Capítulo 17: Un baile de máscaras

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Mientras Charlotte se maquillaba los labios, estos se volvían tan rojos, como que su vestido

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Mientras Charlotte se maquillaba los labios, estos se volvían tan rojos, como que su vestido.

Sophie, frente al espejo, se aplicaba rímel apresuradamente.

—Ya van a llegar y todavía no me he puesto los zapatos —dijo, observando el desastre de sombra negra que cubría el tocador.

—Sophie, aún faltan quince minutos. Michael dijo que llegaría a las siete y cuarenta —recordó Charlotte, terminando los últimos retoques en su cabello—. Oye, ¿por qué no me habías contado que saldrías con Michael? —preguntó, mientras inhalaba el olor a laca.

—Es que... hoy mismo me envió un mensaje, preguntando si quería ir al baile con él —explicó Sophie, mientras se ponía rubor—. Luego, me invitó a tomar un helado. Lo siento, todo pasó muy rápido —agregó, con una sonrisa—. Así que decidí que te lo contaría cuando llegaras.

—Ah, ya entiendo. Bueno, estoy muy feliz por nosotras —admitió Charlotte, sintiendo una mezcla de felicidad y nervios por el baile—. Al final todo salió bien, tú finalmente sales con Michael y al parecer le gustas, además, no he vuelto a saber nada de... bueno, ya sabes...

—Es un alivio enorme, ni siquiera puedo creer que... —Sophie escuchó un estrépito que parecía la limusina que las recogería—. ¡Llegaron! —exclamó, emocionada—. ¿Cómo me veo?

—Te ves perfecta —afirmó Charlotte, observando cómo Sophie brillaba; sus ojos verdes resaltaban con el maquillaje oscuro, sus labios relucían, su cabello lacio estaba impecable, y el vestido la hacía lucir como una estrella de Hollywood.

—Gracias, tú también estás preciosa —aseguró Sophie. Charlotte parecía una princesa de cuento de hadas; su cabello rubio platino destacaba con el vestido rojo, sus labios carmín contrastaban con su piel clara, y el vestido ajustado acentuaba su figura. Cualquiera diría que era una fantasía.

—Gracias, Sophie —dijo Charlotte, nerviosa, tomando su pequeño bolso brillante—. Apúrate, ponte los zapatos, creo que escucho a Michael.

Mientras Sophie se ponía los zapatos, la limusina volvió a pitar, acompañada de la voz de Michael y algunas risas masculinas.

—¡Sophie, ya llegó la limusina! Baja —gritó Michael desde abajo, mientras ella se asomaba por la ventana.

—¡Ya bajamos, en un minuto! —respondió Sophie, sonriendo, fijándose en lo bien que se veía Michael con traje.

Bajaron las escaleras, risueñas y algo ansiosas. Afuera, escucharon algunos comentarios de admiración.

—¡Ustedes son las chicas más lindas que he visto! —dijo Oliver Roman Jordan, uno de los amigos de Michael, más conocido como "R.J el chupa vaginas".

—Oye, R.J, Sophie es mi pareja, además, tú tienes la tuya —dijo Michael, al ver la exagerada excitación de R.J.

—¿Qué tiene de malo, Lynch? —preguntó R.J—. Solo dije que son las más lindas.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora