Si todo salía según lo planeado, llegarían al bosque de Tolland State antes de las once de la noche. No obstante, sintiendo la sudoración en sus manos sobre el volante, Charlotte trataba de acelerar lo más que podía, temiendo enormemente un retraso.

—Solo espero que no nos detenga la policía —dijo Sophie, suspirando. Luego lanzó una mirada pensativa y exclamó exaltada—: ¡Cómo no lo recordé antes! Parece que los oficiales no están trabajando hoy.

—Es verdad, no creo que nos detengan, a menos que haya algunos en la carretera —añadió Charlotte, tratando de respirar y mantener la calma—. No quiero que bajo ninguna circunstancia lleguemos a medianoche sin haber hecho algo.

—Bueno, aunque, ahora que lo pienso, no creo ser capaz de interrumpir un sacrificio, si vemos que... no sé, hay varias personas peligrosas —se atrevió a decir Sophie, nerviosa, pasando la mano por su cabello rojizo—. ¿Y si nos asesinan? Yo... no quiero morir esta noche, lo siento mucho por Bradley.

—Te entiendo, Sophie —respondió Charlotte, sintiendo el corazón latir aún más rápido—. No deberías estar aquí, esto es mi responsabilidad.

—¡Charlotte, a ti tampoco te corresponde esto! —aseguró Sophie, sin poder contener el llanto.

—Es que lo amo y haría cualquier cosa por él —aclaró Charlotte.

—¿Estás diciendo que morirías por él? —preguntó Sophie, secándose las lágrimas.

—Sí —respondió Charlotte, también contagiada por el llanto.

—¡No! No digas eso —protestó Sophie, soltando un sollozo devastador—. La verdad, pensé que la policía llegaría al mismo tiempo que nosotras, pero si no lo hacen... yo...

—¡Tranquila! —se apresuró a decir Charlotte, respirando con dificultad—. Si la policía no aparece, no tienes que entrar al bosque.

Sophie emitió un lamento desgarrador, casi como un presagio de muerte.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora