Era la clase de filosofía de viernes y Gavrel nos estaba hablando con tono autoritario porque el avance del proyecto que la mayoría había entregado daba pena.
—Quedan un par de semanas para la entrega final, chicos, necesito colaboración. No quiero tener que tomar exámenes de filosofía en vacaciones, pero lo haré si me siguen entregando trabajos con faltas de ortografía, redacción de un niño de primaria y conceptos vagos y sin profundizar. No me sirve que me nombren un montón de pensadores como en lista y no me hablen de ellos —explicaba.
Estaba distraída, es noche era la noche.
El sir me había preparado para comportarme como miss seducción 2019. Debía atontar al dueño del hostel lo suficiente para que soltara la lengua. Eliseo estaría fuera, escondido en caso de que las cosas se pusieran peligrosas.
—Señorita Murath, ¿no le interesa lo que les digo? Le aclaro que su trabajo no destacaba por su brillantez —dijo Gavrel. Se había acercado un poco y me miraba con severidad.
—Oh, disculpe, profesor, pero dar un examen en verano no me molestaría para nada. Al menos tendría una excusa para ver su linda cara —solté con una sonrisa guasa.
La clase se rio al entero, Sabrina me miró horrorizada, pero ver el rubor en las mejillas de Gavrel y su rostro entre avergonzado, asustado y sorprendido valió la pena.
—Que impertinencia —dijo enojado—. Al director le gustará saber que se dedica a faltar el respeto a los maestros además de no prestar atención...
—Profesor, yo no le falté el respeto, solo dije algo que toda la población femenina de la clase piensa —dije desafiante.
—Sí —se escuchó a coro bajito.
—Claro, profe. Es del estilo nerd sexy —dijo Paty y me guiñó el ojo.
—Ambas, a dirección ahora —dijo.
Paty se levantó muy sonriente y yo la seguí con satisfacción al ver la cólera en el rostro de Gavrel.
En el pasillo ella me habló.
—No sé que te hizo, pero fue una buena venganza, se moría de la angustia —dijo ella riendo.
—Es que... —me callé antes de ir muy lejos.
—¿Qué? ¿Tiene una en cada clase? Eso me pasó a mí —dijo con un puchero.
—No, solo... terminó y quería molestarlo un poco, que deje esa fachada de tipo serio e intocable —dije.
Ella asintió y luego abrió la puerta del despacho del director.
Una amonestación después, y volvíamos a los pasillos.
—Paty, ¿nunca te has enamorado de dos personas a la vez? —le pregunté entonces. No sé por qué confiaba en ella, pero así era, se había mantenido cerca de mí en el hospital y luego también. Extrañamente quería mantener contacto con ella luego de terminadas las clases.
—Ay no, niña, los rollos con los profesores no pueden terminar en amor —dijo.
—Por favor, solo dime —pedí frunciendo la cara.
—No, si me han gustado dos personas a la vez, pero creo que nunca me he enamorado, Danni, lo siento —dijo con sinceridad.
Gemí, desesperada.
¿Por qué Eliseo tenía que confundirme así? Tal vez Logan tuviera razón y debería alejarme de ambos hasta entender mis sentimientos.
La distancia de Gavrel me dolía, pero sabía que me amaba, ¿no? Y que solo se estaba haciendo el difícil, el mártir por un bien mayor... ¿no?
ESTÁS LEYENDO
Deuda de sangre
RomanceLuego de la muerte de su padre, Dannika Murath, de dieciocho años, pasó a ser la tutora de su hermana y la heredera de una deuda con la mafia austríaca de la ciudad: los Bunner. Cuando le dieron a elegir entre la muerte o ser la mensajera de la fami...