Capítulo 15: El protector de espíritus

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Bradley, con lágrimas aún bajo sus ojos pero en un estado de quietud, a punto de secarse, distinguió el auto de policía y los sonidos de las sirenas que seguían atronando en el aire y la nieve oscura

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Bradley, con lágrimas aún bajo sus ojos pero en un estado de quietud, a punto de secarse, distinguió el auto de policía y los sonidos de las sirenas que seguían atronando en el aire y la nieve oscura. En un principio, no se le pasó por la cabeza que aquello tuviera algo que ver con Charlotte, y mucho menos con su exnovia. No obstante, al acercarse un poco más, lo que alcanzó a contemplar hizo que diera largos pasos, y en sus ojos se dibujaron mil tormentos repentinos.

«Esto no es posible...» pensó, cuando llegó a la conclusión de que la chica esposada que estaba siendo inducida en el auto era Marie Clark, y la otra chica, envuelta en una gruesa manta, era ¿Charlotte?

—Oficiales, ¿qué está sucediendo? —preguntó apresuradamente, aún dando pasos hacia esa dirección—. Yo soy Bradley Walker, y ella, la chica rubia, es mi nov... —Marie ahogó sus palabras mientras ocupaba una de las sillas traseras del vehículo.

—¡No! ¡Por favor, no quiero oírte decir eso! ¡Regresa conmigo! ¡Te lo pido! ¡Nunca dejé de amarte! ¡Me prometiste que estaríamos juntos para siempre! —vociferaba ella, entre llantos desmedidos y con la expresión colorada.

Bradley rascó su cabello ansiosamente y luego sus cejas una y otra vez, terminando en las sienes.

—Oficiales, ya saben que ella no está bien de la cabeza, así que... —decía, muy avergonzado, mientras los oficiales, a punto de soltar risitas, luchaban por mantener una expresión seria.

—Bueno, ya debe saber muy bien qué es lo que sucedió aquí —agregó uno de ellos, un oficial de gran estatura y musculatura discreta—. La señorita Marie Clark volvió a escapar de su arresto domiciliario y, al parecer, intentó agredir a esta ¿señorita...? —comentó, dirigiéndose a Charlotte con intención de saber su nombre.

—Charlotte —afirmó, aún temblorosa, tanto en la voz como en el cuerpo.

Según los acontecimientos anteriores, Marie Clark había sido arrestada hace un año por herir brutalmente, con un cuchillo afilado, a una chica con la que Bradley estaba saliendo en ese entonces: Gisselle Auburn. Gisselle era una esbelta muchacha francesa que quedó lo suficientemente traumatizada como para que él nunca volviera a saber de ella. Nadie quisiera tener como pareja a un chico con una exnovia psicópata, en todo el sentido de la palabra, como lo era Marie Clark.

Después de un juicio, la condenaron a dos años de prisión en la cárcel del condado de Suffolk, pero, por suerte, su padre pagó una buena cantidad de dinero para evitar su traslado allí. Dadas las circunstancias, la sometieron a prisión domiciliaria. Durante todo ese tiempo, permaneció encerrada en su propia casa. No obstante, había escapado cinco veces (razón por la cual ya era conocida por muchos de los oficiales de Boston) y había planeado perseguir a Charlotte en algún momento, pues la tenía entre ojos desde que Bradley la dio a conocer en las redes sociales.

Marie tenía el malévolo plan de espiar la cena navideña. Aunque no estaba segura de si Charlotte asistiría, ver a Charlotte abandonar la cena y correr por las calles solitarias de la calle Concord fue para ella un elixir de adrenalina en su máximo apogeo.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora