Capítulo 5: Sangre en la acera

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Cualquier persona estaría aterrorizada y asombrada al darse cuenta de la suerte que tuvieron, si es que eso se puede llamar «suerte»

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Cualquier persona estaría aterrorizada y asombrada al darse cuenta de la suerte que tuvieron, si es que eso se puede llamar «suerte». Sin embargo, en ningún momento tuvieron la certeza de que los brujos hubieran muerto por completo. La inquietante sensación de que alguien los persiguiera duró todo el camino hasta que divisaron la carretera. Ese pedazo de pavimento parecía una entrada al cielo, o a un olimpo encantador, donde solo unas pocas almas privilegiadas podían llegar. Fue una experiencia mágica, pero en el mejor sentido posible.

Un reflejo de luz iluminó el entorno oscuro; era el Dodge Journey, que seguía estacionado allí. Sophie, que estaba en uno de los asientos delanteros, jamás olvidará el momento en que vio a Charlotte y a Bradley acercándose a grandes pasos.

«Por Dios, son ellos, es increíble. ¡Son ellos!» pensaba Sophie, abrumada por una avalancha de emociones. Después de la sorpresa y la perplejidad, lo que predominó fue un inmenso alivio. Curvó sus labios en una sonrisa confusa pero triunfante, con lágrimas emotivas en los ojos.

Bradley estaba casi desnudo, salvo por los calzoncillos blancos que llevaba puestos, mientras que Charlotte estaba empapada por la lluvia, con su cabello y zapatos mojados. Su piel estaba tan pálida como la de un fantasma, y los horrores vividos minutos antes se reflejaban en su rostro como espantos transparentes.

Sophie quiso abrazarla de inmediato y decirle cuánto había sufrido mientras esperaba en el auto. Había pasado más de una hora en el bosque y también quería preguntarle a Bradley sobre lo ocurrido. Sin embargo, un escandaloso sonido interrumpió el momento: las sirenas de los vehículos policiales se escuchaban acercándose. No era una buena idea quedarse allí estacionados, ya que había varios cuerpos muertos en el bosque, lo que probablemente los incriminaría. Nadie creería una historia tan retorcida, que parecía un cuento de Halloween surrealista y estúpido.

Al subirse al auto, Charlotte le pidió a Sophie que tomara el volante y arrancara a gran velocidad. Era mejor evitar cualquier posible vínculo con los cuerpos de los brujos. Aparentemente, parecían humanos jóvenes, pero con capas negras. Y ni hablar de los cuerpos de los policías del distrito D-5.

—¡No entiendo qué está pasando! —exclamó Sophie, alterada y aún secándose las lágrimas—. ¿Acaso alguien los persigue?

—No hay tiempo para explicaciones, y no creo que nadie nos persiga, pero es mejor que arranques —respondió Charlotte, asegurándose de que el auto policial no estuviera cerca—. Después te contaré con calma —agregó, mirando cómo sus manos todavía temblaban.

Confusa y alterada, Sophie comenzó a conducir rápidamente. Por suerte, la policía no los alcanzó a ver.

Era lógico que Bradley y Charlotte aún estuvieran en estado de shock por los horrores vividos minutos antes. Les resultaba difícil articular palabras coherentes. Bradley comenzó a sollozar en silencio, con el dolor claramente reflejado en sus ojos. Esto llamó la atención de Sophie, que lo observaba a través del retrovisor.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora