Capítulo 56: Te necesito mas que la morfina

37 19 6
                                    

En cuatro días abrirían los ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En cuatro días abrirían los ojos. Como Charlotte explicó, bajarían lentamente hasta la mesa. Quizás, muchos de los brujos las observarían, incluido su adorado rey, Edland Polanski. Los aplausos resonarían en el oculto lugar bajo la ciudad de Salem, y luego, llamarían a su "resucitadora", Charlotte, para que asistiera a una misteriosa fiesta a la que probablemente no querría ir. Aun así, no le quedaría otra opción que asistir, sabiendo que se encontraría de nuevo en persona con Eleanor y Adhelaida Woods.

Después del partido, en la fraternidad, el ambiente se sentía un poco tenso. Ashley, Jenna y Camila sabían de qué hablaban todos. La supuesta bruja vivía bajo su mismo techo. No obstante, Jenna no creía en ese tipo de cosas, Camila creía que Charlotte lucía como una buena persona, y Ashley, sentada en la cama de su habitación, murmuraba en voz baja mientras Jenna la escuchaba:

—Todos dicen que es una bruja, y observé la fotografía. Hacía algo horrible con cuerpos muertos. Fue asqueroso, estoy suficientemente traumatizada como para poder dormir esta noche aquí. Quiero volver a Zeta, allá por lo menos no hay brujas reales.

—Por favor, Ashley, entiende lo que te voy a decir —dijo Jenna mirándola fijamente—: ¡Las brujas no existen! Solo en los cuentos de terror o de hadas, yo qué sé, pero en el mundo real, no existen. Y si existieran, créeme que Charlotte jamás sería una de ellas, más bien sería un ángel caído del cielo.

—¿Qué? —replicó Ashley, lanzando su teléfono bruscamente sobre la cama—. ¿Acaso estás diciendo que te gusta Charlotte?

—No me gusta, me encanta —admitió Jenna, y su mirada se perdió por un momento—. Sus ojos tienen un color hermoso, su piel es como porcelana, su cintura es tan delgada, y en serio, parece una princesa. Juro que si ella también fuera lesbiana, la besaría, la acariciaría y...

—Contrólate, Jenna, contrólate. Lo más probable es que sea heterosexual. Además, estoy segura de que no viste las fotografías, porque de ser así, no querrías hacer nada con ella. ¿Acaso eres satánica?

—Sí, las vi —afirmó Jenna, rodando los ojos—. Tal vez practicaba un extraño ritual, no sé para qué, pero sea como sea, no deja de ser hermosa.

—Pues yo no sería capaz de revolcarme con ella. Para mí que sí es una bruja. Das asco, Jenna —concluyó Ashley, cubriéndose con las mantas y poniéndose unos audífonos.

—Tú eres la que da asco. ¿Sabes qué? Voy a ir en este momento a su habitación y le preguntaré qué estaba haciendo ese día en la cabaña. Estoy segura de que tiene alguna explicación —dijo Jenna, dándose cuenta de que Ashley ni siquiera se molestó en escucharla. Probablemente, la música ya repercutía en sus oídos a un volumen excepcional.

Los pasos de Jenna resonaban por el corredor. Sus oídos estaban atentos, y de pronto, escuchó un débil llanto que provenía de la recámara de Charlotte.

«¿Será ella? ¿Por qué llora? Lo averiguaré», pensó y luego abrió la puerta; la imagen que contempló fue un cabello platino desparramado sobre la almohada, y un rostro oculto bajo las gruesas mantas.

Sicretum (algo oculta Salem)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora