Dramas de chicos.
Tenía dramas de chicos.
O al menos así era en mi cabeza.
Eli estaba aún despierta, recostada en el sofá con un libro, cuando me acosté a su lado, molestándola un poco. Me decidí a contarle un poquito de mi vida, para sentir que aún podía ser sincera y para otorgarle un poco de normalidad a este embrollo.
—Tengo un lío de chicos, Eli.
Ella se puso de costado y me miró alzando una ceja. Decidí que practicaría frente al espejo hasta que me saliera hacerlo.
—Sé que hablaste por teléfono con Eliseo...
—¿Crees que está mal que te gusten dos chicos a la vez? ¿Que disfrutes pasar tiempo con ellos y coquetear un poco? —le pregunté haciéndola a un lado y acomodándome con ella.
—¿A mí me preguntas? Ni siquiera he dado mi primer beso —respondió con sorpresa—, pero está mal que juegues a dos puntas, Danni.
—Es que no estoy jugando a dos puntas. Solo... tal vez me gusten dos chicos.
—¿Quién es el otro? ¿Dionisio? —preguntó y sonreí.
—No, tonta, Dionisio está esperando a que crezcas —dije y ella me miró ofendida.
—Eso sería muy raro.
—Pero te gustaría.
—No des vueltas ni desvíes el tema —pidió con las mejillas muy coloradas.
—El otro es mi profesor de filosofía.
—Ah, pero él es tu amor platónico desde que lo veías por los pasillos el año pasado, Danni, eso no cuenta...
—Pero tal vez él sienta algo por mí —le confesé incorporándome sobre un codo de costado para quedar enfrentada a ella.
—Espera, ¿me estás diciendo que de verdad fuiste a entregarle un trabajo? ¿Me estabas diciendo la verdad? No puedo creerlo, el cielo se va a caer.
—No seas exagerada, te estoy diciendo la verdad ahora —le respondí poniendo los ojos en blanco.
—Sí, está bien —se río—. ¿Fuiste a verlo y se te insinuó o algo? ¿Cómo le vas a entregar trabajos a la casa?
—Me miró el culo, lo descubrí y lo admitió diciendo que tengo un lindo culo.
—Pero si no tienes culo, digo...
—Esa broma dejó de tener gracia desde que si me creció culo, nena —dije. Hacía cuestión de dos veranos mi cuerpo decidió que ya bastaba de ser una tabla y había decidido que inflaría las nalgas de golpe, demasiado de golpe. Eso me había dado un lindo trasero pero cubierto de estrías por doquier que me hacían sentir insegura siempre que usaba bikini.
—Sí, pero las tetas no, así que esa broma sigue en pie —dijo señalando su busto más grande que el mío—. Sigue contando.
—La cosa es que terminamos coqueteando hasta que recordé a Eliseo y me sentí fatal —le expliqué. Era casi cierto.
—Ay Danni, no sé que decirte. La única vez que un chico quiso algo conmigo fue Ricky y sabes como terminó todo.
—Lo recuerdo, tuvieron que cambiarlo de clase, incluso debió ir papá a hablar al colegio.
Mi hermana había tenido un acosador el año anterior. Al principio le dejaba notas anónimas en su mochila diciéndole que era la chica más hermosa y que soñaba con ella, hasta que ella descubrió quien era por la letra y le preguntó a Ricky directamente.
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Deuda de sangre
RomanceLuego de la muerte de su padre, Dannika Murath, de dieciocho años, pasó a ser la tutora de su hermana y la heredera de una deuda con la mafia austríaca de la ciudad: los Bunner. Cuando le dieron a elegir entre la muerte o ser la mensajera de la fami...