Capítulo 45: El Ashram

49 26 5
                                    

—¿Qué? ¿Dijo "maldición"? —cuestionó Rupert, frotándose las cejas con nerviosismo—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué? ¿Dijo "maldición"? —cuestionó Rupert, frotándose las cejas con nerviosismo—. Eso no puede ser posible. No puede ser posible. ¿Está seguro de eso? Por favor, pastor Myers, mi hijo no puede estar maldito.

—Lo lamento mucho, pero desde que lo vi, supe de inmediato que se trata de una poderosa maldición —aclaró el pastor, colocándose unos pequeños anteojos para ver con más claridad la cicatriz—. Sí, sí, está muy claro. Estas cicatrices son más profundas que las comunes. Además, ese dolor tan intenso, su aparición repentina y ese extraño color rojo oscuro me hacen estar totalmente seguro de ello. Francamente, no creo que sea una anomalía médica. Esto va más allá de todo.

—Entonces, estoy seguro de que fue... quien decía ser su novia —agregó Jacob, con temor—. Pastor, está muy claro: él se metió con una... una... bruja de las reales, de las que practican magia negra.

El pastor Myers, impactado por el comentario de Jacob, exclamó:

—¡Santo Dios! Ahora entiendo todo. Tengan mucho, pero mucho cuidado con los practicantes de magia negra. Es lo más peligroso que existe, son obras de Satanás manifestadas en este mundo. Bueno, por fortuna, contamos con nuestro Señor Jesucristo, quien puede contrarrestar todo eso.

—Pero díganos, ¿cómo podemos controlar esto? ¿Cómo podemos deshacer la maldición? ¿Y de qué se trata exactamente? —preguntó Rupert, tratando de mantener la calma pese a su trágico nerviosismo.

—Ese es el punto al que voy. Estoy seguro de que la maldición fue causada por alguien que... va a sonar aterrador, pero fue alguien que le declaró la muerte usando una magia muy potente. Aunque no lo logró, el dolor indica que la fuente de la maldición está cerca. Por eso se ve tan mal, por eso se irrita. Lo que tienen que hacer es alejar a la culpable, de lo contrario, puede empeorar.

—¿Quiere decir que... ¡¿esa maldita trató de matar a nuestro hijo con magia negra?! —preguntó Rupert, con furia repentina—. ¡Juro que la voy a asesinar!

—No, créanme, ella no fue la responsable, por favor, es una injusticia lo que están diciendo —interfirió Bradley, respirando hondo.

—¡Sí, ella lo hizo! —exclamó Theresa, con las manos temblando—. ¡Fue ella! ¡En el nombre del Señor! ¡Fue ella! Fue... fue... —decía, y de repente, su cuerpo no resistió. Sintió un brusco mareo, sus ojos se cerraron, y cayó al suelo.

De inmediato, Rupert llamó una ambulancia. Theresa no pudo soportar la idea de que su hijo estuviera maldito por Charlotte, «la presunta bruja diabólica».

Al llegar a la sala de urgencias, junto a Rupert, Theresa fue internada por trastorno de estrés postraumático, mientras Bradley y Jacob se quedaron en la iglesia. El pastor Myers tenía que terminar su tarea.

—Bradley, por favor, acuéstate bocabajo —ordenó el pastor, con evidente temblor en la voz.

Bradley se recostó sobre la butaca de madera, con la espalda al descubierto. El frío se sentía intensamente desde su estómago hasta su pecho, deslizándose por su espalda y terminando en su cuello. Su respiración era agitada. De repente, comenzó a escuchar una voz prominente, con una entonación poderosa, como un exorcismo.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora