Capítulo 14: Perseguida por la sombra

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La misteriosa arveja siguió rodando y aterrizó justo en el plato de la señora Walker, pero, por suerte, ella no lo notó

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La misteriosa arveja siguió rodando y aterrizó justo en el plato de la señora Walker, pero, por suerte, ella no lo notó.

Charlotte se sentó junto a Bradley, tratando de disimular la expresión de aburrimiento.

Él la observó con leve preocupación, que se reflejaba en sus cejas.

—Amor, ¿pasa algo?

—No, es que no me siento muy cómoda —respondió, en un tono casi inaudible.

—Si quieres, nos vamos antes —le dijo él, en el mismo tono bajo.

—No, tranquilo —repuso Charlotte, con la mirada fija en el mantel rojo.

La oración de Debbie fue lo único que se escuchó durante unos largos minutos, en los que todos permanecían con los nudillos unidos y los codos sobre la mesa. Al término de las últimas palabras, los cubiertos comenzaron a sonar.

—Está delicioso, gracias, Theresa, me encanta el sabor del pavo —decía su amiga Ana.

—Sí, gracias, está exquisito. En verdad estoy muy feliz porque estemos todos reunidos hoy en familia, que todos estemos bien, que Margot entre por primera vez a la universidad el próximo semestre... que Jacob haya ganado su caso —decía Debbie, emocionada.

—¿Qué caso ganaste, Jacob? —preguntó Theresa—. No me habías contado nada sobre un caso.

—Bueno, ya que estamos todos aquí reunidos, es el mejor momento para contárselos —manifestó Jacob, mientras partía un pedazo de pavo—. Resulta que mi cliente, el señor Jordan Harrison, estaba peleando por la custodia de su hija, porque se separó de su esposa, y no van a creer por qué. Lo que pasa es que ella... dice ser bisexual —dijo, bajando completamente el tono de voz.

Margot abrió los ojos como platos.

—¿En serio? —Quiso asegurarse de que tal cosa fuera cierta, con la boca tan abierta como si él estuviese diciendo que vio a Dave volando por el aire.

—Qué horror, Jacob, es mejor no hablar de esas cosas —añadió de inmediato Theresa, dándose la bendición.

—Espera, mamá, déjame terminar de contar la historia —dijo Jacob, en voz alta—. Entonces, ella se fue a vivir con su novia y tenían planeado mudarse con la niña de cinco años como si fueran una familia normal. ¿Pueden creerlo? Entonces yo le dije al señor Harrison: lo siento mucho, tu exesposa es una enferma mental; ser homosexual o como lo quieras llamar, es una enfermedad, y tu hija no puede criarse con un par de enfermas —puntualizó Jacob.

A Charlotte se le formó un nudo en el estómago.

—Discúlpenme, ya regreso, tengo que ir al baño, con permiso —interfirió, levantándose de la mesa mientras era observada por varios ojos.

Al perderse por un par de corredores oscuros, Charlotte encontró el baño, selló la puerta, se sentó sobre el retrete y sus uñas transitaron por su cabello varias veces.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora